jueves, 8 de diciembre de 2022

Golpe parlamentario en Perú destituye al presidente


 Por Nelson Lombana Silva

Mediante golpe parlamentario en la república de Perú, es destituido el presidente constitucional, José Pedro Castillo Terrones, el 7 de diciembre, inculpado de “incapacidad moral”, sumergiéndose este país latinoamericano en una terrible crisis de ingobernabilidad, la cual es provocada por la oligarquía en contubernio con los Estados Unidos y el aval de la desprestigiada Organización de los Estados Americanos (OEA).



La derecha, la extrema derecha y la pseudoizquierda, se han confabulado para tumbar el gobierno del profesor Castillo Terrones, quien al parecer le pareció fácil olvidar las promesas de campaña y aliarse con los enemigos de clase. Así fue que entregó la inmensa mayoría de su gobierno a estas rémoras con la esperanza de dejarlo terminar su mandato. Pero, no fue así. A la final se quedó sin la soga y sin la ternera. En la lucha de clases no hay términos medios. La oligarquía es criminal, avara y cicatera, no maneja relaciones humanas, maneja relaciones económicas.  

“El congreso ha destruido el estado de derecho, la democracia”, señaló el depuesto presidente. El pacto con la centro derecha que implementó el presidente, lo aisló en grado sumo del pueblo que lo llevó al gobierno. Maniatado por el Congreso, le fue imposible hacer realidad las promesas de campaña.

De igual manera, la fragilidad de la coalición que lo llevó a la presidencia impidió ganar poder en las elecciones regionales y locales, lo que aprovechó el neofascista López Aliaga para ganar posiciones importantes como las elecciones en Lima Metropolitana.

Muchos de los congresistas que supuestamente lo apoyaban y se declaraban “izquierdistas”, votaron por su destitución. Como se dice en el argot popular, se “torcieron”. La inefable OEA, de “árbitro”, una vez más apoyó la injerencia imperialista de los Estados Unidos y el accionar criminal de la gran oligarquía.

Lecciones para asimilar

Lo acontecido en el hermano país peruano, prende una vez más las alarmas en todo el continente. Coloca en evidencia clara la nueva estrategia de Estados Unidos y la gran oligarquía. Han dejado por ahora los sangrientos golpes de estado, al estilo Pinochet en Chile, utilizando los “golpes blandos” o “golpes de estado jurídico”.

De la noche a la mañana, inventan cualquier estratagema para justificar lo injustificable. En eso tiene que cuidarse mucho el presidente colombiano Gustavo Petro Urrego. Tenemos casos a granel. A manera de ejemplo: Dilma Rousseff, Lula Da Silva, en Brasil; Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, etc. etc.

El Pacto Histórico tiene la inmensa responsabilidad de profundizar el desarrollo de la iniciativa política, luchar contra el analfabetismo político y profundizar la concientización, organización y unidad de las masas. Estar atento a las traiciones y al oportunismo de los que se rasgas las vestiduras en un momento dado.

Precisamente, las elecciones regionales del año entrante en Colombia serán importantes para medir el grado de organización y concientización del proceso en marcha. En ese sentido, los comunistas llamamos a apoyar candidatos unitarios y consecuentes con el proceso. Lo colectivo debe estar por encima de los apetitos personalistas.

El Partido Comunista Colombiano, en desarrollo pleno del 23 Congreso, seguramente arrojará luces claras para entender el momento histórico y, lo más importante:  Fortalecer la lucha revolucionaria para hacer que este momento crucial de la historia política en Colombia, se sostenga en el tiempo y en el espacio. Es decir, se consolide y avance hacia estadios superiores.  

No podemos bajar la guardia. Esta oligarquía es criminal, mafiosa y leonina. La vigilancia revolucionaria debe ser permanente. Hay que fortalecer los medios alternativos de comunicación. Esto no se puede dejar en un segundo lugar, es prioritario.

Expresamos la solidaridad al pueblo peruano, a los comunistas de esta nación. No están solos. La movilización de las masas, su organización y decisión de luchar, serán factores determinantes. Con toda la marrullería de la burguesía, el futuro será Socialista en este país y en el mundo entero.

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