viernes, 30 de agosto de 2024

En el Cañón del Combeima: Niños enamorados de la música clásica

Catalina Barreto, docente de la escuela Nicolás Esguerra en Pastales. Grado primero. foto Nelosi 

 Por Nelson Lombana Silva

El ejercicio que hace la red municipal de bibliotecas públicas de la ciudad de Ibagué (Tolima), “Biblioteca al Aula”, permite estar en contacto permanente con los pequeños y las pequeñas de los establecimientos públicos, en este caso, del inmenso Cañón del Combeima. Hay varias escuelas. Entre ellas, la escuela “Nicolás Esguerra”, ubicada en la vereda Pastales.

Allí, un grupo de docentes, con todas las capacidades del mundo, laborando incansablemente bajo la lluvia o bajo el sol, con el mismo entusiasmo y con los mismos deseos de iluminar los niños y las niñas con la cascada de conocimientos.

Cada quien tiene su método. Me ha impresionado la hazaña de la profesora Catalina Barreto: Ha enamorado a los niños y a las niñas de la música clásica. Insólito, ¿Verdad? Desde el vientre el niño en la región está en contacto con la música arrabalera y muchos otros géneros que promociona la dictadura mediática.

Licenciada en educación prescolar, Catalina Barreto, siempre está pendiente de la música clásica. Foto Nelosi

Catalina Barreto ha asumido el reto de hacer más amena y agradable sus clases a partir de la música clásica. Nacida en el municipio de Espinal (Tolima), es licenciada en educación preescolar y lleva más de veinticinco años ejerciendo la docencia en el departamento de Tolima. Hace dos años se encuentra en esta institución educativa.

Según relata, inicialmente los niños de primero, eran indiferentes a esta música. Sentía que no reaccionaban, aparentemente no había una sensación de estímulo. Les era indiferente. No se dio por vencida, insistió de una manera sutil.

Con el transcurso de los días, se dio cuenta que un niño mientras escribía movía levemente la cabeza. Se dio cuenta que el pequeño se conectaba con la música. Con el transcurso de los días, el comportamiento del niño se convirtió en efecto dominó.

Las consecuencias no se han hecho esperar. Ha notado la docente que los niños son más disciplinados, más tranquilos y más concentrados en las actividades pedagógicas. El proceso aprendizaje se hace más ameno y menos traumático.

No obstante, la docente ha ido aún más lejos. No se ha contentado con que los niños disfruten la música clásica, sino que también la cantan y de qué manera.

Biblioteca al aula. Escuela Nicolás Esguerra en Pastales. Grado primero

Hoy, que tuve clase de lectura, escritura y manualidades con ellos, qué hermosa sorpresa cuando al comenzar la lectura del cuento: “El Tucán y el Pájaro Carpintero” de Vicente Makuritofe y Confucio Hernández Makuritofe, los niños cantaron lo que podría llamarse: “El himno de la alegría”. Fue emocionante, hermosa interpretación de los niños y las niñas.

El prodigio del milagro

“Esto tan hermoso, profesora, le dije, no puede quedar en estas cuatro paredes, la experiencia debe llegar a muchas partes, no solo para destacar la genialidad suya, sino dimensionar los logros que estamos apreciando y disfrutando. Enseñar con música clásica en el siglo XXI es un acto supremo de humanismo”.

Catalina Barreto, es una docente taciturna, podría decirse que tímida. Así pues, no fue muy fácil que contestara algunas preguntas. Sin embargo, lo hizo. Es una docente que admira la labor que hace la biblioteca Cañón del Combeima, ama su profesión y admira la lectura.

-         ¿Cómo surge la idea de ambientar sus clases con música clásica?

Siempre me ha gustado estimularlos a ellos con música clásica. Me gusta mucho. La utilizo cuando trabajo, en momento de paz y de sosiego. Es algo que me gusta mucho personalmente.

Considero que los niños no se pueden perder esta oportunidad de estar conmigo para que también disfruten ese tipo de música.

-         ¿Cómo recibieron inicialmente la propuesta los niños y las niñas de este grado?

Fue un proceso larguito. Al principio yo veía que no sentían nada. Al primero que vi fue a Johan Smith, iba escribiendo, coloreando y estudiando, haciendo ciertos movimientos de cabeza. Le pregunté: ¿Le gusta? Me dijo: “Sí, profesora, me gusta, no la quite, profe”.

Entonces, les coloco la música cuando ellos van a trabajar. Ellos la identifican con un modo que se llama: Modo aprendizaje. Ellos me la piden, son ellos los que toman la iniciativa. También les coloco esta música después de almuerzo, a veces la llevo al colegio también.

Después de Johan Smith, otros niños comenzaron a solicitarla con más fuerza durante estas actividades. Hoy puedo decir que a todos les gusta la música clásica. Anita, también se interesa y uno lo advierte porque ellos mueven la cabecita, siento que les está llegando. Como dije: Al principio nada. La colocaba y era como si nada, no sentían nada. El proceso fue poquito a poco. Como les enseñé “Oda a la alegría”, la letra, cuando sale la pieza instrumental, ellos, la cantan.  Por eso hoy en la lectura del cuento se pusieron a la expectativa, hasta que tocó dejarlos que la cantaran, porque les fascina cantarla. Es como el abrir del día. Es como reconocer que la vida es agradecer, que todo problema tiene solución. La letra estimula mucho la alegría y eso siempre lo utilizo para comenzar el día. Pero, cuando ya sale instrumental, ellos identifican y la van cantando en la medida que van escuchando.

-         Usted les ha dirigido un mensaje a los padres de familia sobre el particular. ¿Qué dice el mensaje? ¿Qué busca usted con ello?

Considero que ya conseguí el objetivo en el aula con los pequeños. Considero que el proceso no puede parar ahí. Sé que ellos más adelante no van a estar conmigo. Si los papás siguen ese proceso y los estimulan, mi trabajo no va a quedar coartado ahí, sino que ya sigue en casa y vamos cambiando de cultura. La preocupación mía es que, algunos me dicen que para hacer sus tareas, sus mamás colocan el equipo de sonido con elevado volumen, es la música propia de la región que genera otro ambiente. Pienso que si uno pudiera generar a través de los niños esos cambios también en casa, para que también, los papitos se interesen en el proyecto, sería maravilloso.

-         ¿Qué siente usted al saber que los niños le han copiado esta iniciativa, esta forma nueva y novedosa de enseñar y humanizar?

Alegría. Mucha alegría. Lograr los objetivos con los estudiantes, sobre todo, con niños tan pequeños, para mí es como el mejor pago, porque lo más importante es ver la transformación de los niños a través de la educación. Es una experiencia muy reconfortante.

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