Movilización primero de mayo, Foto Nelosi |
Conversando sobre el paro nacional de educadores con un docente que labora en el municipio de Fresno (Tolima), señala sin rodeos: “La ministra Gina Parody nos unió”. “Los docentes de este municipio poco participan en paros, pero al escuchar semejantes mentiras – agregó – calentó los ánimos y todos estamos en paro con firmeza y decisión”. Indudablemente, este es un cese de actividades que comenzó y se mantiene fuerte en el departamento de Tolima y al parecer en todo el país. Los maestros al fin se decidieron a pelear por sus derechos y desde luego, los derechos de los estudiantes, padres de familia y comunidad en general.
Es una gigantesca movilización de tipo reivindicativa que puede perfectamente transformarse en lucha política. El monigote de todas las críticas es la ministra Gina Parody y con sobradas razones, pues sus declaraciones desafortunadas y mentirosas indignan a cualquier ser humano y más a un maestro que tiene tamaña responsabilidad y es tan mal remunerado en Colombia.
Sin embargo, consideramos que este paro exitoso ya se puede transformar en lucha política si logramos entender que la ministra no es más que un accidente, la rama del árbol o el árbol del bosque y que por lo tanto, resulta más acertado mirar el árbol o el bosque. Eso nos lleva a pensar: Mañana se podría ir Gina del ministerio. ¿Se resuelve el problema de fondo de la educación y de los maestros en Colombia? Por supuesto que no. Podría llegar otro ministro o ministra quizás más capitalista, más mentirosa y quizás más corrupta.
La lucha ante todo debería ser por cambiar el sistema capitalista y su modelo neoliberal. Actuar así sería pensar en el árbol o en el bosque y no en la rama o simplemente en el árbol. Desmontar la ideología capitalista neoliberal no es fácil, no se da de la noche a la mañana, resulta todo un proceso con avances y retrocesos, con aciertos y desaciertos. Desde esa perspectiva es que resulta importante el paro nacional del magisterio convocado por la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), es por eso que los comunistas y todo aquel que se considere revolucionario debe apoyar decididamente la protesta.
Se debe aprovechar la confrontación para abrir el más amplio debate ideológico y político, analizar con detenimiento el momento político que vive Colombia en dos hechos bien claros y concretos: Uno, tiene que ver con el proceso de paz y los diálogos de la Habana entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el presidente Santos y dos, la defensa del medio ambiente, la soberanía nacional, la soberanía alimentaria y la democracia.
Sobre el primer hecho hay que decir que es fundamental parar el conflicto armado que sacude al país hace más de 50 años, construir un frente amplio por la paz, la democracia y la soberanía nacional, para lo cual resulta de vital importancia conocer el origen del conflicto, las causas y los verdaderos responsables. Porque mientras sigamos repitiendo maquinalmente el recetario de la oligarquía liberal – conservadora, repitamos su análisis, sus conjeturas y puntos de vistas desde su clase social, resulta muy complicado poder dimensionar el proceso de paz y colaborar decididamente en su cristalización. Lo correcto es hacer una lectura meticulosa desde la clase social proletaria, clase a la cual pertenecemos nosotros.
Discutir estos temas al calor de la protesta de los maestros resulta vital en momentos de grandes definiciones. Casi todos los países de América Latina tienen propuestas de sistema de gobierno distintas, como que las únicas vergonzosas excepciones son Colombia y Perú, principalmente. Eso nos tiene que necesariamente llevar a reflexionar. Hay que hacer valer esa consigna que corean: “El maestro en la calle luchando también está educando”.
Asumir un pensamiento de izquierda sería lo más consecuente. ¿Qué significa ser de izquierda? Significa pensar políticamente en un cambio de sistema económico, social y político. Mirar la historia críticamente y superar los dogmas y viejos sectarismos que tanta tragedia le ha traído al pueblo colombiano. Pensar en una educación de calidad y cantidad para liberar y no para amaestrar como viene sucediendo. De nada servirá salir de este maravilloso paro con la idea de votar por los mismos con las mismas o quizás con la idea de que no hay que votar por ninguno. Así no se sería consecuente, sobre todo si no entendemos que la crisis de la educación en Colombia, los malos salarios, el antidemocrático pensum académico son productos de decisiones políticas.
El otro tema tiene que ver con el medio ambiente. Si no actuamos ahora después será demasiado tarde y el planeta será un desierto o una cloaca invivible, también gracias a decisiones políticas de la apátrida clase dirigente que hoy nos gobierna en el marco del capitalismo transnacionalizado y neoliberal. Nos debe llamar la atención que más del 85% del territorio tolimense se encuentra concesionado en títulos mineros a multinacionales y transnacionales, que el gobierno nacional está privatizando las aguas y colocándolas en peligro con la megaminería a cielo abierto. Estamos a punto de perder el río patrio, el río Magdalena. Transnacional china proyecto construir 19 hidroeléctricas desde el nacimiento hasta el municipio de Honda (Tolima) y de ahí a Barranquilla (Boca de Ceniza) dragar el río para permitir la navegación de barcos de bandera china.
El capitalismo muere en sus propias y objetivas contradicciones. Sin embargo, no podemos sentarnos a ver pasar el cadáver, tenemos que actuar en la teoría y en la práctica, pues actuar sin teoría es como actuar a ciegas; la teoría nos la ofrece ante todo el marxismo – leninismo, al lado de pensadores latinoamericanos comprometido con los intereses del pueblo. Así las cosas, leer y practicar es el camino, porque leer y no practicar es como el que ara y ara pero nunca siembra, dice Platón.
Por eso resulta válida la lucha por la dignificación del maestro. Un pueblo educado no se deja explotar, permanece unido y ama la ciencia. Un pueblo analfabeta deja que otro piense por él, deja que otro decida por él y prefiere meterse en la nebulosa de la religiosidad, el conformismo y la quietud, condenando los cambios a otros cien años de soledad, como diría Gabriel García Márquez.
¡Viva el paro de los docentes!
¡Viva la unidad del pueblo colombiano!
¡Viva la paz con justicia social!
¡Fuera de Colombia las multinacionales y transnacionales, especialmente Anglo Gold Ashanti!
¡Viva la unidad para defender el río nacional, el río Magdalena!
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