domingo, 1 de noviembre de 2015

Los desafíos de la administración Jaramillo en Ibagué

Por Nelson Lombana Silva

La propuesta programática del médico Guillermo Alfonso Jaramillo ganó sobradamente en la ciudad de Ibagué. En las condiciones más adversas la iniciativa se impuso desarrollando ante todo una puerta a puerta, por cuanto los medios masivos de comunicación una vez más estuvieron al lado del gran capital y de las consabidas maquinarias aceitadas por los grandes contratistas. La experiencia de la izquierda en estos avatares se puso a prueba con éxito.



Con la credencial de alcalde en su bolsillo, el médico Jaramillo tiene ante sí un cúmulo de desafíos no fáciles de resolver. Teóricamente no tiene concejo municipal a su favor, tampoco gobernador. Como es apenas obvio unas arcas en rines y muchos problemas por resolver. Además, grandes expectativas por parte de una población que siempre ha sido engañada y explotada y ahora ve en el doctor Jaramillo una ventanita de esperanza. Eso pesa. Desde luego, los contradictores políticos de medio pelo que permanecerán las 24 horas pendientes que error comete el mandatario para caerle con toda en forma miserable y ruin, usando los medios masivos de comunicación, la intriga y la infamia.


Jaramillo desafió la mafia de frente. La denunció y se comprometió a luchar incansablemente contra ella. El problema de la movilidad, el problema ambiental, el problema social y de seguridad crece como la espuma en todos los barrios, con unas pocas excepciones. El médico sabe que todas las obras positivas no tendrán resonancia en los medios de comunicación, tendrá resonancia banalidades que vayan en contra de la administración. El calvario mediático que padeció Gustavo Petro, también lo padecerá seguramente el médico Jaramillo Martínez en la ciudad musical de Colombia. Se impondrá la incomunicación, la desinformación e invisibilización.


Apoyar los medios alternativos de comunicación y acudir permanentemente al constituyente primario, serán propuestas alternativas para amainar seguramente la arremetida virulenta de la sucia clase dominante que hizo todos los esfuerzos por continuar en el poder a través de unos personajes de dudosa procedencia.


El solo anuncio de que el primero de enero radicará la iniciativa de la consulta popular sobre el tema de la megaminería y el tema ambiental, genera de entrada críticas de los que sostienen que el oro debe ser primero y después el agua. Habrá choque con el gobernador Barreto, por cuanto este está abiertamente a favor de la megaminería y todo indica que al parecer su campaña fue financiada por la transnacional Anglo Gold Ashanti.


Todas las expresiones de izquierda que apoyaron al burgomaestre deben reunirse para trazar unitariamente un plan de acción que permita estar constantemente en movimiento apoyando las buenas acciones del mandatario y criticando las equivocaciones con un criterio político propositivo. No se puede retirar a los cuarteles de invierno a esperar que llegue allí la gestión del buen gobierno. Hay que estar en primera fila ayudando, defendiendo las propuestas a favor del pueblo.


No nos podemos engolosinar solamente con el tema burocrático. En el barrio, en la vereda podemos ser protagonistas de primer orden, asumiendo una postura de electores activos. ¿Qué significa esto? Que debemos ser ciudadanos ejemplares, cultos, estudiosos, críticos y propositivos. Ser organizados y participar de la reunión con ideas e iniciativas. No podemos asumir una postura pasiva, lerda e indiferente, con el consabido cuento: “Para eso ayudé a elegirlo”. Hay que romper esquemas.


Es hora que los comunistas ibaguereños cierren filas y colocándole fin a discusiones estériles y vacuas, asuman el rol que les corresponde. Ese mismo llamado unitario a la Unión Patriótica y a las demás expresiones que hacen parte de la izquierda en este municipio. Todo este proceso estará mediado seguramente por la lucha de clases. Por lo tanto, es necesaria la unidad, la solidaridad y la combatividad. Es urgente estar dispuesto al sacrificio, al esfuerzo tesonero y necesario si las condiciones así lo ameritan. Hay que defender el proceso y proyectarlo objetivamente en el tiempo y en el espacio, radicalizándolo de acuerdo a las condiciones objetivas y subjetivas.  Acción, nada de quietud.



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