domingo, 17 de marzo de 2019

Solidaridad con pueblo suroccidente colombiano

 Duque y el almirante Kurt Tidd. Foto: Internet
Por Nelson Lombana Silva

Mientras el presidente colombiano, Iván Duque Márquez, está disponible las 24 horas para Estados Unidos, se niega a dialogar con el pueblo indígena del suroccidente y dándole la espalda ordena la más descomunal y brutal agresión militar – policial, especialmente el criminal ESMAD, quienes ya dejan una secuela de casi un centenar de indígenas y campesinos heridos y contusos en esta vasta región correspondiente al departamento del Cauca.


Tal como lo denunció Jorge Eliécer Gaitán en su momento: “El gobierno colombiano tiene la metralla homicida para el pueblo y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano”.

Mientras el gobierno nacional se presenta como perro faldero y sumiso del imperialismo norteamericano, ante su pueblo funge de fiera sedienta de sangre. ¡Qué contraste!

Nada nuevo está demandando la minga social del suroccidente colombiano, simplemente está exigiendo la presencia del presidente colombiano para que cumpla lo pactado hace rato al calor de la lucha y la resistencia de otras movilizaciones y protestas.

Respuesta militarista

Desde agosto del año anterior, el Comité Regional Indígena del Cauca (CRIC), ha hecho llegar varias misivas al presidente solicitándole su presencia en la mesa principal ubicada en Monterilla, Caldono (Cauca), para estudiar y decidir sobre el pliego de 16 puntos, pero hasta la presente no ha sido posible.

Su respuesta ha sido agresiva, militarista. Hay cerca de un centenar de indígenas y campesinos lesionados por obra y gracia del militarismo y el ESMAD. Han destruido los campamentos acondicionados por los mingueros, encontrándose éstos distantes de la carretera Panamericana, como lo denunció Jonathan Centeno, dirigente regional de Marcha Patriótica al decir: “A pesar de que nos encontrábamos a dos kilómetros de la vía Panamericana realizando nuestra asamblea, organizando nuestro ejército pedagógico, el ESMAD subió y nos destruyó el campamento, los alimentos y los víveres”. [i]  
Persiste el gobierno nacional en dar tratamiento militar a las sentidas necesidades del pueblo colombiano, lo cual puede interpretarse perfectamente como una actitud propia del fascismo.

Ante el incumplimiento del Estado y oídos sordos al llamado de los indígenas y los campesinos para que personalmente los visite el presidente de la república, no les quedó otra alternativa a estas comunidades que movilizarse pacíficamente, en el marco del derecho constitucional a la protesta.

Esta comenzó el 10 de marzo de 2019, sobre la vía Neiva – La Plata con la presencia de 2000 mingueros. Con el transcurrir de los días la protesta se ha ido fortaleciendo y la decisión es mantenerla hasta conseguir su objetivo.

Los medios de comunicación adictos al régimen capitalista- uribista, cumpliendo su labor desinformativa han insistido en el mismo cuento de siempre: Que la movilización está permeada por la guerrilla, ya no de las Farc – Ep como era el decir, sino por el Ejército Nacional de Liberación (ELN).

Estos medios apátridas le siguen mintiendo descaradamente al pueblo colombiano en defensa del gran capital y con qué cinismo. No hablan un ápice de las causas estructurales que han obligado a los indígenas y campesinos de esta región a salir a enfrentar con decisión y coraje la represión oficial y el desgobierno nacional.

No dicen nada de la cruda violencia que se ha incrementado en el país y con fuerza en el departamento del Cauca; de la grave concentración de la tierra en pocos terratenientes, las nulas ayudas para hacer producir la tierra, vías e insumos, comercialización, etc. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), durante el 2018, fueron asesinados 113 líderes populares, campesinos, indígenas y sindicales en Colombia, mientras que en el transcurso del presente año la cifra resulta alarmante.

Un campesino de la región suroccidental, ha  lanzado un SOS pidiendo la solidaridad nacional e internacional en los siguientes términos: “Pedimos y hacemos responsables a las autoridades por el ataque arremetida del ESMAD, nos están atacando, se están robando nuestras pertenencias, destruyendo la comida, destruyendo los enseres…hacemos responsable al gobierno nacional por todas las consecuencias que deriven en las personas, de los campesinos y las campesinas que estamos reclamando nuestros derechos…hacemos responsables al presidente Duque por no venir al Cauca a ponerle la cara a los problemas del país; toda la responsabilidad cae sobre él y sobre su gobierno… pedimos la ayuda nacional e internacional de la gente de Colombia para que se solidaricen con nuestra lucha”.[ii]

La manifestación del campesino resulta patética. Sin ambages, narra la dramática represión del Estado contra el pueblo, la razón de la lucha y la necesidad de hacer causa común.

El pasado 15 de marzo de 2019, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), hizo un pronunciamiento de solidaridad desde Bogotá. En un acápite dice: “Expresamos toda nuestra solidaridad y llamamos al movimiento social del suroccidente a respaldar la Minga de manera directa en el territorio”.

En cualquier lugar de Colombia o del mundo el llamado es a solicitar solidaridad con la minga del suroccidente. No podemos quedarnos cruzados de brazos o simplemente emitir una declaración, hay que salir a las calles a protestar también.

Si el monigote presidente Duque no atiende, corresponderá dirigir carta al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que le ordene sentarse a conversar la problemática con los mingueros. Así, sí correrá como perro regañado. La otra opción es que sea una movilización total, un Paro Cívico Nacional. Todos los indígenas y campesinos del país a las vías a exigir ser escuchados y resuelto sus solicitudes. No hay otro camino. 


[i] Testimonio recogido por el periodista Oscar H. Avellaneda y publicado en la página www.pacocol.org el 17 de marzo de 2019.
[ii] Audio publicado en las redes sociales.

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