Por Agamenón
Se realizó en la ciudad de Ibagué (Tolima), un sencillo pero emotivo homenaje al camarada Raúl Rojas González y a todos los comunistas, hombres y mujeres, que murieron firmes en la ideología revolucionaria que encarna el comunismo.
Se realizó en la ciudad de Ibagué (Tolima), un sencillo pero emotivo homenaje al camarada Raúl Rojas González y a todos los comunistas, hombres y mujeres, que murieron firmes en la ideología revolucionaria que encarna el comunismo.
Destacadas personalidades concurrieron a la sede del Partido en Ibagué, entre ellos, el ex gobernador del Tolima, Luis Carlos Delgado Peñón, el colectivo liberal Jorge Eliécer Gaitán, el concejal de la Up, Jaime Tocora, lo mismo que el secretario nacional de organización del Partido, Jaime Gómez y el veterano dirigente comunista radica en el hermano departamento de Huila, Francisco Barreto, lo mismo que dirigentes sindicales como Jaime Cortés, Juan Carlos Prieto, entre otros.
La intervención central estuvo a cargo de la presidenta municipal de la Unión Patriótica, Luis Fernanda Robayo, quien caracterizó el momento político y el aporte del camarada Raúl Rojas González.
El discurso completo es el siguiente:
Distinguidos invitados e invitadas,
Distinguidos miembros de dirección regional y local del Partido Comunista Colombiano,
Distinguidos miembros de dirección municipal de la Unión Patriótica,
Distinguidos familiares del camarada Raúl Rojas González y demás compañeros que hoy estamos evocando,
Compañeros y compañeras:
Estamos viviendo un momento estelar, de mucha esperanza y expectativa en un proceso estructural de cambio en Colombia. Por primera vez, la lucha popular y revolucionaria en este martirizado país, sacudido por la corrupción, la mafia, el narcotráfico y la brutal explotación del hombre por el hombre, existe la gran posibilidad de ser gobierno mediante el profundo y dinámico proceso unitario que en encarna el Pacto Histórico. Este experimento unitario desde la base con todas sus contradicciones y riesgos, se abre espacio en Colombia con singular fuerza.
No podemos ser indiferentes, ni quedarnos como simples contemplativos de lo que se viene desarrollando con ímpetu descomunal. Hay que ser protagonistas y ayudar desde nuestra propia perspectiva a desarrollar, consolidar y crecer esta histórica iniciativa. Convencernos de que la unidad, sin sectarismos ni ambigüedades, es el único camino para ser el pueblo colombiano opción de poder. Así, pues, la afirmación del heroico guerrillero Ernesto Che Guevara, de que la unidad es táctica y estrategia, recobra singular valor no solo en Colombia, sino en los países de América Latina y del Caribe. También podríamos evocar el pensamiento del padre Camilo Torres Restrepo, cuando dijo que habíamos que unirnos alrededor de las coincidencias, lo que nos une. ¿Y qué nos une? La necesidad de tener patria, soberanía nacional y alimentaria, democracia, justicia social, alimento para todos y todas, paz con justicia social y la gran posibilidad de que los hijos entierren a sus padres en cumplimiento del proceso biológico. Además, bajo el tutelaje del internacionalismo proletario, mantener las mejores relaciones con todos los países del mundo, respetando la libre autodeterminación de los pueblos, muy especialmente con nuestros hermanos países limítrofes. Colombia no puede seguir siendo el Caín de América.
Todo este emocionante proceso que encarna el Pacto Histórico, no surge de la nada, ni siquiera de mentes prodigiosas; surge de las entrañas de la lucha de clases, de las contradicciones y de procesos unitarios que en su momento fueron fundamentales, como el Frente Amplio y Democrático, la Alianza M-19, la Unión Patriótica, El Polo Democrático Alternativo, el Polo Democrático Independiente, para solo nombrar unos pocos esfuerzos que ha hecho el pueblo colombiano por concretar la unidad.
El futuro y el presente no se puede desligar del pasado, hacerlo resulta un craso error histórico. Es por eso que venimos afirmando que historia no es simplemente pasado, historia es ante todo presente y futuro.
A partir de allí, es que podemos dimensionar política y dialécticamente, la vida y obra del camarada Raúl Rojas González y todos los demás camaradas que murieron convencidos en la lucha revolucionaria que encarna el Partido Comunista y que hoy recordamos con emoción y profunda gratitud. El esfuerzo de ellos, sus luchas y sus vigilias, contribuyeron decididamente a construir el momento político que hoy estamos viviendo. Lo decimos con toda convicción: Sin ese tesonero, permanente y aguerrido esfuerzo, no tuviéramos hoy ad portas de llegar y tomar posesión de la Casa de Nariño con el Pacto Histórico.
Hablar del camarada Raúl Rojas González, es hablar de un gigante del comunismo. No se hizo profesional de la revolución socialista en los estrados universitarios, se forjó a la intemperie, bajo el sol o la lluvia, transitando montañas y llanuras con arrojo y coraje, desafiando sin miedo al enemigo de clase: La Gran Oligarquía. Dedicó las 24 horas del día a forjar la unidad, la paz y el socialismo. Fue incansable. Un hijo menor de edad fue desaparecido, dos hijos asesinados por el régimen, perdió una vista, una extremidad inferior, padeció un consejo verbal de guerra, fue puesto prisionero en las mazmorras del régimen, su esposa, la camarada María Oliva Campos Torres, también estuvo detenido con burdos montajes de la mal llamada “seguridad democrática”, engendro del uribismo. Sin embargo, el camarada Raúl, nunca retrocedió un paso, menos se dejó sobornar por la inteligencia militar. Fue consecuente hasta que la muerte lo sorprendió en Bogotá.
Hoy, lo presentamos como un ejemplo para las presentes y futuras generaciones. Un ejemplo que debe brillar en el firmamento y latir aceleradamente en nuestros corazones. Por eso decimos con convicción: El Camarada Raúl Rojas González sigue entre nosotros, sigue dando cátedra y sigue afirmando también que la única posibilidad de victoria está en la unidad.
Agradecemos a todos los presentes, al camarada Arles Herrera, el Maestro Calarcá, que con su obra inmortaliza la memoria de nuestro camarada en nuestra sede y de todos, hombres y mujeres, que fueron consecuentes hasta su muerte. Camarada Raúl y demás camaradas, continuaremos en la lucha: Colombia será democrática, socialista.
¡Hasta la victoria siempre!
Muchas gracias.
La intervención central estuvo a cargo de la presidenta municipal de la Unión Patriótica, Luis Fernanda Robayo, quien caracterizó el momento político y el aporte del camarada Raúl Rojas González.
El discurso completo es el siguiente:
Distinguidos invitados e invitadas,
Distinguidos miembros de dirección regional y local del Partido Comunista Colombiano,
Distinguidos miembros de dirección municipal de la Unión Patriótica,
Distinguidos familiares del camarada Raúl Rojas González y demás compañeros que hoy estamos evocando,
Compañeros y compañeras:
Estamos viviendo un momento estelar, de mucha esperanza y expectativa en un proceso estructural de cambio en Colombia. Por primera vez, la lucha popular y revolucionaria en este martirizado país, sacudido por la corrupción, la mafia, el narcotráfico y la brutal explotación del hombre por el hombre, existe la gran posibilidad de ser gobierno mediante el profundo y dinámico proceso unitario que en encarna el Pacto Histórico. Este experimento unitario desde la base con todas sus contradicciones y riesgos, se abre espacio en Colombia con singular fuerza.
No podemos ser indiferentes, ni quedarnos como simples contemplativos de lo que se viene desarrollando con ímpetu descomunal. Hay que ser protagonistas y ayudar desde nuestra propia perspectiva a desarrollar, consolidar y crecer esta histórica iniciativa. Convencernos de que la unidad, sin sectarismos ni ambigüedades, es el único camino para ser el pueblo colombiano opción de poder. Así, pues, la afirmación del heroico guerrillero Ernesto Che Guevara, de que la unidad es táctica y estrategia, recobra singular valor no solo en Colombia, sino en los países de América Latina y del Caribe. También podríamos evocar el pensamiento del padre Camilo Torres Restrepo, cuando dijo que habíamos que unirnos alrededor de las coincidencias, lo que nos une. ¿Y qué nos une? La necesidad de tener patria, soberanía nacional y alimentaria, democracia, justicia social, alimento para todos y todas, paz con justicia social y la gran posibilidad de que los hijos entierren a sus padres en cumplimiento del proceso biológico. Además, bajo el tutelaje del internacionalismo proletario, mantener las mejores relaciones con todos los países del mundo, respetando la libre autodeterminación de los pueblos, muy especialmente con nuestros hermanos países limítrofes. Colombia no puede seguir siendo el Caín de América.
Todo este emocionante proceso que encarna el Pacto Histórico, no surge de la nada, ni siquiera de mentes prodigiosas; surge de las entrañas de la lucha de clases, de las contradicciones y de procesos unitarios que en su momento fueron fundamentales, como el Frente Amplio y Democrático, la Alianza M-19, la Unión Patriótica, El Polo Democrático Alternativo, el Polo Democrático Independiente, para solo nombrar unos pocos esfuerzos que ha hecho el pueblo colombiano por concretar la unidad.
El futuro y el presente no se puede desligar del pasado, hacerlo resulta un craso error histórico. Es por eso que venimos afirmando que historia no es simplemente pasado, historia es ante todo presente y futuro.
A partir de allí, es que podemos dimensionar política y dialécticamente, la vida y obra del camarada Raúl Rojas González y todos los demás camaradas que murieron convencidos en la lucha revolucionaria que encarna el Partido Comunista y que hoy recordamos con emoción y profunda gratitud. El esfuerzo de ellos, sus luchas y sus vigilias, contribuyeron decididamente a construir el momento político que hoy estamos viviendo. Lo decimos con toda convicción: Sin ese tesonero, permanente y aguerrido esfuerzo, no tuviéramos hoy ad portas de llegar y tomar posesión de la Casa de Nariño con el Pacto Histórico.
Hablar del camarada Raúl Rojas González, es hablar de un gigante del comunismo. No se hizo profesional de la revolución socialista en los estrados universitarios, se forjó a la intemperie, bajo el sol o la lluvia, transitando montañas y llanuras con arrojo y coraje, desafiando sin miedo al enemigo de clase: La Gran Oligarquía. Dedicó las 24 horas del día a forjar la unidad, la paz y el socialismo. Fue incansable. Un hijo menor de edad fue desaparecido, dos hijos asesinados por el régimen, perdió una vista, una extremidad inferior, padeció un consejo verbal de guerra, fue puesto prisionero en las mazmorras del régimen, su esposa, la camarada María Oliva Campos Torres, también estuvo detenido con burdos montajes de la mal llamada “seguridad democrática”, engendro del uribismo. Sin embargo, el camarada Raúl, nunca retrocedió un paso, menos se dejó sobornar por la inteligencia militar. Fue consecuente hasta que la muerte lo sorprendió en Bogotá.
Hoy, lo presentamos como un ejemplo para las presentes y futuras generaciones. Un ejemplo que debe brillar en el firmamento y latir aceleradamente en nuestros corazones. Por eso decimos con convicción: El Camarada Raúl Rojas González sigue entre nosotros, sigue dando cátedra y sigue afirmando también que la única posibilidad de victoria está en la unidad.
Agradecemos a todos los presentes, al camarada Arles Herrera, el Maestro Calarcá, que con su obra inmortaliza la memoria de nuestro camarada en nuestra sede y de todos, hombres y mujeres, que fueron consecuentes hasta su muerte. Camarada Raúl y demás camaradas, continuaremos en la lucha: Colombia será democrática, socialista.
¡Hasta la victoria siempre!
Muchas gracias.
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