jueves, 16 de julio de 2020

La carestía en tiempo de pandemia

Campesino. Foto:Alerta Tolima 
Por Nelson Lombana Silva

Qué viene matando más en Colombia: La pandemia del Covid – 19 o la política neoliberal, criminal y mafiosa de la gran oligarquía. Cientos de niños vienen muriendo de física hambre, de desnutrición; cientos de ancianos vienen muriendo de físico abandono del Estado; la cifra del desempleo alcance índices aberrantes; miles de pequeñas y medianas empresas vienen quebrando.


Mientras esto sucede, los escándalos de corrupción y favorecimiento del sector bancario, prácticamente propiedad de Luis Carlos Sarmiento Angulo, se hace cada vez más escandaloso y odioso. Se habla que durante esta pandemia el Estado le ha entregado a este sector más de 17 billones de pesos, en efectivo y en gabelas de las más distintas maneras.

Mientras que el Estado ha entregado por una vez, pequeños mercados no a los más necesitados, sino a los que hacen parte del club de amigos, exageradamente sobrefacturados. Una caja de atún $20.000 pesos o una libra de arroz de la peor calidad $6000 y hasta $7000 pesos, por ejemplo.

Un campesino del sur del Tolima, se lamenta de la situación de pobreza que vive la región. Dice que la pandemia ha servido para hacer más rico al rico y más pobre al pobre. “Antes de la pandemia – afirma – el pasaje Bogotá – Planadas costaba $60000 pesos, hoy cuesta $185000; Ibagué – Ataco costaba $25000, hoy cuesta $50000 pesos”.

Basado en estos valores tan abultados, el citado campesino concluye con cierta lógica que la pandemia es un negocio de la gran burguesía para hacerse más poderosa, en detrimento del interés social del pueblo. “La idea del gobierno es inmovilizarnos para matarnos, porque mientras dice que nos quedemos en casa, el parlamento aprueba las medidas más retardatarias y antidemocráticas, el binomio militar-paramilitar sigue ejecutando a los ex farianos que entregaron sus armas. Ya van 218. Y, como si esto fuera poco, el gobierno cínicamente nos propone que le entreguemos el ranchito que con tanto sacrificio hemos adquirido”.

El campesino también reflexiona sobre la ética y la moral pública del gobierno nacional. “Es una vergüenza”, señala. “El país está en manos de la mafia, tomado por militares gringos y manipulado por una clase dirigente narcotraficante y paramilitar”. Agrega: “¿Y ante quién nos podemos quejar? ¿Quién nos escucha? ¿Quién intercede por nosotros?”.

El análisis no lo hace un egresado de la Harvard o de la Columbia, lo hace un campesino del sur del Tolima, iletrado por cierto. Es una manifestación dramática del pueblo, pueblo, acosado por la crisis de un régimen que nunca se ha preocupado por el pueblo, sino por sus intereses de clase. El pueblo no es pendejo, tiene claro lo que viene sucediendo. “¿Qué hizo el presidente Duque al iniciar la pandemia? Coger los recursos que iban para los municipios y los departamentos y colocarlos al servicio del sector bancario. ¿No es cierto? ¿Estoy mintiendo?”, señala el labriego con sus propias palabras.

Señala que la situación es bastante compleja, difícil, pero sobre todo: Desigual. Sin embargo, no se da por vencido, no asume una postura derrotista, como que aquí ya no hay nada que hacer, la suerte está echada. No piensa así. “De esa descomposición putrefacta – señala – se está pariendo un nuevo país, un sistema distinto al capitalismo”, afirma. “El pueblo sabrá sobreponerse al terrorismo de Estado, a la mentira y a la explotación. Vencerá”, dice con seguridad.

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