sábado, 14 de noviembre de 2015

Es fundamento revolucionario hacer uso correcto del lenguaje

Por: Nelson Lombana Silva
 
Es fundamento revolucionario hacer uso correcto del lenguaje, por cuanto fortalece la comunicación y hace más claro el mensaje. Por lo tanto, no resulta de poca monta el estudio permanente del lenguaje, es decir, del idioma.




Sobre el particular hay quienes sostienen que uno de los idiomas más complejos para asimilar correctamente es precisamente el español por la variedad de giros gramaticales, adjetivos, verbos, antónimos, sinónimos, etc. Es diciente, por ejemplo, el error de Gabriel García Márquez en su obra cumbre Cien años de soledad.


Este error está al comienzo de su singular obra literaria: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Según los expertos en la materia estaría mal usado el verbo había, lo correcto sería habría.


No es fácil hacer uso correcto del lenguaje, hay la necesidad de estarlo perfeccionando permanentemente a través de la praxis. Sobre todo si tenemos en cuenta que el lenguaje no es solamente verbal y escrito, es también gestual. Es decir, no nos comunicamos únicamente hablando y escribiendo, también nos comunicamos a través de los gestos, como la mirada, la presentación personal, la piel, etc.


Si hacemos uso correcto del lenguaje, seguramente la comunicación será correcta y el mensaje que transmitimos hará un mejor efecto, sería más claro y productivo. El manejo del lenguaje es vital para desarrollar la batalla ideológica y política, la lucha revolucionaria. Nos permite con más facilidad convencer a través del argumento. Y de paso, el uso correcto del lenguaje nos humaniza, nos hace más revolucionarios, porque nos entendemos nosotros mejor, entendemos la problemática de los demás y tenemos más perspectivas para plantear soluciones y orientar procesos. 


Dice el poeta tolimense Miguel Ángel Gallardo que en el caso del lenguaje poético, no es más que “el tránsito a lo humano pasando por lo bello”. Por su parte, Ana María Otero, según este escritor, “la palabra hablada o escrita es la expresión más perfecta de nuestro pensamiento”.[i]


Quienes dicen que tiene la razón los que más gritan, hieran, insultan y agravian, están equivocados de cabo a rabo, como diría Gabriel García Márquez, por cuanto la razón política está ante todo en el argumento. No se trata de imponer, se trata de convencer. Ese es el desafío de los Comunistas: Utilizar de la mejor manera el lenguaje en todas sus formas y manifestaciones, con una diáfana y concreta finalidad: Convencer. No en vano dijo el filólogo Rufino José Cuervo: “La lengua es la patria”.[ii]


El correcto uso del lenguaje, permite llegar a la masa con claridad y precisión. En cierta oportunidad al líder agrario Juan de la Cruz Varela le correspondió explicar a un número de campesinos iletrados el contenido de la unidad. Se paró frente al auditorio llevando una cantidad de bejucos y sin usar muchas palabras, cogió el primer bejuco y lo reventó fácil, después cogió dos a la vez y ya tuvo un poquito de dificultad para reventarlos, finalmente cogió muchos y a pesar de utilizar todas sus energías no fue capaz de reventar el manojo junto de bejucos. “Esa es la importancia de la unidad: Nos hace invencible”, dijo. Observemos el lenguaje que utilizó para explicar un tema tan sensible e importante como es la teoría de la unidad.


Hay otro aspecto básico a destacar: El lenguaje no está hecho de una vez y para siempre. Dice Margarita Enciso de Rangel, licenciada en educación, historia y geografía de la universidad de Tolima y Magister en educación  y filosofía latinoamericana  de la universidad Santo Tomás de Bogotá, autora de varios libros, entre otros: Estudio del Folclor  un proyecto de identidad regional: “El ser humano desde los albores de su existencia sintió la necesidad de comunicarse y lo hizo inicialmente por medio de gestos, sonidos, balbuceos, gritos, gemidos…manifestaciones que se fueron transformando en actividad intelectual que le permitió comprender y crear y que los evolucionistas señalaron como la característica esencial del ser racional que posteriormente se expresó en palabras y luego ascendió al logos de la filosofía”.[iii]


Eso quiere decir que el lenguaje se hace permanentemente, todos los días. La comunicación se desarrolla, se articula y se complejiza, igualmente, todos los días. Por eso resulta vital rechazar esos viejos y metafísicos conceptos de que “me las sé todas”, “Soy así desde siempre y así moriré”, “Loro viejo no aprende”, etc. Estas formas de pensar no tienen nada que ver ni con el materialismo histórico – dialéctico, ni con el marxismo – leninismo, ni con comunismo.  Hay que entender que no somos estáticos, somos movimiento.


Al mejorar el lenguaje entre los comunistas y los comunistas con las masas, el proceso revolucionario se hace más expedito, cada vez más real. El mensaje resultará más plausible de ser asimilado y masificado. Sí podemos mejorar el lenguaje y al hacerlo estamos mejorando las relaciones humanas, nos estamos haciendo más fuertes y estamos sumando en este duro pero emocionante proceso revolucionario. Vale la pena mejorar el lenguaje…


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[i] Revista Letras de la academia tolimense de la lengua. Diciembre 2013 – 2014 No. 1. Página consultada 21,

[ii] Ibíd. Página consultada 27.

[iii] Ibíd. Página consultada 23.

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