miércoles, 14 de agosto de 2024

El cementerio de Villa Restrepo

Jornada de embellecimiento del cementerio de Villa Restrepo. Foto Nelosi.

 Por Nelson Lombana Silva

Por convocatoria del cura de Villa Restrepo, un grupo de habitantes se reunió en el cementerio el lunes pasado con el fin de hacerle mantenimiento y prepararlo para la visita del Obispo. Si bien no asistió el número de personas que seguramente se esperaba, las que asistieron desarrollaron un trabajo meritorio desde bien temprano, bajo un sol abrasador.

La biblioteca Cañón del Combeima hizo presencia conversando con los asistentes animadamente mientras se trabaja arduamente. Al parecer el cementerio es tan antiguo como la población misma.

Herminia Díaz, fue una de las personas que asistió cumplidamente a la convocatoria del sacerdote. “Me anima participar de esta jornada – dijo – porque tengo aquí una hija que se me murió. Siempre vengo al cementerio a limpiar la tumba de mi niña”. Agregó: “Ahorita como el padre convocó a esta minga de limpieza del parque sagrado, por eso estoy acá”.

Sonrojada y con la frente sudorosa, Herminia nos habla de su pasado, afirmando que es del municipio de Onzaga, departamento de Santander del sur. Sin dejar de sonreír señala que hace cuarenta y siete años arribó a Villa Restrepo. “Vinimos con toda la familia, una parte finalmente se radicó en Ibagué, la otra en Bogotá. Yo sí decidí quedarme. Llegue a los veintiún años de edad”.

El cementerio del corregimiento ocho de Villa Restrepo. Foto Nelosi

Explica con detalle que primero trabajó en Ibagué. Sin embargo, la estadía permanente ha sido este corregimiento. Sus hermanos llegaron primero en busca de trabajo, se quedaron un tiempo y se marcharon.

Con cierta nostalgia relata lo que era este caserío a su arribo: “Cuando llegué a Villa Restrepo, era unas casitas pobrecitas y muy contadas. El parque principal era solo tierra, lo mismo las calles. Ahora es que ha progresado y está bonito”.


Hermosa cascada de la quebrada El Salto custodia el campo santo de Villa Restrepo. Foto Nelosi

Recuerda con mucha seguridad algunos nombres: Comienza con Jesús Rodríguez, fue donde se hospedó. También evoca el nombre de don Daniel Guzmán; él trabajaba la madera, mientras don Jesús era dueño de una finca grande en Llanitos y le ofrecía trabajo a la gente. Doña Berta Jiménez era la esposa de un señor llamado Enrique.

Cuando Herminia Díaz, llegó a esta región, ya existía el cementerio. El cura era el padre Hidrobo, un viejito de barba larga y espesa.

Señala la importancia de mantener el cementerio bonito: “Es bonito tener el cementerio limpio, porque es parte del caserío, mantenerlo embellecido y bien arregladito es un acto de solidaridad y humanismo. De una u otra manera todos tenemos que ver con el cementerio”. Agrega: “Salieron poquitas personas, seguramente porque era lunes y todas las personas tienen que ir a trabajar, pero de todas maneras salieron y se pudo hacer un trabajo importante, se hizo lo que se pudo hacer. Creo que la otra semana hay una nueva convocatoria, una nueva jornada de trabajo. Seguramente, se harán presentes otras personas. Todos tenemos que ver con el cementerio”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario