Defendamos las reformas en las calles

Foto: Reuters

 Por Nelson Lombana Silva

No son ni los trabajadores, ni las centrales obreras, ni las izquierdas las que están con hechos concretos convocando al pueblo colombiano a las calles a defender las distintas reformas que viene liderando el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, es el mismo presidente de la república quien ha convocado en diversos idiomas a ser parte activa en la aprobación de dichas reformas desde la calle.

Las declaraciones y sesudos pronunciamientos son importantes, no se puede desconocer, pero no es suficiente. “Basta de palabras, hechos”, dijo el comandante Fidel Castro en las Naciones Unidas.

El pasado 26 de mayo hubo elecciones sindicales. Ojalá, los nuevos cuadros dirigentes, diseñen estrategias de movilización y concientización de las masas colombianas. No hacerlo, es condenar el país a otros “cien años de soledad”.

Es cierto. Mientras la masa no se pronuncie, se mueva, no pasará nada en Colombia, así el gobierno del Pacto Histórico esté dispuesto a hacer los cambios urgentes que necesita la nación, será pasto fácil de la reacción de la gran oligarquía con todo su poder económico, mafioso y mediático.

Un militar descompuesto planteó abiertamente dar un golpe de Estado y todos quedamos anonadados, nadie salió a rechazarlo a convocar al pueblo a la calle a rechazar con vehemencia esta postura militarista. Nos comimos la candela, como se dice popularmente.

Muy seguramente, la gran oligarquía continuará apretando, al parecer no está dispuesta a ceder un ápice, ¿Cuál va a ser nuestra postura? ¿Sólo declaraciones enérgicas y hasta filosóficas que mucho pueblo no entiende?

Hay que hacer un replanteamiento y asumir una postura más dinámica y radical, el momento histórico lo amerita. Hacer presencia en el parlamento, en las calles, podría pensarse por regiones, para que ésta sea permanente. Además, fortalecer los medios alternativos y la dinámica informativa en las redes sociales. El peor error que se pueda cometer son cruzarnos de brazos y mirar los toros desde la barrera. Sería fatal.