jueves, 1 de agosto de 2024

“Cuando grande quiero ser científico”

El niño Cristian David Garzón Sánchez, que sueña con ser científico. Foto Nelosi

Por Nelson Lombana Silva

Visita con bastante frecuencia la biblioteca Cañón del Combeima en Villa Restrepo. Tiene seis años de edad, estudia primero en la escuela Nicolás Esguerra de Pastales, Cañón del Combeima. Es culto y emprendedor, siempre dispuesto a participar de las actividades que programa la biblioteca. Pinta, dibuja, trabaja la plastilina y le gusta que lea cuentos. Hablo de Cristian David Garzón Sánchez.

En días pasados le propuse aprender a jugar Ajedrez, inmediatamente acogió la idea. Cuan fue mi sorpresa cuando al otro día llegó con tablero de su propiedad, mostrándolo con alegría e invitándome a jugar. Ya conoce las fichas y el movimiento de éstas. Juega con sus compañeros sanamente sabe tanto perder como ganar.

Prefiere los libros de ciencia. En días pasados le pregunté que qué quería estudiar y ser cuando grande. Sin pensarlo dos veces me contestó: “Quiero ser científico”.  Esa respuesta, realmente me dejó anonadado. No la esperaba.

Facsimil del libro experimento para principiantes de Nuria Penalva. Foto Nelosi.

Por estos días ojeando el libro de Experimentos para principiantes de Nuria Penalva, me propuso que hiciéramos uno de esos experimentos. Le dije que seleccionar uno. Después de mirar detenidamente el texto se inclinó por el submarino. Él mismo consiguió dos botellas plásticas, yo conseguí los demás elementos.

Leímos con detenimiento el marco teórico: “Para que un submarino pueda sumergirse y ascender a la superficie, tiene que contar con unas cámaras llenas de aire. Cuando el submarino deja entrar agua, el aire se comprime y desciende y cuando se descomprime el aire que expulsa el agua, asciende. En nuestro caso, cuando apartamos la botella el aire que hay en los globos se comprime y entra agua. Por lo tanto, los globos bajan. Si soltamos el aire se expande, el agua sale y los globos suben”.

En el primer intento, no pudimos hacer el experimento porque no había agua en este corregimiento. Ayer, llegó muy puntal y después de contarme que acababa de llegar de la escuela, comentó que ya había agua para hacer el experimento. “Manos a la obra”, le dije.

Cogimos tres bombas de distintos colores, las introducimos en la botella y una a una la fuimos inflando. Después, llena la botella de agua a un 70 por ciento, aproximadamente. Lo que primero observamos es que las bombas flotaban en la superficie. Luego, al apretar la botella las bombas se iban al fondo. Hicimos el ejercicio varias veces. Cristian David quedó maravillado. Sin embargo, quedé más maravillado yo al ver el interés del niño.

“Gracias a un ejercicio experimental parecido a éste, le dije, el científico pudo inventarse el submarino”. Dibujó una sonrisa triunfal, miró la botella y luego, me dijo: “¿Cuándo hacemos otro experimento teniendo en cuenta que nos sobró una botella?” “Siempre estaré en disposición”, le contesté, animándolo hacer todo el esfuerzo para aprender a leer y así poder hacer experimentos aún más asombrosos.

Miró la biblioteca de un extremo al otro, diciendo con qué emocionante espontaneidad: “La biblioteca es como un laboratorio”. Sonreímos, marchándose a casa con su experimento entre sus manitas. Su genial respuesta de que la biblioteca es un laboratorio, nuevamente me dejó asombrado. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario