martes, 20 de agosto de 2024

¿Se acabará la magia de Cien Años de Soledad?

Foto: Indiehoy

 Por Nelson Lombana Silva

Para los lectores de la insigne obra de literatura universal, “Cien años de soledad”, del laureado escritor colombiano Gabriel García Márquez, que han disfrutado de esta maravillosa obra de literatura, el hecho de llevarla al cine, constituye un golpe mortal a la magia que ha encarnado hasta ahora la clásica obra literaria.



En muchos hay desazón, desconcierto, sobre todo aquellos que tienen claramente caracterizado cada personaje, cada acción y movimiento, porque han compartido codo a codo, momento a momento la maravillosa historia desarrollada en Macondo al paso inexorable de cada página.

Gabriel García Márquez y un mundo de imaginación en su cabeza. Foto: Internet
 
 

El mismo hijo de Aracataca (Magdalena), se había opuesto radicalmente a dicha iniciativa, en distintas declaraciones públicas, pues consideraba más acertado que el lector, siguiera imaginando sus personajes de la novela. Al parecer, en un acto de infidelidad y llevados por la avaricia economicista, al morir Gabo, el mayor oponente, la obra cayó en manos avaras, dispuestas a cumplir el mayor sacrilegio literario de todos los tiempos. El poder económico obnubiló y prostituyó toda la estructura de esta singular obra de literatura, que encarnaba en todo su esplendor el surrealismo mágico. Ahora, nos tendremos que acomodar no al boom literario, sino al boom económico, donde unos pocos llenaran sus alforjas, destruyendo sin piedad alguna el esplendor literario que caracterizaba la novela “Cien años de soledad”.

Úrsula Iguarán, el coronel Aureliano Buendía, Meme, Amaranta, dejarán de ser ellos, dejarán de ser caribeños y pasarán a ser una simple y vulgar imitación, a las que nos tocará acostumbrarnos sin derecho a protestar, porque la fuerza infernal del capitalismo salvaje lo impedirá usando la fuerza bruta como es su costumbre.

El río de aguas diáfanas corriendo sobre piedras redondas como huevos prehistóricos, dejará de existir automáticamente. La fuerza narrativa y descriptiva morirá y ante nuestros ojos y nuestra conciencia aparecerán imágenes monótonas y tristes. No aparecerá el acento político, la denuncia con contundencia de la masacre de las bananeras, solo el ruido de imágenes estériles y frías que serán utilizadas para tapar el gran crimen. ¿Saldrá a flote el invento de la burguesía liberal-conservadora de los partidos políticos para simplemente tener al pueblo dividido y alienado, matándose por dichos colores, mientras los jefes se atragantan con las mieses del poder? Francamente, no creo.

La suerte está echada. Al parecer no hay nada que hacer. La magna obra de exquisita literatura popular está a punto de morir por obra y gracia del capitalismo que todo lo destruye y lo corrompe como diría en su momento el filósofo Carlos Marx. Quizás, podrán seguir soñando con la novela, los pobres que no tendrán un dineral para ir al cine.

Así, pues, ante que ocurra semejante crimen literario, la invitación sería volver a leerla de prisa en la casa, en el camino, en la vereda, en la oficina, antes que ocurra lo que tiene que ocurrir por la ambición de unos pocos inescrupulosos guiados por el dios dinero.


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