martes, 5 de noviembre de 2013

Dice ex magistrado: La Unión Patriótica fue y es una esperanza para Colombia

Doctor Jaime Leguizamón Caycedo. Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva

El doctor Jaime Leguizamón Caycedo, ex magistrado y ex presidente del Tribunal Superior de Ibagué, demócrata y tolimense, miró desde un principio con buenos ojos y mucha esperanza el surgimiento de la Unión Patriótica en Colombia.



Admiró profundamente la regia personalidad del entonces candidato presidencial Jaime Pardo Leal, acompañándolo decididamente primero como presidente de Asonal Judicial y después como candidato presidencial. Lamentó su execrable crimen y personalmente recorrió las calles céntricas de Ibagué portando en sus manos una rosa roja, señalando que había sido asesinada una esperanza, siendo magistrado del Tribunal Superior de Ibagué.


Considera el doctor Leguizamón Caycedo que la Unión Patriótica encarnó un nuevo discurso, un estilo fresco y consecuente con los intereses del pueblo, que se distanciaba del discurso tradicionalista, sectario y oportunista de la derecha personificada en los partidos tradicionales: Liberal y Conservador.


Sin embargo, lo más importante de su planteamiento es que la Unión Patriótica no es cosa del pasado, es presente y es futuro. Considera que será puntal fundamental en el proceso de unidad de las izquierdas, será una esperanza para los humildes que transitan los campos y las ciudades sin amparo del Estado capitalista neoliberal. Dice sin rodeos: “Yo voté por la Unión Patriótica”.


En exclusiva la página web: www.pacocol.org entrevistó al doctor Jaime Leguizamón Caycedo una de las personalidades democráticas más importantes de la ciudad de Ibagué y del Tolima:


-         Doctor Jaime Leguizamón Caycedo, usted estuvo muy cerca del proceso de surgimiento y desarrollo de la Unión Patriótica, diríase que fue protagonista. ¿Cómo la recuerda?


Quisiera comenzar diciendo que como integrante del poder judicial, seguimos las orientaciones del doctor Jaime Pardo Leal, era un dirigente sindical de la rama jurisdiccional, había sido juez y después llegó a ser magistrado. Era una persona excelente. Luchaba por nosotros de una manera denodada. Era un excelente hombre para utilizar su garganta, su voz, era un buen orador, eso servía mucho, y fuera de eso era muy consciente de la realidad del poder judicial.


Recuerdo que en ese entonces ganábamos muy poco, estábamos sumamente desatendidos. Recuerdo que una de las causas por las cuales  creció la cooperativa en Ibagué, fue, precisamente, la demora en el pago de los sueldos. Hubo un año en que nos pagaron después del cinco de mayo, los meses de enero a mayo, entonces sufrimos lo indecible. Tuvimos que recurrir a los bancos para tener algún crédito en la cooperativa.


Todo eso nos llevó a tener organización y seguir al doctor Jaime Pardo Leal. Recuerdo que en el Tolima hubo una disidente que no siguió las orientaciones de Pardo Leal, eran oportunistas porque seguían a los politiqueros de cualquier filiación, más que todo liberal en ese entonces, a Alberto Santofimio Botero.


Nosotros veíamos que por ahí no era la cosa, porque eso de tener algún servicio ocasional y no había en el fondo ninguna reforma estructural, que era lo que buscábamos. Por eso llegamos fácilmente a seguir al doctor Jaime Pardo Leal y a formar un sindicato independiente, serio. Ese sindicato comenzó, obviamente, un proceso de lucha. Claro, ya habíamos tenido luchas y demoradas y duras donde los campesinos nos regalaron de comer. Nos llevaban al palacio de justicia bultos de comida de pan coger. Todavía no era magistrado, era juez. Los magistrados y los jueces y los demás empleados, todos, todos, en paro. No había disidencia, porque las condiciones de la rama eran sumamente difíciles y pasábamos dificultades para sostener a nuestros hogares. Fuera de eso era un distrito honesto, honrado. Nos tenían como los mejores del país en cuestión de moralidad junto con los del Cauca. 


Pasado el tiempo, una comisión fue designada para ir a Bogotá, ir al Parlamento y hablar todos los delegados con el congreso y el gobierno convocados precisamente por el doctor Jaime Pardo Leal, que era nuestro presidente sindical. Acudimos. Recuerdo que estaba la doctora Pena de Méndez, el doctor Mosquera, que después fue jefe de instrucción criminal y mi persona, no recuerdo quien más nos acompañó en esa oportunidad.


Yo hablé en el recinto de la cámara de representantes, porque sentíamos la necesidad de una mejora salarial. Ya era magistrado. Ya había conocido a Jaime Pardo Leal, porque había venido a Ibagué, en Bogotá también nos vimos e incluso, analizamos lo que íbamos a tratar, hicimos una división del trabajo, para que él tratara unos temas, los delegados de los distintos departamentos hiciéramos también uso de la palabra y tratáramos otros temas. Tuvimos un pequeño enfrentamiento con los compañeros de Caldas, porque trataron de ser oportunistas y a nosotros no nos gustaba eso, porque queríamos era un cambio estructural de la rama judicial, que fuera autónoma, independiente, que no dependiera de los políticos, porque notábamos que el proceso grande de corrupción y la penetración también de la mafia, en distintos sectores del país era una terrible realidad.


Más tarde, obviamente, Jaime estuvo aquí, estaba allá, le atendíamos sus instrucciones como dirigente sindical y comenzamos, después que él renunció a la rama judicial, a observar sus planteamientos políticos que eran muy consecuentes. Notábamos que en el país estaban los partidos tradicionales: Liberal y Conservador, pero que no presentaban alternativas para el país; entonces, algunos comenzamos a seguir también esas orientaciones, porque necesitábamos un cambio, no un cambio violento, ni por las armas, sino un cambio democrático que permitiera una justicia verdaderamente independiente y un país que se desarrollara, que tuviera industria, que volviera a tener un desarrollo como lo había tenido antes en el sector agropecuario que no se veía, antes por el contrario, notábamos cómo en el cañón del Combeima se iba llenando de minifundios y de pobreza.


Nosotros veíamos que la respuesta estaba en la izquierda. Así pensamos algunos de nosotros, no todos, muchos eran seguidores del lado Conservador y otros del lado Liberal, eran santofimistas. Muchos pensaban que yo era santofimista, pero debo decirlo: No era santofimista. No me parecía y máxime cuando notaba su cercanía con gente que estaba vinculada a la mafia. Eso no me parecía correcto. Más cuando me estaba dando cuenta en los procesos que llevé, que ya comenzaba a cultivarse no solamente la coca, sino algo más grave de la cual se sacaba la morfina que venía siendo cultivada ya en Anzoátegui. Venían de Antioquia en helicóptero a financiar ese tipo de cultivos.


Entonces, seguimos mirando el devenir político y noté personalmente que era una buena opción para el país la Unión Patriótica, porque tenía un programa decente, un programa serio, un programa que tocaba muchos aspectos de la vida del país, sobre todo tenía que ver con la autonomía para decidir nuestras relaciones internacionales. Además, el desarrollo que se paró, el desarrollo industrial del país se detuvo y se ha detenido hasta el día de hoy. Por eso, me ha parecido una gran cosa que reviva la Unión Patriótica, porque allá podemos apoyar quienes queremos que Colombia construya un nuevo país con democracia y justicia social, y particularmente, con desarrollo industrial y económico.


-         Doctor Leguizamón Caycedo: Usted estudió y asimiló el programa de la Unión Patriótica. ¿Qué hizo para tratar de desarrollarlo en el departamento del Tolima?


Como yo seguía vinculado a una gran actividad en el sector privado. Yo fui miembro de la cámara de comercio de Ibagué; uno veía que allá podía llevar algunas iniciativas, pero cuando vi la estrechez del medio en donde la gente no arriesgaba, porque hicimos una reunión con el gobernador para configurar o crear un ente sin ánimo de lucro y que propendiera por el bosque o sembrar árboles, que todavía lo siguen sembrando. Ayudamos en ese sentido, porque nos parecía que una de las cosas fundamentales que hay que hacer en Colombia es proteger el medio ambiente y una de las formas de hacerlo es sembrando árboles, pero en forma técnica.


Voy a ponerte un ejemplo aquí: Ponen un dinero muy grande, cerca de un billón de pesos para volver navegable el río Magdalena hasta la Dorada. Resulta que con el tiempo, el río vuelve y se colmata, porque quienes producimos los desechos, la erosión somos los departamentos que tenemos las montañas más cerca, como el Huila y el Tolima. Esa erosión va a causar luego el llenado del río Magdalena que con el tiempo vuelven a dragarlo y yo que personalmente hice mi grado sobre legislación forestal, quisiera ver la cordillera Central, desde el nacimiento de esos grandes ríos como el Cauca, el Magdalena, el Caquetá, etc, lleno de árboles para que tengamos oxígeno y conservemos las aguas. Yo ayudé en ese sentido.


Lo que veía yo, también de desarrollo económico, hice un proyecto pero lo entregué a una persona que tiene que ver con el Japón. Es un proyecto muy grande que permite una gran autonomía para el país, pero desgraciadamente quienes lo han presentado al gobierno nacional, no han obtenido la autorización para hacerlo. No te puedo decir exactamente en qué consiste, debo hacer la reserva de eso, porque pertenece a otro ente.


Estaría localizado en Ibagué y generaría mucho empleo. Con solo decirle cuánto empleo generaría, creo que usted entendería la importancia de eso. Generaría mucho más de quinientos empleos, más de mil empleos directos, sin contar los indirectos, porque Ibagué sería un centro de distribución y me ayudaría a ayudarle (perdóname la redundancia) a municipios que quiero como a San Luis, donde están los restos de un antepasado mío.


Y así por el estilo, seguí pensando en muchas cosas y aún pienso que los campesinos – por ejemplo – de la cordillera como Santa Isabel y Anzoátegui, podían perfectamente industrializar la arveja que producen, hay que hacerles empaques y para eso está la nanotecnología ahora, hacer industria y que puedan ellos desde la producción, hasta la industrialización, ser socios, para que aprovechen toda la cadena productiva y no vayan a ser explotados por los demás como ahora se pretende.


-         Desde su perspectiva, ¿Cómo se desarrolló la Unión Patriótica en el Tolima?


Uno notaba que iba creciendo porque obtuvo mucha votación. Obtuvimos, porque yo voté por la Unión Patriótica, me llamaba la atención y yo quería que tuviera alguna figuración y que poco a poco se abriera un nuevo ciclo en el país. Nombraron concejales, diputados, representante a la cámara. Comenzó una lucha en donde comenzó a tener figuración. Por desgracia de esa figuración, hizo que la represión comenzara a eliminarlos, cuando ha habido si este fuera un país democrático, permitir que otras voces se oyeran.


-         Se dice que la Unión Patriótica fue víctima de un genocidio. Desde la alteridad del derecho, ¿Eso se puede tipificar como tal?


Fue un crimen de lesa humanidad, porque los dirigentes de la Unión Patriótica fueron asesinados, ahora se sabe por quién y en unión de quiénes. Ahí tenemos el caso primero del doctor Jaime Pardo Leal, más adelante el doctor Bernardo Jaramillo Osa y de otros muchos más. Comenzaron a ser perseguidos algunos dirigentes sindicales que yo conocí, porque fui abogado ya en una etapa ya final del sindicato de electrolima, los acompañé, nos atendieron sumamente bien. Y uno notaba que la dirigencia comenzaba a cambiar porque los dirigentes que eran muy consecuentes con los trabajadores, comenzaron a ser perseguidos y muchos se tuvieron que ir de nuestra región. Conocí a uno en particular que era muy buen abogado, muy buen dirigente y tuvo que marcharse. Otros se fueron para Bogotá, como Oviedo que recuerdo mucho porque era un dirigente destacado del sur del Tolima y a Jairo N. Espinosa que se fue para Europa.

 
-         ¿Cómo recibió usted el magnicidio del doctor Jaime Pardo Leal?



Como habíamos sido compañeros en la brega en el poder judicial y sabíamos también cómo luchaba desde su candidatura a la presidencia de la república por abrirle espacios a distintas opiniones, a distintos saberes, cuando supimos de su asesinato nos dio profundamente en el alma, muy duro, lo sentimos profundamente y así también lo sintió gran parte del poder judicial.


El día que conmemoramos ese hecho salimos en manifestación por las calles de Ibagué, miembros del poder judicial y bastante gente del poder judicial. Salimos del Palacio de Justicia por la carrera segunda hasta la calle 15. Yo portaba, personalmente una rosa roja, la iba mostrando. Subimos por la carrera tercera. Yo fui el único magistrado que tuvo el valor civil de salir por las calles de Ibagué. Cuando pasaba por el centro, entre once y trece, la gente que estaba agolpada en los balcones nos aplaudió. Eso fue muy estimulante porque sentíamos la más profunda tristeza de ver un ex funcionario de la rama judicial, un ex candidato a la presidencia de la república, asesinado por fuerzas oscuras que ahora se conocen quiénes fueron y en asocio de quiénes. Había sido asesinada una esperanza y hombre profundamente honesto y bueno. Ojalá, la honestidad que él predicó y que muchos de los que pasamos por esa rama, también lo fuimos, volviera a brillar en el poder judicial.


-         ¿Qué papel podría jugar la Unión Patriótica hoy en el proceso de unidad de las izquierdas en Colombia?


Esa es una necesidad urgente porque hemos perdido soberanía. Una de las cosas que reclamamos desde hace mucho tiempo, precisamente, esa, porque todo se nos impone; no hay cosa, actitud a nivel mundial, universal que no sea impuesta o que no acojamos con reverencia. Recuerdo que Gaitán decía: “El gobierno nacional tiene la metralla homicida para los colombianos y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano”.  Era yo un niño cuando escuchaba esto.


Creo que ahorita al volver la Unión Patriótica hay la esperanza de abrir senderos nuevos en el proceso electoral para que haya manifestaciones de pensamiento político totalmente diferente a los dos partidos tradicionales que están en una crisis profunda, porque se volvieron neoliberales. Ahora: Parte de mi familia  es de origen conservador, por parte de los Caycedo, pero muchos han sido rebeldes como Mahecha, que fue dirigente sindical en las bananeras y ayudó a construir a la Unión Sindical Obrera, USO; así otros más, el mismo Domingo Caycedo, el general, que evitó la confrontación entre hermanos, la guerra civil, después de la muerte del Libertador. Precisamente, por eso, hay que volver a abrir caminos para que existan ideas políticas distintas, divergentes y diversas, de las oportunistas de los partidos tradicionales.

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