Voz la verdad del pueblo .- Foto Pacocol |
A pesar de existir permiso para que circule la prensa en la penitenciaria de Picaleña de la ciudad de Ibagué (Tolima) sin los avisos clasificados, el pasado domingo los guardias de turno decidieron no permitir el ingreso del semanario VOZ La verdad del pueblo. Su flojo argumento fue que el permiso estaba vencido.
A pesar de las súplicas para que dejaran pasar el semanario exponiendo ampliamente distintos argumentos no fue posible, una vez más ganó la partida la intolerancia y el analfabetismo político de los jóvenes alienados por el régimen, los cuales ven por todas partes enemigos.
En esta oportunidad los periódicos iban con destino a mi hermano Gustavo. Gustavo hace más de seis años se encuentra detenido injustamente después de ser víctima de un burdo montaje de la policía nacional y la juez que lo condenó a 21 años, la cual también se encuentra detenida por hechos ilegales, en una especie de paradoja propia del país del sagrado corazón de Jesús.
Gustavo es un lector permanente. Durante este lapso de tiempo se ha leído 178 libros, fuera de revistas, periódicos, artículos y documentos de interés. No lee simplemente, los estudia meticulosamente. Subraya, toma apuntes y socializa parte del contenido con sus compañeros de desgracia. Vive al tanto de la situación internacional y analiza detenidamente cada artículo del semanario VOZ La verdad del pueblo.
Fue el primero en Ibagué en solidarizarse con el bono de apoyo al semanario VOZ, no tanto por ganar sino por apoyar decididamente la prensa revolucionaria en Colombia. Desde la prisión señala la importancia del periódico. Claro que allí “devora” otros periódicos como desde Abajo, Le Monde Diplomatique, incluso, las páginas de la reacción como El Tiempo y El Espectador. Colecciona artículos de estos periódicos. Además, los ilustra con sus propios puntos de vista.
Entrar la prensa revolucionaria a la prisión es toda una odisea. Lo que sí entra con suma facilidad son biblias y periódicos “basuras” que solo estimulan la morbosidad y la dependencia al régimen dominante. Documentos que no educan sino que adormecen, alienan, embrutecen.
Soporta con estoicismo la represión demencial del régimen capitalista. Su moral revolucionaria la mantiene en alto, lo mismo que sus convicciones ideológicas y éticas. “La izquierda se debe unir para tener una emisora de alcance nacional”, afirma. “Mientras no se haga la “vaca” como propuso Alfredo Molano, será muy difícil rebatir la ideología dominante. VOZ resulta bastante marginal”, agrega.
Durante casi 30 años se desempeñó como docente de secundaria en municipios como Venadillo, Fresno, Mariquita, Lérida y Purificación, observando la mejor conducta y disciplina, cumplimiento con el rendimiento académico. Fue sindicalista. Recuerda la jornada de Fecode donde le tocó permanecer más de 15 días en Bogotá. Fue una experiencia inmensa y difícil de olvidar. Fue víctima del tenebroso estatuto de seguridad de Julio Cesar Turbay Ayala y Luis Carlos Camacho Leiva. Tuvo que salir desplazado de Mariquita donde dictaba filosofía y física matemáticas, entre otras asignaturas. Tuvo que soportar la desaparición de compañeros en esta población ubicada al norte del Tolima a manos de MAS, Tiznados y demás escuadrones de la muerte que se movían libremente por la zona, como el cruel asesinato del compañero Honorio Moreno. En Lérida se salvó milagrosamente al ser víctima de un atentado en su propia casa. Se salvó de milagro. Con sus pequeños ahorritos pudo viajar por Europa y cuando se disponía a conocer la isla de la libertad, Cuba, fue víctima del montaje que lo tiene hoy en esta horrible prisión sin agua suficiente, sin alimentación adecuada y sin posibilidades de forjarse como persona. Ayer lo privaron de su libertad, hoy lo privan de leer el semanario VOZ La verdad del pueblo, no solamente a él sino a un puñado de hombres que sueñan con un país humano, libre, soberano, es decir, socialista. Todo esto sucede en Colombia.
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