martes, 19 de marzo de 2024

Entrevista con Albeza Guzmán Ballesteros y Pablo Silva Basantes en la biblioteca Cañón del Combeima

Albeza Guzmán Ballesteros y Pablo Silva Basantes, entregan su libro a la biblioteca Cañón del Combeima en Villa Restrepo. Foto Nelosi.

 Por Nelson Lombana Silva

Los autores del libro: “Conceptualizar a los Panches, leer y pensar nuestra cultura del río Yuma”, visitaron la biblioteca Cañón del Combeima por estos días, aceptando así la invitación extendida en la biblioteca Soledad Rengifo. Leído el texto, hablamos en una especie de conversación, donde la escritora colombiana y el escritor ecuatoriano, ambos docentes, sustentaron el contenido del texto, diseñado fundamentalmente para niños, manteniéndose la rigurosidad histórica.  Se trata de Albeza Guzmán Ballesteros y Pablo Silva Basantes.

Destaca el texto cuatro aspectos dignos de estudiar y profundizar: Primero, los Panches y los Pijaos no eran antropófagos; segundo, los Panches tenían un inmenso respeto por la mujer, la comparaban con la Pachamama y la tenían en cuenta en sus decisiones; tercero, tenían un único Dios: Nacuco y cuarto, estuvieron a punto de descubrir el abecedario, no eran salvajes como los acusó el invasor español. De ello dan cuenta los Petroglifos.

La entrevista a manera de diálogo es la siguiente:  

-         Bienvenidos a la biblioteca Cañón del Combeima…

Albeza: Muchas gracias bibliotecario Nelson. Es un gusto inmenso estar aquí. Le conocimos en la biblioteca Soledad Rengifo y quisimos venir a ver su labor tan linda que nos comentó allá, aquí directamente en su Combeima. Muchas gracias.

Pablo: Muchas gracias también. Muy agradecido por la invitación; si alguien nos invita a algún tema de cultura, de lectura, ahí estamos y aquí estamos. Queremos compartir con toda la población de acá, de este sector del Combeima, cuna de los Pijaos y Panches. Esta obra que hemos recogido de varios autores, de varios testigos de la historia, de esta comunidad maravillosa que son los Panches, en este libro: “Conceptualizar a los Panches leer y pensar nuestra cultura del río Yuma”, que dejamos y entregamos para la biblioteca. Esperamos que puedan aprovechar y darnos los mejores comentarios.

-         Precisamente, hablemos un poquito del libro: ¿Cómo se concretó el proyecto?

Pablo: Linda pregunta. En uno de los talleres del club de lectura en la biblioteca del banco de la república en Girardot (Cundinamarca), trabajando con los niños en el club en edades que oscilan entre los ocho y doce años, los niños tienen muchas preguntas, estábamos preparando un tema, no recuerdo cual, para el día del idioma, y a un niño se le ocurrió preguntar: “¿Quiénes fueron nuestros antepasados que vivieron en este lugar? ¿Qué idiomas hablaban? ¿Quiénes eran los que vivían?”.

La mayoría no sabíamos qué responder. Yo como ecuatoriano conocía apenas un 2 por ciento de la historia general de nuestras culturas. Mi esposa Albeza, colombiana, tampoco conocía mucho. No pudimos darle respuesta inmediata, entonces tomamos como un tema de investigación. Dijimos: Averigüemos. A la siguiente clase lo que podamos buscar como información. Así surgió y empezó un trabajo, nos recorrimos los cuatro puntos cardinales de la comunidad donde se dice que habitaron los Panches. Ahí estamos con este libro que salió después de seis meses de trabajo con los niños en el club de lectura, varios capítulos en la medida que íbamos recogiendo información, íbamos trabajando con los niños la comprensión, el análisis, la discusión de estos temas, y resultó motivante y contagioso para los niños.

-         ¿Qué nos puede contar sobre la experiencia adquirida durante la investigación que dio origen a este texto que reposará en la biblioteca Cañón del Combeima?

Albeza: Encontramos que la cultura panche, que está localizada a las orillas del río Bogotá, lo llamaban río Pati los nativos, corre por el norte hasta la ciudad de Honda (Tolima) y baja todo ese valle occidental del Magdalena hasta Coello y yo creo que Ibagué, aquí mismos donde estamos (Villa Restrepo), Combeima, Ima es una terminación que usan todas las comunidades panches para indicar: “Territorio nuestro”, territorio del cacique Combe, seguramente y la terminación: Ima.

No es de dudar que un investigador más especializado logre determinar que Ibagué, inicialmente, era territorio Panche, aunque después, ya quedó fue territorio Pijao. Pero, ocurre que, tanto Panches como Pijaos, tenían lenguas descendientes de los Caribes, un grupo lingüístico que se extendió por muchos territorios de Colombia. en el otro lado del Magdalena, donde está no Flandes, porque ya es Tolima, pero, prácticamente, en aquellos tiempos era toda esa margen derecha del río Magdalena, más hacia el oriente, estaban Girardot, Guataquí, Tocaima, La Mesa, todos esos pueblos, son de territorio Panche, porque la misma geografía les permitía los cultivos que ellos anhelaban: El maíz, la yuca, el plátano y para completar su alimentación con el pescado de todos estos afluentes del Magdalena, que todos bajaban de la cordillera oriental y también de la central en este otro costado.

Vimos que los pueblos en sí, se mantienen muy autóctonos, no ha habido gran avance así grande desarrollo de estos poblados. Incluso, Tocaima que fue capital grande de los Panches, no es un municipio de gran población, mantienen sus tradiciones el espacio geográfico es el mismo que hace más de 500 y más años. Se siente gente trabajadora, sencilla, lo que nos da a nosotros pauta para afirmar que, si bien la herencia de los Panches, algunos historiadores, lo caracterizan como guerreros, violentos y agresivos y tal, sí los herederos están ahí como gente pacífica, entonces los originales debieron ser gente pacífica. Solo que, al sentirse invadidos por una cultura totalmente extrañísima para ellos, unos españoles con tantos siglos de desarrollo, pues tuvieron que afrontar el hecho de que les invadían su territorio y los despojaban y les quemaban sus cosechas, sus plantíos, tuvieron que defenderse, pero no por ello, debieron de calificarlos ni de antropófagos ni de guerreros violentos, seres sin alma.

-         Precisamente, esas son dos cosas que me llaman la atención del texto: Uno, que son acusados los Panches, los Pijaos y otras tribus de ser antropófagos, es decir, de comer carne humana; y lo otro, que eran muy pacíficos y respetuosos de las mujeres. ¿Qué argumentos tienen ustedes para plantear lo que plantean en el libro?

Pablo: La mayoría de investigaciones, últimas, recientes, están dando cuenta de que no hay evidencias suficientes para sostener esa hipótesis de que los Panches, los Pijaos, fueran antropófagos. Ángel Martínez, varias de las que referenciamos en nuestro texto, sostienen que todas las evidencias, más bien apuntan a que fue una condición de los españoles con los perros come gentes, estos perros hechos para devorar gente, fue lo que le quisieron atribuir a nuestra cultura, también por quedar bien con la Corona, informando de que eran salvajes, antropófagos, no tenían alma y una serie de acusaciones. Eso ya está desmentido por la mayoría de autores. Hay que revisar las bibliografías para no seguir sosteniendo y desmitificar esta idea que es muy falsa y muy negativa.

Albeza: Es que ocurre también que sí tenían un territorio tan rico en fauna y flora, una tierra fértil, tenían suficiente alimento para sostener sus comunidades, eran poblados relativamente lejos uno del otro, no eran conglomerados grandes de pueblos. Cada grupito de familia se abastecía a sí mismo e intercambiaban lo que les sobraba, lo que les restaba y conseguían productos con los de arriba de tierra fría con los Chibchas, con los Quimbayas, por este otro lado. Así que, teniendo suficiente alimento no había por qué comerse a ningún semejante.

De pronto, dicen algunos autores, que sí podían haber hecho algunos ritos a los dioses, al dios sol, por ejemplo, de sacrificar algún ser, no sé si humano o animal, porque eso sí, se ve claramente en los Incas, en los Aztecas y casi en todas las culturas de América y del mundo, durante las primeras etapas del desarrollo de la civilización pasan por ahí las comunidades. Pero, eso no indica que ellos, nunca hubiesen avanzado de haberse quedado en su propia cultura y en su propia cosmovisión y avanzado. Les faltó tiempo. Solo que el encuentro fue muy violento.

-         Lo otro que me llama la atención del texto, es que se diga que eran muy respetuosos de la mujer…  

Pablo: Sí, esa es una característica de los Panches, Pijaos, dicen que, apreciaban tanto y valoraban tanto a la mujer que la comparaban con la Pachamama, con la tierra que es la única que da vida. Por eso la respetaban, por eso ellos llevaban o construyeron varias piedras, las adecuaron en las que grabaron los procesos de alumbramiento, de dar a luz de las mujeres y adecuaban unas piedras, unas planchas bonitas, estilo a las camas modernas que hay hoy en día de dar a luz, de las cirugías.

Eso indica que había un aprecio grande, una valoración enorme hacia la mujer. Y, dice que la mujer era tomada en cuenta también en las grandes decisiones, no era segregada, sino más bien era tomada en cuenta su voz, su participación en las grandes decisiones. Otra cosa: Dice que las mujeres también acompañaban a los procesos de lucha, estaban de igual, cada uno en sus funciones, pero estaban ahí, defendiendo el territorio.

Eso respecto a la mujer, pero, quisiera anotar otra cosita tan relevante de los Panches: Como en ningún otro lugar, tal vez, de Colombia, se encuentra en el territorio Panche, evidencias de lo que se denomina los grabados en piedra. Se llama los Petroglifos y los Petroglifos son los mayores indicadores del desarrollo intelectual simbólico. Estuvieron a un pasito de descubrir la escritura, a un pasito nada más. Lastima la invasión así, porque los españoles no respetaron, porque no entendían qué significaba esto. Ellos no venían a buscar cultura, a buscar otra cosa, sino su interés era el oro. Entonces, los Panches, los Pijaos, como en ningún otro territorio de Colombia, hay presencia de los símbolos intelectuales. No eran guerreristas, no eran antropófagos, no eran salvajes, no eran lo peor de la humanidad. Al contrario. Eso ha marcado tan fuerte a nuestra sociedad que hoy nos da todavía un poco de recelo cuando hablan de indios. En mi país Ecuador, por ejemplo, hay una gran población indígena en la actualidad, pero allá que le digan a alguien indio, es un insulto, pero tremendo. Eso porque nos sentimos que fuéramos lo peor. Hay que defender la cultura ancestral, nuestros antepasados. Lo que le enseñamos a nuestros niños: Son nuestros “tataratataratatara abuelos y punto”. Son como nosotros, nos dieron lo que tuvieron, lo que pudieron en su tiempo y nos dieron lo mejor.

Albeza: Recuerde que está la piedra del sol, calendario lunar y esas piedras del parto que están a cierta distancia de los poblados, son casi que mesas de cirugías para que la mujer se acomodara ahí y tuviera su bebé por métodos naturales. El otro punto que nos dio fortaleza para hacer esta afirmación, es que ellos rendían culto a sus antepasados, les hacían funerarios primarios y funerarios en tierra secundarios. El entierro secundario ya después de un tiempo de que las piezas estaban ya sin piel, recogían los huesos y les hacían sus homenajes y, ahí es que les colocaban sus adornos y utensilios para la vida eterna. Por lo tanto, si alguien entiende que de que el otro tiene espíritu y le dedica gran recordatorio, por qué va a tener necesidad de comerse a uno que está vivo, no tiene sentido. Tenían creencias en un solo dios, que se llamaba Nacuco. Pero, claro, también fascinados con el sol y con la luna, que son los dos astros que rigen el sistema solar. Por lo tanto, no es que fueran tan descuidados, ni tan ignorantes, sino que el tiempo nos les dio para avanzar en su cultura, como sí pudieron avanzar europeos y asiáticos. 

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