Mientras el presidente Juan Manuel Santos Calderón atiza la guerra en Colombia con sus decisiones, declaraciones, medidas arbitrarias y antidemocráticas, repitiendo atemorizado el discurso belicista de la extrema derecha que lidera el ex presidente narcoparamilitar, Álvaro Uribe Vélez, la seguridad a la oposición disminuye peligrosamente al extremo que podría pensarse en plan siniestro para brindarle todas las garantías a los mercaderes de la muerte que deambulan por el país con entera libertad y sin sobresaltos de ninguna naturaleza.
La Unidad Nacional de Protección, tiene de todo menos de unidad y de protección. Causa horror. Podría pensarse que este ente gubernamental no es más que un cargo burocrático que nada tiene que ver con las expectativas de los miles y miles de colombianos y colombianas, amenazados de muerte por la tenaza militar – paramilitar. El gobierno Santos le está mintiendo a la comunidad internacional y a los derechos humanos cuando dice cínicamente que ha implementado la Unidad Nacional de Protección para conjurar la seguridad de todos los que vivimos este terrible flagelo.
Por el contrario. Este aparato se ha venido constituyendo en un nido de corrupción, donde el dinero se despilfarra a diestra y siniestra y los resultados no se dan. Elude el Estado su responsabilidad y la deja en manos privadas, quizás más corruptas que el mismo Estado capitalista.
En una licitación dudosa que huele fétida, “sorpresivamente” la ganó Seguridad Total, exactamente la unidad temporal Prosegur. Al parecer perdieron dicha licitación no solo organizaciones con renombre nacional en cuestión de seguridad, sino con los elementos básicos para prestar esta labor.
Una serie de anormalidades se ha venido colocando a la orden del día: Primero, que los escoltas debían entregar sus armas y esperar la nueva dotación, como si esto de la seguridad fuera de raticos o de momentos; segundo, cambiar armas potentes (pistolas) por revólveres cuando al decir de personas que entienden de seguridad eso hace rato está en desuso; tercero, lo más insólito y vergonzoso: Ayer, llegó uno de mis unidades de seguridad con un “pedazo” de revolver viejo e inservible. Antier tuvieron a los compañeros de seguridad en Ibagué hasta altas horas de la noche para recibir ese armamento en desuso e inservible, al parecer chalecos usados, etc; se vienen hurtando los peajes, hay que pedir permiso para salir del área urbana, dándole así más ventaja a los enemigos de la paz con justicia social.
Así las cosas, la seguridad de Santos es una mentira, una infamia, que la comunidad nacional e internacional debe saber. Por un lado se incrementan los asesinatos de dirigentes de izquierda y de organizaciones populares, campesinas, indígenas y sindicales, Santos anuncia plomo venteado y de otra parte, socarronamente apenas disimula prestar seguridad.
¿Cuánto pagó la unión temporal Prosegur para ganar la licitación? ¿Qué triquiñuelas tuvo que hacer? Ojalá, la Procuraduría hiciera una investigación especial sobre este caso y Santos tuviera el valor para decir aunque sea por una vez la verdad.
Nos declaramos indefensos y a merced de los enemigos de la paz, no por la profesionalidad de nuestros escoltas, sino por las medidas oscuras y peligrosas del gobierno a través de la Unidad Nacional de Protección. La Unp debe responder. Estos han sido prácticamente desarmados.
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