Por Agamenón
Los ibaguereños fueron sorprendidos con la brutal alza del transporte urbano, pasando de $2.200 pesos a $2.500. La exagerada alza cae como un baldado de agua fría en las personas que a diario tienen que acudir a este medio de transporte, en una ciudad cuya malla vial se encuentra en precarias condiciones.
Los ibaguereños fueron sorprendidos con la brutal alza del transporte urbano, pasando de $2.200 pesos a $2.500. La exagerada alza cae como un baldado de agua fría en las personas que a diario tienen que acudir a este medio de transporte, en una ciudad cuya malla vial se encuentra en precarias condiciones.
La decisión impacta en esta ciudad intermedia, una de las ciudades con más desempleo en Colombia, carcomida por la carestía, la corrupción y la falta de liderazgo, una ciudad sin obras y sin fuentes de trabajo.
Justificaciones sobre la descomunal alza a granel, pero ninguna de ellas sustenta la realidad, donde la inseguridad campea a lo largo y ancho de la ciudad capital del departamento de Tolima.
Hasta ahora no hay un pronunciamiento serio por parte de la comunidad sindical, ni los usuarios, existe una especie de silencio sepulcral sobre esta medida que lesiona ostensiblemente el bolsillo del pobre ibaguereño.
Sin embargo, hay que decir que la carestía se ha generalizado en todos los renglones de la economía. Un plátano que costaba mil pesos, ahora vale $1.500 y $2.000 pesos. Lo mismo ocurre con los demás alimentos que consume el pueblo, como la papa, la yuca, la alverja, el fríjol, las hortalizas, etc.
Dicha bonanza alcista la viene aprovechando el uribismo para desacreditar el gobierno del Pacto Histórico, usando para ello los benditos medios masivos de comunicación. Durante la dictadura de los gobiernos corruptos de la gran oligarquía, los medios masivos guardaron silencio, otros justificaron las alzas. En este caso, como en fuente ovejuna todos esos hacen causa común para responsabilizar al Gobierno del Cambio que lideran Gustavo Petro y Francia Márquez.
La carestía es una realidad, pero hay que buscar las causas reales y asumir una postura consecuente. Una de las múltiples estrategias que históricamente utiliza la burguesía, es precisamente ésta. No sé si ya haya visos de acaparamiento, con el fin de exacerbar los ánimos del analfabeto pueblo. En todos los países del continente ha utilizado esta pérfida medida. Los grandes empresarios acaparan para impedir que la mercancía circule y así caldear los ánimos del pueblo contra el gobierno del Pacto Histórico.
La respuesta del pueblo debe ser la movilización contra estos gremios y monopolios de la gran burguesía. No ceder al chantaje y rodear al gobierno nacional. Si no lo hacemos así, fácilmente el pueblo puede caer en las tinieblas del desespero y desconcierto, alineándose voluntaria o involuntariamente a favor de los verdaderos responsables de la crisis.
Hay que desenmascarar a esos oportunistas que no dudan en pescar en río revuelto en defensa de la clase oligárquica. Los cambios no son fáciles, ni están a la vuelta de la esquina. Hay que luchar para seguir la ruta del cambio y no caer en la trampa que tiende la oligarquía disparando precios a diestra y siniestra.
La primera gran movilización de este año, debe ser contra la carestía y los verdaderos responsables, los mismos que tuvieron el gobierno por más de doscientos años y que ahora, hipócritamente, se rasgan las vestiduras. Hay que conocer bien las artimañas del enemigo de clase, para así poderlo combatir y no terminar enfrentados entre nosotros mismos.
Rechazamos el alza exagerada del transporte urbano en la ciudad de Ibagué. No se justifica con la calidad del servicio que viene prestando las distintas empresas que hay en esta ciudad. Realmente, es una exageración.
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