domingo, 6 de marzo de 2016

Al conmemorar el 8 de marzo: Día internacional de la mujer

Compañera Doris Romera interviene en la sede departamental del Partido Comunista en Ibagué. Foto Nelosi.
Por Nelson Lombana Silva

El 8 de marzo es el día internacional de la mujer trabajadora, mujer que con su esfuerzo heroico y silencioso ha permitido el desarrollo de la humanidad y la felicidad de los hombres. Encarna ternura, honradez, valor y decisión. Ser valiente y desprendido que da lo mejor de sí a cambio de nada. Portadora de vida, de sueños y de esperanza; pero también portadora de lucha y resistencia en las condiciones más adversas y dramáticas.



La historia de la humanidad guarda ejemplos de heroísmo de innumerables mujeres que con su carácter, disciplina y conciencia de clase, contribuyeron a construir las bases de una nueva sociedad que se abre paso poco a poco con avances y retrocesos, con aciertos y desaciertos, con contradicciones y no contradicciones. A todas ellas honor y gloria.


Son – igualmente – innumerables las luchas que ha dado a través de la historia contra la brutal explotación del régimen capitalista, contra el machismo, contra la segregación racial y contra la cosificación a que ha sido sometida por el neoliberalismo. A esas mujeres luchadores y consecuentes, nuestro eterno reconocimiento.


Cómo no recordar a Manuelita Sáenz, La Pola, Policarpa Salavarrieta, Manuela Beltrán, María Cano. A propósito, un saludo fraternal y revolucionario a todas las mujeres comunistas del planeta, de América Latina, de Colombia, del Tolima y de Ibagué. Queremos destacar el entusiasmo de la camarada Doris Romero, que inquieta halló una semblanza biográfica de María Cano, la cual fue escrita por su compañero Ignacio Torres Giraldo, en la encantadora ciudad de Palmira (Valle), semblanza publicada en la revista “Documentos Políticos” que publicaba el Partido Comunista Colombiano.


Entusiasta, Doris Romero, la transcribió y la publicó. Hoy la reproducimos ad portas de celebrar el día internacional de la mujer y como un reconocimiento a la compañera Doris Romero por su espíritu inquieto, crítico y analítico. Hablar de la “flor del trabajo”, es hablar de una mujer revolucionaria, íntegra que enseñó más con el ejemplo que con la palabra. Es un ejemplo para imitar en el gran inicio del siglo XXI cuando la moral revolucionaria hace crisis, lo mismo la mística revolucionaria que nos enseñaros nuestros antepasados. María Cano nos invita a reasumir esa postura mística, lo mismo la compañera Doris Romero.


Así las cosas, reflexionemos leyendo un fragmento de la vida de la camarada María Cano. Hay mucho por aprenderle a esta mujer menuda pero gigante en sus ideas políticas y revolucionarias:


EN MEMORIA DE MARIA CANO


El pasado 26 de abril murió en Medellín casi octogenaria, MARIA CANO, la famosa mujer revolucionaria cuyo nombre llenó toda una época de las luchas sociales en Colombia. Como homenaje a la memoria de María Cano publicamos el esbozo biográfico de la “Flor del Trabajo” escrito por su compañero de luchas, el veterano revolucionario: Ignacio Torres Giraldo.


Dos de mis buenos amigos de Medellín  - Juan de Dios Toro y Oscar Zapata _ me comunicaron ayer (26 de abril) en cordiales mensajes de pesar, la muerte de María Cano. Deploro no haber estado a su lado en los últimos días  de su vida y no haberle despedido el día de hoy. Y precisamente hoy empiezo  a leer  en notas de periódico y a oír  en noticias radiales a personas improvisadas de apologistas de la extraordinaria  mujer de clase media culta que se fundió en la marea popular, durante la tercera década del siglo, y que luchó con tal bizarría por los derechos y las aspiraciones del pueblo como ninguna otra mujer de Colombia y de América, lo ha hecho.


María Cano nació el 12 de agosto de 1887, a las 11 de la mañana en un día viernes, en la ciudad de Medellín. Como se ve tenía 79 años, 3 meses y 14 días, exactamente. Por el año de 1920 se vinculó María, como escritora al diario  “El correo Liberal” de sus ciudad. En la misma época participó en el grupo literario que aprestigiaban entre otros, el prosista Efe Gómez y el poeta Abel Farina y que publicó la revista “Cyrano”. En 1924 comenzó María a relacionarse con obreros que acudían a la Biblioteca Publica Departamental, donde ella era lectora habitual. Estas relaciones la ligaron a los barrios populares, al punto de ser elegida “la flor del trabajo” de Medellín en 1925.


María se convirtió rápidamente en bandera de la inconformidad  popular que desbordara su ciudad y departamento  para envolver en la llama de su palabra  a todo el pueblo laborioso de su país. Fogosa oradora, polemista de tribuna, valiente y audaz, esta mujer menudita y delicada hechiza a las multitudes. Atraídos por la fascinante agitadora de las nuevas ideas proletarias, los mineros de la remota zona  de oro en Antioquia  le organizan su primera gira  al duro paisaje de los socavones, en el mismo año de 1925.


En el año 1926, los trabajadores del Magdalena medio y del Tolima le organizan a María su segunda gira política. A fines de tal año llega a Bogotá como delegada de Antioquia al tercer congreso obrero, que la elige primera vicepresidenta  y la aclama FLOR DE TRABAJO NACIONAL. En este congreso se creó el PARTIDO POPULAR SOCIALISTA REVOLUCIONARIO  y María pasó a ser miembro destacado de la dirección en su Departamento y en la Nación, llevando la vocería de la entidad y como bandera de una caudalosa manifestación pública, María pronuncia un extraordinario discurso político  ante el Ministerio de Gobierno, denunciando los atropellos de que era víctima los dirigentes de las masas y exigiendo la libertad  de muchos de ellos  que entonces como ahora se hallaban en las prisiones del país.


Terminando el congreso obrero de 1926, los dirigentes de Boyacá le organizan a María su tercera  gira de agitación y propaganda, a través de Tunja y Sogamoso, que por cierto de cumple con episodios tan dramáticos como la expulsión y el encarcelamiento de los voceros de la rebeldía del pueblo precisamente en la tierra que sello con la batalla del 7 de agosto de 1819 la libertad del yugo Español. A fines de 1926  y principios de 1927, María Cano realiza la cuarta  gira, por el río y en balsa  entre el entonces puerto fluvial  de Girardot y la zona petrolera de Barranca. En esta, a la sazón colonia de la Tropical Oíl Company, se preparaba la segunda huelga obrera  y la presencia de María  estaba destinada a levantar los corazones, a templar el acero de la voluntad proletaria.


En 1927 María cumple su quinta y más espléndida gira por el occidente  y sur del país. En Manizales soporta y sale airosa del abaleo de la policía. En el valle cada jornada es una apoteosis de fervor popular. Cali, Bucaramanga, Popayán, Palmira, Buga, Tuluá,  y después Armenia y Calarcá, se retuercen como mareas,   ante el verbo encendido de la extraordinaria agitadora del pueblo. En este año de 1927 María es encarcelada, cuando fuerzas oficiales  armadas atrapan la primera convención socialista  revolucionaria  de la Dorada y reducen a prisión  a sus integrantes. Sin embargo a fines de tal año, parte María de Medellín hacia Bucaramanga para su sexta gira política por Santander, y al empezar el año 1928 María está en el Departamento de Bolívar, luego en el Atlántico  y finalmente  en el Magdalena. En esta última etapa antes del arribo a Santa Marta  María   se interna en la zona bananera,  Allí en la Colonia de la Unitet  Fruit Company, los trabajadores colombianos esclavizados planean una gran huelga y la presencia de la formidable agitadora  se necesita para despertar  la incipiente conciencia nacional  y de clase de las masas.


María, en fin, cruzó de mar a mar el suelo Colombiano, despertando del sueño feudal, el pueblo laborioso. Y en la tercera década del siglo, cuando se luchó con bizarría  por la jornada de ocho horas, por el descanso dominical remunerado, por la conquista de prestaciones sociales fundamentales, por la constante mejora de los salarios  y sobretodo, por el trato humano  de los trabajadores, una voz de mujer con  acentos de campana   de libertad, como la de María Cano  es natural que llenara  y en realidad llenó un ancho espacio en la historia de la lucha de clases en Colombia.


María entendía la política de alianzas y en los años en 1926 a 1928, inclusive, lucha al frente de grandes masas junto a grupos, comandos y dirigentes que transitoriamente defendían la solidaridad  con el ejército de Sandino, enfrentado a los invasores yanquis en Nicaragua, y que defendían así mismo las libertades públicas de Colombia, tarea que fue siempre de primer plano entre nosotros. En este frente de las alianzas María Cano habló al lado de eminentes jefes  liberales  y conservadores, como lo hizo - en el año 1928-  al participar en una caudalosa manifestación pública, en Medellín, al lado del ex presidente demócrata Carlos E. Restrepo.


En 1929 María – como la casi totalidad de dirigentes de masas – estuvo por varios meses en prisión, acusada de haber participado en la organización de la heroica huelga de las bananeras  y estar vinculada a los brotes de insurrección  armada que por entonces se sucedían en el país. Al llegar el año 1930, con la crisis del socialismo revolucionario  y la transformación de su activo  en el Partido Comunista  María Cano se margina por causas y circunstancias que explicó con amplitud en mi libro Biografía de María Cano.


Cuando María estuvo en la plenitud de su actividad, se la solía comparar, obvio que sin análisis,  con la comunera francesa Luisa Michet y la polonesa Rosa Luxemburgo .En Colombia,  si se hace excepción de Manuela Beltrán figura fugaz de los comuneros del socorro, y de las heroínas  Mercedes Abrego, Antonia Santos y la Pola, que brillan en la historia  mucho más por su muerte de martirio, no hay, políticamente, otra mujer con quien se la pueda comparar, como no la hay en ningún país de América.



Palmira, abril 27 de 1967

IGNACIO TORRES GIRALDO

BIBLIOGRAFIA:

DOCUMENTOS POLÍTICOS  67

REVISTA DEL PARTIDO COMUNISTA

Bogotá, Mayo y Junio de  1967.

Páginas: 122 – 123 - 124 


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