A pesar de la infame política internacional del gobierno colombiano contra la república de Cuba, calificándola de no colaborar en la lucha contra el terrorismo, el gobierno nacional de este país socialista, ratifica su vocación paz y su profunda solidaridad con el pueblo colombiano, anunciando que se mantendrá como garante del proceso de paz desarrollado en la Habana, entre las FARC-EP y el Estado Colombiano.
La histórica decisión fue dada a conocer por el viceministro de relaciones exteriores, Rogelio Sierra Díaz, el día inmediatamente anterior, mediante comunicado ampliamente difundido en el semanario cubano: Granma, página digital.
Señala este diario: “Cuba ha decidido mantener por el momento nuestra condición de garante de la implementación del acuerdo de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC-EP”.
Agrega: “Esperamos que el Estado colombiano reconozca la vigencia de los acuerdos suscritos con otros Estados y cumpla con esos compromisos, en particular con el protocolo de ruptura del diálogo con el ELN”.
De esta manera, Cuba ratifica su condición de garante de estos acuerdos y de paso, exhorta al presidente Iván Duque Márquez a cumplir a cabalidad lo pactado entre las dos partes.
Ciertamente, es una vergüenza que el gobierno colombiano incumpla lo acordado con amplia veeduría internacional y tengan estos países que recordarle su deber de cumplir con lo acordado.
Tal comportamiento obedece al interés que tiene el “verdadero presidente”, Álvaro Uribe Vélez, de que la guerra continúe en Colombia. Es su carta para seguir enfrentando su decadencia inexorable, metida en la más espantosa secuela de corrupción, paramilitarismo y narcotráfico.
De otra parte, a la poca y nula independencia que tiene el gobierno colombiano para actuar libremente y con autonomía. El presidente Iván Duque Márquez es un pobre peón de tercera clase al servicio del imperialismo de Estados Unidos. No tiene pulmones propios. Habla español pero piensa en inglés.
Hay que reconocer la grandeza del pueblo cubano, su profundo apoyo al proceso de paz con la insurgencia de las FARC-EP que desembocó en el acuerdo concebido, precisamente, en la Habana (Cuba) y firmado en el teatro Colón de Bogotá.
De igual manera, el esfuerzo que ha hecho en el proceso de paz suspendido con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Ha respaldado decididamente lo acordado, mientras que el gobierno nacional insiste en tirar por la borda lo acordado, solicitando groseramente la deportación de la comisión de este movimiento insurgente, violando los protocolos que blindaron este diálogo. Así, la palabra del presidente colombiano, Iván Duque Márquez es más falsa que una moneda de cuero, como dice el dicho popular en nuestro país. En sentido contrario. La palabra empeñada por el gobierno cubano, brilla sin mancha en el amplio firmamento de América.
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