Por Nelson Lombana Silva
El genocidio étnico que se viene desarrollando en Colombia, especialmente en el norte del departamento de Cauca, tiene causas estructurales que el gobierno nacional de Iván Duque Márquez, viene invisibilizando peligrosamente.
Los medios masivos de comunicación, fieles a la política criminal del régimen capitalista y del Centro Democrático, han impuesto a raja tabla una sola versión sobre el concierto de crímenes de indígenas que se viene sucediendo en esta zona del país: El narcotráfico.
De esta manera dan a entender que lo que sucede allí es un simple enfrentamiento por el dominio de las rutas del narcotráfico. Las causas reales, las ignoran, las suavizan o sencillamente las tergiversan de una manera burda y absurda.
La tierra vuelve a ser el centro del problema social, político, económico, cultural y ambiental. El dominio imperial de los grandes ingenios desde los 50s, paulatinamente ha ido desplazando al pequeño propietario usando distintos métodos innobles. Se destaca la familia de la senadora del Centro Democrático, Paloma Valencia.
También están al frente de la explotación la ganadería extensiva, la minería y otras actividades, en detrimento del interés colectivo de una región que se caracteriza por la diversidad ética, pues hay afros, indígenas, mestizos, etc. La diversidad etnográfica es bastante abundante.
El río principal que baña este departamento es el Cauca. ¿Qué ha pasado con este? Prácticamente ha sido privatizado en favor de los grandes propietarios de los ingenios azucareros. Se ha construido una hidroeléctrica, sacrificando a los habitantes del entorno, especialmente los residentes en la cordillera, pues el uso de este preciado líquido es cada vez más restringido para las comunidades.
Hay una disputa por el dominio de los territorios que históricamente les corresponde a los pueblos originarios. Las multinacionales y transnacionales se abren camino a sangre y fuego como voraces cocodrilos.
De otra parte, estas comunidades han ido madurando política y orgánicamente. La votación por la izquierda ha sido bastante significativa en las pasadas elecciones presidenciales. En este departamento el 65 por ciento apoyó a Gustavo Petro Urrego. En Toribío fue del 88.35 por ciento, contra un 10.50 por ciento por Iván Duque Márquez, según reportaje publicado en el semanario VOZ La verdad del pueblo.[i]
Pero, quien coloca los puntos sobre las íes para develar las verdaderas causas del genocidio en marcha en esta ubérrima región, es el dirigente indígena, Darío Tote. “Nosotros creemos que es una estrategia del gobierno de ultraderecha de este país, porque los pueblos indígenas estamos en contra de la presencia de las multinacionales en los territorios”. Más claro no canta un gallo, dice el dicho popular en Colombia.
Subraya: “Lo que pasa en el Cauca es una estrategia política de la ultraderecha que va en contra de nuestros pueblos indígenas, de nuestra cosmovisión pacífica. Entonces, han tratado de involucrarnos con los actores armados, con el narcotráfico, con la delincuencia, pero creemos que es una estrategia que va en contra de todo aquel que se oponga a las políticas del gobierno y contra las políticas de un partido que se llama Centro Democrático, que quiere mantenerse en el poder, y somos los pueblos ancestrales, originarios la piedra en el zapato, desde hace 525 años, para los distingos gobiernos de este país”.
Según Darío Tote, el gobierno les ha propuesto que se vuelvan delatores e informantes, lo cual rechaza el dirigente indígena contundentemente. “Hay propuestas groseras e irrespetuosas por parte del gobierno de Iván Duque y de la ministra del Interior, donde proponen groseramente que la guardia y las autoridades indígenas coordinemos con ellos, propuesta que rechazamos profundamente. Dentro de nuestra cosmovisión pacífica, no vamos a perder nuestra autonomía”,[ii] dice.
Los habitantes de esta región por intermedio del dirigente indígena llaman al gobierno nacional a cumplir con el acuerdo de la Habana, desarticulando las estructuras del paramilitarismo.
Igualmente, Darío Tote, propone una movilización nacional hacia Bogotá con el propósito de exigirle al gobierno nacional el respeto por la vida y el cumplimiento de los distintos pliegos que ha firmado fruto de la protesta popular y que ha venido ignorando y desconociendo.
El exterminio contra los indígenas del norte del Cauca, principalmente, tiene origen político, pero también económico, social, cultural y ambiental. El cuento del narcotráfico es apenas un sofisma de distracción encaminado a subvalorar la protesta social que se viene desarrollando allí. Ante este crimen atroz que se ha intensificado en los últimos días, la respuesta solidaria debe ser nacional y no limitarse a una simple declaración o pronunciamiento. Como dijera el comandante Fidel Castro Ruz, en las Naciones Unidas: “Basta ya de palabras, hechos”.
[i] Semanario VOZ La verdad del pueblo. Edición número 3005 semana del 6 al 12 de noviembre de 2019. Página consultada 10.
[ii] Ibíd. Página consultada 11.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario