Vientos frescos y esperanzadores de unidad de la izquierda o las izquierdas colombianas, llegan de la capital de la república, Bogotá. El sueño deseado al parecer comienza a fructificar y con ímpetu en esta lacerada Colombia, carcomida por la corrupción, la violencia, los exclusivismos y la desesperanza.
Suena la trompeta en el desierto de la adversidad y la complejidad de un Estado cuyos gobernantes se empecinan en promocionar la violencia, la impunidad y el ahistoricismo para que nada cambie.
Un país cuyo presidente no ahorra energías para agredir a la hermana república bolivariana de Venezuela cumpliendo fielmente los dictámenes de Estados Unidos y no duda en dar la espalda a sus conciudadanos negando el diálogo directo con los indígenas, los campesinos, los afrodescendientes, los obreros, los docentes, los cultores y los desposeídos.
Una nación incomunicada, robotizada por la acción pérfida del poder mediático y alejada de valores como la solidaridad, la unidad y la lucha de masas.
En ese contexto, que surja una propuesta mínima de unidad de las izquierdas y sectores democráticos, es para dimensionar y desarrollar en las regiones no de una manera mecánica, sino teniendo en cuenta las particularidades de cada región. Esto para no hacer una simple unidad electoral efímera, sino para desarrollarla creativamente con fuerza y verdadera conciencia de clase que permita avizorar una Colombia más justa y humana.
Ese primer intento anunciado por Colombia Humana, Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), Unión Patriótica (UP), Fuerza Ciudadana, congresistas que hacen parte de la coalición Decentes y seguramente Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), hay que robustecer con nuestra activa participación desde la región. Hablar de unidad las 24 horas, debe ser consigna de todos y todas.
Esta primera manifestación unitaria planteada en la región de Bogotá, debe llegar a las demás regiones del país con fuerza y con entusiasmo. Se fundamenta este proceso en tres temas gruesos: Defensa de la vida, la paz y el territorio.
En estos tres temas se condensa una gran parte de la razón de ser de los comunistas. ¿Qué sería de un país sin vida humana? ¿Qué futuro podría tener Colombia aturdida por el terrorismo de Estado? ¿Qué sería de una población sin territorio?
La iniciativa de unidad alrededor de estos temas resulta importante y ciertamente esperanzador. Claro, no es suficiente estos puntos unitarios, pero sí un avance importante.
¿Cómo entender la unidad en el Tolima?
Todo el esfuerzo que se viene dando al respecto en el departamento, se concentra en la Convergencia Alternativa por el Tolima. No ha sido una tarea fácil. Sin embargo, se viene haciendo el ejercicio y se espera que la “chipa total” con la que contamos todos y todas, se pueda concretar, primero para desarrollar con más fuerza los postulados de las izquierdas en las comunidades, lo mismo avanzar en el terreno orgánico y la erradicación poco a poco del analfabetismo político.
De igual manera, se debe persistir en la conformación de listas unitarias con los mejores cuadros de las distintas organizaciones; el interés colectivo debe primar sobre el interés particular. Solo así, resulta posible avanzar y contrarrestar la acción malévola de la derecha y extrema derecha hoy reflejada en el Centro Democrático y la política ultraconservadora del gobernador Oscar Barreto Quiroga con su senador y representante a la cámara.
Los compañeros y compañeras deben entender que no estamos enfrentando un “tigre de papel” en el Tolima. Estamos enfrentando un poder mafioso, inescrupuloso, violento y ambicioso. Eso nos debe conducir a desarrollar la unidad con generosidad y amplitud en todos y cada uno de los movimientos que hacen parte de la Convergencia. Se hace necesario hacer una labor artesanal, dispendiosa, sin arrogancia y sobre todo, sin ambigüedades. La situación del departamento es compleja. No podemos seguir jugando a la división y menos al triste papel de unidad sí pero alrededor de mí. Esos cálculos politiqueros deben seguir siendo exclusividad de la derecha y la extrema derecha.
No hay que renunciar al diálogo. Hay que persistir e insistir, sobre todo haciendo énfasis en los puntos que nos unen. Es decir, las palabras y los planteamientos del padre Camilo Torres Restrepo resuenan con fuerza en este departamento corazón de Colombia, ahora más que nunca. Se ha avanzado, pero se hace necesario seguir avanzando…la unidad no es algo estático… siempre está en movimiento, en construcción, haciéndose con avances y retrocesos. En esa dinámica, no hay que desfallecer, hay que persistir…
Ahora, ¿Es posible la unidad más allá de la Convergencia Alternativa por el Tolima? Pensamos que sí. Es más: Como están las cosas es fundamental y necesaria. Claro, resulta una utopía. Sin embargo, hay que intentarlo con sinceridad y argumentación política. El enemigo de clase está dispuesto a todo. El ruido del fascismo no es un embeleco o una exageración. Por lo tanto, urge del esfuerzo colectivo para avanzar y ser opción de poder.
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