miércoles, 18 de noviembre de 2015

II Asamblea Nacional por la Paz en Bogotá

Ibagué, la capital del Tolima, podría quedar sin agua. Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva


Después de grandes eventos regionales y subregionales sobre el tema de la paz y el tema ambiental, se realiza el encuentro nacional en la capital de la república, Bogotá, el 19 y 20 de noviembre. Delegaciones de todo el país, lo mismo que personalidades del orden internacional, seguramente concurrirán a este magno evento que busca visibilizar el proceso de paz que se adelanta en la Habana, la urgencia que avance el proceso con los elenos, pero también estudiar concienzudamente la locomotora minero energética del presidente Santos que no es otra cosa que facilitar la destrucción de la naturaleza para sacarle sus metales preciosos y ser estos hurtados por multinacionales y transnacionales.



La extranjerización de la tierra en Colombia es impresionante. Cada vez la soberanía nacional es menos, por cuanto el gobierno nacional ha puesto el país al alcance de las multinacionales y transnacionales. El río de la Magdalena ha sido entregado a los chinos, los ríos se están transformando en hidroeléctricas para satisfacer el interés económico de los más poderosos. El territorio nacional se encuentra concesionado en títulos mineros sin el consentimiento de las comunidades. La ley de la propiedad del suelo y del subsuelo literalmente ha expropiado de una forma silenciosa y leonina al pequeño y mediano campesino.


Numerosas veredas en los distintos departamentos se están quedando sin agua gracias a la megaminería a cielo abierto. Ibagué, la capital del Tolima, podría quedar sin agua si se hacen efectivos los distintos títulos mineros que cobijan el frondoso cañón del Combeima o la explotación de la mina La Colosa ubicada en el limítrofe municipio de Cajamarca.


El calentamiento global es una realidad inexorable que los imperialismos hacen caso omiso y por el contrario, descargan toda la responsabilidad en los países periféricos. Los Estados Unidos – por ejemplo – no asumen su responsabilidad y por el contrario arrecia su política depredadora del medio ambiente. Esa es la esencia y naturaleza del neoliberalismo que hoy hace estragos en todo el planeta, a lo cual se suma la peligrosidad de una tercera guerra mundial.


No se puede separar el problema ambiental, del problema de la paz y del problema político. La problemática hay que cogerla en su conjunto con capacidad dialéctica para encontrar propuestas de unidad y de resistencia. El planeta es cada vez una cloaca, pero también un verdadero polvorín. Cada niño nace sobre toneladas de dinamita.


El Tolima cumplió con esta convocatoria. En Ibagué se hizo el encuentro departamental, se participó casi con un centenar de delegados y delegadas en el encuentro subregional realizado en Neiva (Huila) y ahora 30 líderes regionales asistirán a las deliberaciones de este 19 y 20 de noviembre en Bogotá. Hay un compromiso de contribuir a elaborar unas claras propuestas y lo más importante, ayudar a desarrollarlas en este departamento, el cual se encuentra concesionado ya en algo más del 75 por ciento de su territorio. Es decir, el Tolima ya no es de los tolimenses, son de las multinacionales y transnacionales.


Por eso, la II Asamblea Nacional por la Paz ha suscitado gran expectativa. Ojalá haya espacio y tiempo para controvertir entre la visión del gobierno y la visión del pueblo representado en las distintas organizaciones comunitarias, sindicales, campesinas, indígenas y políticas. Allí, estarán el Partido Comunista y la Unión Patriótica, entre otras organizaciones políticas.



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