domingo, 14 de mayo de 2023

Las declaraciones de Mancuso a la JEP

 

El paramilitar Mancuso. Foto: internet

Por Nelson Lombana Silva

Las declaraciones que ha venido haciendo el paramilitar Mancuso a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), era para que tuviera al pueblo indignado en la calle movilizado rechazando al unísono la actitud de la oligarquía liberal-conservadora conducida por el narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez y su patota como solía decir el camarada Álvaro Vásquez del Real.


Mancuso ratifica lo que los comunistas sabíamos con mucha antelación y habíamos denunciado con un enorme sacrificio de vidas, muchos desplazamientos y muchas amenazas, con la completa indiferencia y absoluto silencio de los grandes medios masivos de comunicación.

Mancuso fue un invento de la burguesía, de las fuerzas militares más reaccionarias con su comandante al frente: Álvaro Uribe Vélez. Tuvo todo el respaldo del militarismo salpicado de narcotráfico y de la clase política altamente descompuesta que estaba convencida que sería eternamente clase dominante y nadie le sacaría a luz pública sus andanzas inescrupulosas y criminales. Nunca imaginó que un día llegaría al solio de Bolívar un gobierno comprometido de verdad con el pueblo, el cambio y la justicia social.  

Y mientras se conocen hechos cada vez más horripilantes, los medios de comunicación montan a diario cortinas de humo para distraer a la opinión pública, verdaderas canalladas contra el Pacto Histórico y el presidente de la república Gustavo Petro Urrego. Infundios mediocres, pero que el pueblo analfabeto asimila con relativa facilidad.

El paramilitarismo era una política de Estado que hoy por hoy involucra a altos funcionarios, entre ellos, al vicepresidente del uribismo, Francisco Santos, quien tuvo la frialdad para solicitarle a Mancuso crear el siniestro bloque capital de las autodefensas. Una vergüenza que el pueblo debe condenar y rechazar con vehemencia.

Prácticamente, todo el gabinete del uribismo tiene que ver con el narcotráfico y el paramilitarismo, lo mismo gremios económicos, periodistas, religiosos, militares y supuestas personas de “bien”.  

Es admirable la valentía del presidente Petro para ir recabando sobre estos hechos nauseabundos y que ciertamente, erizan la piel por su monstruosidad contra un pueblo inerme, taciturno y analfabeto como es el colombiano.

En esas condiciones, hay que redoblar el respaldo al presidente y sus reformas, apoyar decididamente el heroico esfuerzo por construir una patria humana como la soñó el libertador Simón Bolívar. No podemos ser indiferentes y mirar el desarrollo de los acontecimientos con los brazos cruzados. Hay que organizarnos allá en la vereda más distante o en el barrio más humilde, para que, en un momento dado, sepamos para dónde correr a defender la democracia, la libertad y la justicia social.

Seguramente, las elecciones venideras serán un gran termómetro para decir si estamos entendiendo y respaldando el proceso que ha iniciado el Pacto Histórico. Es una oportunidad que no podemos desaprovechar. Por eso, exhortamos a los cuadros dirigentes a la prudencia, al uso correcto del lenguaje y a la férrea vocación de unidad. El árbol no puede impedir mirar el bosque. Solo así es posible ir depurando la patria de narcotráfico y corrupción. Enseñar con el ejemplo. Por una Colombia libre de narcotráfico y corrupción, diría Gaitán: “¡A la carga!”

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