jueves, 14 de marzo de 2024

Lecciones de una jornada ambiental

 Por Nelson Lombana Silva

Comisión destacada para el río Combeima cumple con su tarea. Foto Nelosi

La jornada ambiental adelantada por la Asociación Agroecotur, el pasado 13 de marzo de 2024, en el perímetro urbano del corregimiento ocho de Villa Restrepo, deja un cúmulo de lecciones que vale la pena analizar con detenimiento y espíritu crítico, pensando en nuevas acciones como lo ha indicado la presidenta Lucy Reyes Falla, una mujer incansable y bien comprometida con el progreso de este corregimiento.

Toda actividad, por grande o pequeña que sea, hay que ser evaluada crítica y analíticamente con la única finalidad de aumentar la eficacia en las nuevas acciones que se emprenden. La perfección no existe, es más bien una utopía en la distancia tras la cual caminamos con esperanza y optimismo. Es un caminar perenne.

No cabe la menor duda de la entereza de esta Asociación, el entusiasmo por colaborar y contribuir al desarrollo comunitario. Se ha logrado hacer un grupo compacto, donde cada quien da su aporte con absoluto desprendimiento y generosidad. El trabajo en esta jornada ambiental encaminado al embellecimiento del caserío fue armónico, cordial y fraternal. Nadie se propuso ser el protagonista, cada quien aportó como hormiguita de una manera silenciosa y eficaz.  

Destacar el papel de la mujer, de la juventud y de las delegaciones que vinieron de “afuera”, resulta importante para dimensionar el ejercicio, por cuanto el apoyo resultó eficaz y oportuno, siempre con una sonrisa afable y directa sin apariencia oportunista de ninguna manera. Nadie dijo: “Yo hice más”. En cambio, sí se dijo de una u otra manera: “Todos hicimos más”.  

Activa presencia femenina en jornada de embellecimiento de Villa Restrepo. Foto Nelosi

En este ejercicio se confirma la tesis sobre quien es el artífice real del desarrollo comunitario. Algunos han dicho que son los jefes, otros que son los buenos climas, la geografía, la suerte, incluso, se ha dicho que son los caudillos, etc. En realidad, nada de eso es cierto. El verdadero artífice del desarrollo comunitario es la comunidad misma, debidamente organizada, preparada, concientizada y en movimiento, en acción.

El rostro espléndido con que amaneció al otro día Villa Restrepo, no fue fruto de una persona, fue fruto de un colectivo organizado y comprometido con el desarrollo comunitario de la comarca. En el ejercicio brilló la unidad, el sentido de pertenencia y la solidaridad con el medio ambiente y sus habitantes con su comportamiento tan disímil. No toda la comunidad se volcó a participar, alguna se mostró indiferente, como que eso no es conmigo.

Sin embargo, el colectivo y la solidaridad de afuera, ni se desmoralizó ni se fue lanza en ristre contra ese comportamiento. Por el contrario. Siempre tuvo en cada boca, en cada semblante una sonrisa de optimismo, un gesto de extrema generosidad. Por eso, todo salió bien y la tarea se pudo cumplir.

También nos enseña esta actividad que todo es un proceso, casi siempre con avances y retrocesos, pero siempre siguiendo las manecillas del reloj, es decir, hacia adelante. Un ingrediente importante fue la cultura. O sea, la exposición de valores de convivencia y el intercambio de opiniones y conceptos, todos tan válidos e importantes. El almuerzo comunitario, se convirtió en un espacio de diálogo y de alegría que contagió lógicamente a todos y a todas, visitantes y propios del poblado. Nadie quedó excluido de la mesa, ni una recriminación u observación incomoda.

Ciertamente, quedó en el corazón de cada participante la satisfacción del deber cumplido, la felicidad de haber aportado su granito de arena al cambio de rostro de Villa Restrepo.  Cada quien seguramente pudo decir con el poeta chileno, Pablo Neruda: “Confieso que he vivido”. Quedó flotando seguramente el gran mensaje, la gran lección de que no hay cosa más hermosa que trabajar en comunidad, en común unión.

Estos comportamientos se convierten en la savia más pura y nutritiva de la paz, la sana convivencia y la unidad comunitaria. Ni más ni menos: Así se construye el futuro del Cañón del Combeima. Solos somos débiles, unidos somos fuertes e invencibles. Gracias Asociación Agroecotur. 

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