miércoles, 30 de marzo de 2016

Comandante Manuel Marulanda Vélez

Por Nelson Lombana Silva

 El pasado 26 de marzo se conmemoró en Colombia el octavo aniversario de la muerte física del comandante guerrillero, Manuel Marulanda Vélez. Murió – al parecer – plácidamente en los brazos de su compañera y de su guardia personal, venciendo de esta manera la criminalidad del régimen, quien utilizó los métodos más innobles para asesinarlo. Murió victorioso, protegido por su ingenio, por el poder inmaculado de su ideología fundamentada en el marxismo – Leninismo y en su proyecto político – militar. 



En distintas regiones del país y fuera de él, se organizaron los más diversos actos conmemorativos, destacando la gesta de este campesino humilde, que en su infancia fue vendedor de dulces, matarife, comerciante y campesino en su patria chica Génova. No tuvo el privilegio de estudiar durante su niñez teniendo que dedicar sus energías a buscar el sustento diario, tanto para él como para su núcleo familiar.


También consagrar sus energías a defenderse de la sórdida violencia desatada por la burguesía apalancada en los dos partidos tradicionales: El Liberal y el Conservador. Ir de un lado para otro al lado de sus congéneres en busca de la añorada paz, la cual le resultó esquiva de principio a fin.


Aquel humilde campesino, como millones de colombianos y colombianas, fue empujado a la guerra por esta rancia oligarquía que hoy posa hipócritamente de pacifista y humanista. El interés económico de la burguesía y el imperialismo norteamericano, se impuso en Colombia a sangre y fuego, sobre montañas de crímenes horripilantes.


Esa es la primera claridad y precisión que hay que hacer: El Comandante Manuel Marulanda Vélez, fue obligado a ir a la guerra. ¿El objetivo? Defender su vida y la vida de millones y millones de colombianos y colombianas. Eso fue lo que hizo durante su peregrinar victorioso por cordilleras y llanuras de Colombia, al lado de un ejército revolucionario que fue consolidando con la paciencia de Job y la constancia de la gota de agua sobre la roca. Formó un ejército invencible; porque no solo lo armó militarmente, sino políticamente. Tuvo lucidez mental, política y militar para orientar sus armas contra el enemigo de clase. Lo logró en grado sumo.


Comenzó su gesta histórica en las ubérrimas pendientes del sur del Tolima, Chaparral, Planadas, Gaitania y la vereda insigne: Marquetalia. Bajo el infame traqueteo de las ametralladoras y las descomunales bombas, 48 campesinos liderados por Manuel, le hacen frente a 16 mil militares orientados por los Estados Unidos con armamento de punta, en desarrollo del plan Laso, en 1964, siendo presidente Guillermo León Valencia, ficha clave del Tío Sam.


Sería demasiado limitado mirar la obra del comandante Manuel, solo por su férrea audacia militar, que de por sí, es grandiosa e histórica. Al comandante Manuel hay que dimensionarlo también como político, humanista, pacifista y visionario. Revolucionó el pensamiento político y militar en Colombia. Su obra está por ser recopilada y estudiada detenidamente, por cuanto aportó elementos propios. En otras palabras, desarrolló creativamente el marxismo – leninismo y los elementos propios objetivos y subjetivos del país.


En el marco de esta efeméride, Tania, joven guerrillera, dijo espontáneamente al conocer parte de la vida y obra del comandante Manuel Marulanda Vélez: “No fue ningún criminal, no fue un bandolero, como dicen la oligarquía y los medios de comunicación, fue un revolucionario, un campesino honesto que fue obligado a levantarse en armas”.


Por su parte, Luis Rosendo Cruz Barrios, habitante de Chaparral (Tolima), quien a la edad de once años llegó a El Davis, junto con sus padres, huyéndole a la violencia bipartidista, recuerda la imagen que tiene del comandante Manuel, de la siguiente manera:


“En El Davis, conocí al compañero Manuel Marulanda Vélez, siendo él muy joven y yo muy niño. Cargaba una escopeta de cápsula muy buena. De la primera comisión grande que despachó El Davis, hacía parte el compañero Manuel y los principales dirigentes. Esta se encaminó al sitio llamado Órgano, Huila. Allí se tomaron el cuartel de policía donde había 40 uniformados bien armados y lograron reducirlos a la impotencia cogiendo todos esos pertrechos de guerra. Esa vez pelearon hasta con machete”. [i]


Manuel Marulanda Vélez pasa a la historia como uno de los grandes estrategas militar y político de la era contemporánea a nivel mundial. Su obra no pierde vigencia y podría cristalizarse plenamente en el proceso de paz de la Habana. Manuel vive en todo revolucionario que lucha por una segunda y definitiva independencia de Colombia. En sus ocho años: ¡Honor y Gloria!


[i] Fundación Semanario VOZ La verdad del pueblo. Colección batalla de Ideas. Vol. 2. Febrero 2013. Página 70. 





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