Por Nelson Lombana Silva
El árbol nacional, la palma de cera, estaría muriendo en el municipio de Roncesvalles (Tolima), ante la mirada indiferente de la administración municipal y el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), según la comunidad que constantemente está en contacto con la naturaleza.
De una manera “misteriosa” la imponente palma se viene secando, ante la mirada atónitas de las personas que suelen salir todos los días a caminar por estos hermosos paisajes adornados con el árbol nacional.
Ya no se encuentra el guardián de estas plantas y de los loros, el ambientalista Gonzalo Cardona, porque fue cobardemente asesinado el año pasado, crimen que reposa en la impunidad más aberrante.
Patricia Lombana Osorio, todos los días madruga a caminar por allí, con su compañera, con el fin de respirar aire puro y tonificar los músculos. Es una de las que ha observado con extrañeza cómo esta hermosa plántula está muriendo. “El árbol nacional está muriendo misteriosamente, es triste mirarlas cómo se vienen secando”, señala un tanto melancólica.
Considera que es una tragedia ambiental en momentos del duro cambio climático, que perjudica al ser humano, pero también a los animales y al mismo ecosistema. “Veo con preocupación y tristeza cómo estas hermosas plantas vienen muriendo. Es necesario que las autoridades ambientales tomen cartas en el asunto y se determine las causas y las posibles soluciones en la mayor brevedad posible”.
“Antier, en nuestro recorrido mañanero, nos sentamos un rato a mirar la escena y observamos que los loros eludieron a las palmas moribundas, buscaron las que todavía gozan de buena salud. Eso nos llamó poderosamente la atención”, señaló.
Hay que recordar que la palma de cera, símbolo nacional, se encuentra en vía de extinción en Colombia. Por lo tanto, es urgente que las autoridades municipales y ambientales tomen cartas en el asunto, antes de que sea demasiado tarde. Defender la naturaleza es defender la vida y la Pachamama, la casa donde habitamos, como lo indicó el Papa Francisco.
El árbol nacional, la palma de cera, estaría muriendo en el municipio de Roncesvalles (Tolima), ante la mirada indiferente de la administración municipal y el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), según la comunidad que constantemente está en contacto con la naturaleza.
De una manera “misteriosa” la imponente palma se viene secando, ante la mirada atónitas de las personas que suelen salir todos los días a caminar por estos hermosos paisajes adornados con el árbol nacional.
Ya no se encuentra el guardián de estas plantas y de los loros, el ambientalista Gonzalo Cardona, porque fue cobardemente asesinado el año pasado, crimen que reposa en la impunidad más aberrante.
Patricia Lombana Osorio, todos los días madruga a caminar por allí, con su compañera, con el fin de respirar aire puro y tonificar los músculos. Es una de las que ha observado con extrañeza cómo esta hermosa plántula está muriendo. “El árbol nacional está muriendo misteriosamente, es triste mirarlas cómo se vienen secando”, señala un tanto melancólica.
Considera que es una tragedia ambiental en momentos del duro cambio climático, que perjudica al ser humano, pero también a los animales y al mismo ecosistema. “Veo con preocupación y tristeza cómo estas hermosas plantas vienen muriendo. Es necesario que las autoridades ambientales tomen cartas en el asunto y se determine las causas y las posibles soluciones en la mayor brevedad posible”.
“Antier, en nuestro recorrido mañanero, nos sentamos un rato a mirar la escena y observamos que los loros eludieron a las palmas moribundas, buscaron las que todavía gozan de buena salud. Eso nos llamó poderosamente la atención”, señaló.
Hay que recordar que la palma de cera, símbolo nacional, se encuentra en vía de extinción en Colombia. Por lo tanto, es urgente que las autoridades municipales y ambientales tomen cartas en el asunto, antes de que sea demasiado tarde. Defender la naturaleza es defender la vida y la Pachamama, la casa donde habitamos, como lo indicó el Papa Francisco.
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