miércoles, 23 de septiembre de 2015

A soñar con el acuerdo de paz pero con los ojos abiertos

El saludo del comandante de las Farc – Ep, Timoleón Jiménez y el presidente Santos. Foto TeleSur
Por Nelson Lombana Silva

Las imágenes de telesur presentando el saludo del comandante de las Farc – Ep, Timoleón Jiménez y el presidente Santos, con la mediación del presidente cubano, Raúl Castro Ruz, parecía un sueño quijotesco, una obra de arte salía del surrealismo mágico. Qué hubiera dicho y escrito Gabo. 



No lo podía creer. Frente a frente dos concepciones diferentes. Un comandante guerrillero espléndido, rebosante de salud y entusiasmo, agigantado, mientras un presidente azarado, incierto, dubitativo, disminuido y apocado. Los medios de comunicación de la burguesía no pudieron callar, pero sí presentar como siempre la desinformación o la información a medias. Uribe una verdadera piltrafa humana, no vale la pena. Desencajado, tétrico, hiena acorralada diciendo sandeces, ahogándose en su propio estiércol, en su fetidez inexorable.


Es la victoria del pueblo, su tozudez, pero sobre todo su deseo infinito de vivir y ser feliz. Santos no le da la mano al comandante Timoleón Jiménez porque le plazca, se la da por la presión popular, por la presión internacional y por la presión de la paz que se abre paso contra viento y marea en la república de Colombia. “Nunca pensé ver lo que acabo de ver”, dijo un ingeniero ibaguereño. “Es un sueño que se hace realidad”, agregó.


Es un paso histórico. Uno más que hay que dimensionar por supuesto en sus justas proporciones. Un campesino desplazado del sur del Tolima me llamó y me dice con sus emocionantes palabras: “¿Será que al firmar la paz ahora yo puedo tener la esperanza de tener la posibilidad de recuperar parte de lo que he perdido producto del desplazamiento?”. Nuestra respuesta lacónica fue la siguiente: “Es un paso más. Aún faltan otros pasos. Lo único seguro de ser posible su solicitud depende en grado sumo de la unidad, organización y movilización del pueblo colombiano. Esa es la clave. El pueblo no puede ser simple expectante, debe ser protagonista de primer orden”.


Hay que ser optimista. Sin embargo, ese optimismo tiene que ser racional, profundamente realista. Por eso decimos que hay que soñar con el acuerdo de paz con los ojos abiertos del pueblo colombiano. No podemos caer en el triunfalismo. Sobre todo si tenemos claro que una eventual firma es apenas el comienzo de la construcción de la paz con justicia social.


Mire la propuesta que hace el filósofo Sergio de Zubiría Samper desde Ibagué: “Si hay un acuerdo, debemos hacer universidades por la paz de Colombia. Esto no puede terminar simplemente en un decreto legislativo que nazca la cátedra de la paz, tenemos que crear centros de pensamientos, centros de investigación, centros de pedagogía popular desde la paz”.


Parodiando la canción: La paz con justicia social no es sustantivo, es verbo. Es decir, acción, movimiento, unidad, organización y formación política de las masas. El maestro Sergio de Zubiría Samper, nos quiere decir que nosotros como pueblo no podemos cruzarnos de brazos a mirar el desenlace, tenemos que ser protagonistas enhiestos de primer orden. La paz jamás será una dádiva de esta rancia y criminal oligarquía, será producto de la decisión colectiva del pueblo colombiano debidamente organizado y politizado.


Por eso, la izquierda tiene desafíos de no poca monta. Entre otros: Profundizar la unidad en el marco teórico – práctico, prepararse a caminar en un escenario de post acuerdo y fortalecer la alianza obrero – campesina. La izquierda debe estar a la altura de los acontecimientos.


Estos hechos no se pueden separar del momento electoral. Por el contrario. El pueblo debe entender que los candidatos de la izquierda, especialmente de la Unión Patriótica, encarnan la paz con justicia social, mientras los candidatos de la extrema derecha encarnan la violencia, la mafia y la destrucción. Un voto por la Unión Patriótica, además de ser un voto protesta, es un voto esperanza, un voto por la paz.


Aún retumban las palabras del comunista, Sergio de Zubiría Samper en la universidad Cooperativa de la ciudad de Ibagué, como una especie de premonición: “Está naciendo una nueva Colombia”.


Se abre paso un proceso de paz que hay que alimentar, defender y animar, por cuanto estamos seguros, que la derecha y la extrema derecha no se harán fácilmente por vencidas e insistirán en la pérfida intención de hacer abortar el avanzado proceso de la Habana, comenzando por el mismo presidente de la república, Juan Manuel Santos Calderón. Hay que soñar pero con los ojos abiertos y mucha movilización popular. La firma del acuerdo sobre justicia transicional por las Farc – Ep y el Presidente de la República de Colombia, es un paso importante, importantísimo. 



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