lunes, 22 de julio de 2019

Veto y estigma no son compatibles con la unidad y la paz

Por Nelson Lombana Silva

El heroico guerrillero Ernesto Che Guevara afirma que la unidad es táctica y estrategia a la vez, lo que significa su valor incalculable en el proceso histórico que vive Colombia ante una oligarquía corrupta, descompuesta, criminal y lacaya a los fríos intereses imperialistas de Estados Unidos. No es un tigre de papel. Es un monstruo poderoso y bien atornillado en la silla del poder, cuyo desplazamiento de allí no será tarea fácil y solo será posible con un poderoso movimiento organizado, concientizado, politizado y unitario.


La unidad no es un simple adorno o una necedad de los comunistas, es una necesidad histórica e ineludible para toda organización consecuente realmente con los intereses más sagrados del pueblo secularmente engañado y explotado. Todo movimiento social, sindical, indígena, campesino, ambiental o político, etc que, proyecte realmente una política de cambio democrático y participación colectiva, como lo más elemental, debe tener clara la importancia de la unidad y el esfuerzo amplio y generoso en la dinámica de su conquista y materialización ante todo en la práctica. Eso implica ser consecuente entre lo que se dice y se hace.

No se puede decir que se es consecuente con la unidad, cuando se esgrime el veto y el estigma hacia una determina fuerza política u organización social, cultural o ambiental. Es una falacia que contradice todo espíritu unitario, debilita la unidad y fortalece el ímpetu de la clase dominante. Una conducta de esta naturaleza lo que refleja es desconocimiento de lo que significa la izquierda, su misión y muestra, simplemente ambición personal o grupista. Eso hay que tenerlo claro. Eso hay que tenerlo claro para decir palmariamente y sin ambages: Unidad Sí, pero no así. En la izquierda no se puede admitir ni vetos, ni estigmas, porque en realidad no se trata de hacer una “unidad de papel pegada con babas para usufructo personal o grupista”, lo que estamos construyendo en unidad dialéctica, basada en la más amplia democracia, en aras de la toma del poder y la construcción del socialismo. La unidad no puede entenderse simplemente como especie de montonera burocrática para gobernarle el poder a la oligarquía. Eso sería una unidad vacua, vacía de contenido.

A campaña tan ignominiosa adelantaron la burguesía, el imperialismo e incluso, sectores que se denominan de izquierda, por la tesis de los comunistas de apoyar la combinación de todas las formas de lucha que el pueblo en su sabiduría se inventa para luchar contra la burguesía. Cayeron rayos y centellas, el genocidio contra la Unión Patriótica y el Partido Comunista, el veto y el estigma. Para muchos, “olíamos a pólvora” y eso era motivo para hacernos el feo en todas partes. A pesar de eso, el Partido Comunista no claudicó. Siguió adelante y los hechos tozudos le dieron la razón.


El camarada Jaime Caicedo Turriago, Secretario General del Partido Comunista Colombiano. Foto: Pacocol

El camarada Jaime Caicedo Turriago, Secretario General del Partido Comunista Colombiano, recuerda al decir: “La tan vilipendiada por la ultraderecha “combinación de las forma de lucha” fue un efecto y no una causa, fue una respuesta legítima desde el ámbito popular, fue el resultado de múltiples resistencias y expresión de las rebeldías frente al terrorismo de Estado, la violencia desde los poderosos, los intentos de exclusión de la vida política, las estigmatizaciones, linchamientos y persecuciones contra quienes ejercían la protesta en defensa de los derechos sociales y la libertad política”.[i]

La propuesta estratégica de los comunistas en el terreno unitario actualmente es la construcción de un gran “Frente Amplio por la Paz Democrática”, utilizando la táctica de la convergencia en los diversos escenarios, tales como: La paz, la acción parlamentaria, la movilización y la protesta callejera y la búsqueda de acuerdos programáticos claros y sin ambigüedades de cara al debate electoral. Un ejemplo emblemático es el acuerdo Unión Patriótica – Colombia Humana, cuya proyección es generar nuevas y quizás más amplias convergencias, compromisos programáticos y alianzas.

Todos esos ejercicios cimentados en un programa mínimo: Programa común, cero vínculos con la corrupción y cero vínculos con el paramilitarismo, dice el camarada Caicedo Turriago en esta entrevista referenciada. Y subraya: “Nos oponemos a toda forma de exclusión hacia la izquierda y todo veto hacia los comunistas y hacia FARC. La unidad tiene que ser incluyente y guardar coherencia cuando proclama defender la paz”.

La unidad no se podrá construir jamás en ambiente personalista y egoísta, la unidad es fruto del desprendimiento y de la conciencia social y de clase. En eso hay que ser claros y no vacilantes, persistir e insistir hasta la saciedad. 

[i] Semanario VOZ La verdad del pueblo. Edición número 2989 semana del 17 al 23 de julio de 2019. Página consultada 20.

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