miércoles, 8 de diciembre de 2021

Una obra literaria que dimensiona la evolución


 Por Nelson Lombana Silva

El escritor anzoateguiense, Leonel Osorio Cardona, ha publicado por estos días dos libros. Uno de ellos titula: “La ciencia me llevó a Dios”. Al conocer el título, todo tipo de conjeturas nos hicimos. ¿Una concesión al idealismo? ¿Involución? Realmente, no nos resultó fácil asimilar el nombre de esta obra. Es más, pensábamos: ¿Una obra literaria? ¿Un ensayo? ¿Una revelación en pleno siglo XXI?



Dejar la especulación y tomar el toro por los cachos, era la salida más viable a la gran encrucijada que nos había llevado de sopetón el autor, seguramente sin proponérselo con este texto.

Nuestro ateísmo se puso de manifiesto, recordando a Afanasiev al decir: “Donde hay materia no puede haber espacio para Dios”. En una verdadera mezcla de curiosidad, incertidumbre e incluso frustración, nos introducimos en las páginas de este texto. Como dirían las abuenas: “Parte de Dios, parte del Diablo, ¿Qué es esto?”

¡Oh! Qué maravilla. Un texto bien logrado con una exquisitez literaria, fina argumentación y excelente bibliografía.

Pensábamos que la lectura de este texto iba a minar en algún grado nuestro militante ateísmo, por lo menos, sembrar dudas. Pero, en realidad ocurrió exactamente lo contrario: Fortaleció nuestro ateísmo y en grado sumo. Pudimos dimensionar la maravillosa exactitud de la evolución, su complejidad, su continuidad infinita y los efectos que ha venido dejando y sigue dejando en la humanidad que se preocupa por mirar más allá de la nariz.

Pudimos comprobar que no hay nada sobrenatural, todo es natural. Incluyendo, la capacidad humana para crear dioses y mundos imaginarios. Bien dijo Vargas Vila: “Dios no me ha creado, yo lo he creado a mí imagen y semejanza”.

Lo que sucede, es que al parecer el autor se deslumbra ante tanta maravilla de la naturaleza y sus fenómenos naturales, la exactitud y precisión, expresando que alguien tiene que estar detrás de todo ese proceso. Aturdido por tanta majestuosidad natural, le resulta imposible dimensionar el fenómeno en conjunto y considera que en el proceso de la evolución hubo alguien que la impulsó.

Dios es una idea que surge en la mente humana que trata de explicar ciertas cosas. Al no tener al alcance el conocimiento científico, se acude al pensamiento idealista y se elaboran hipótesis de los más diversos calibres.

Es una obra que nos ofrece el profesor Leonel que hay que leer sin ningún tipo de prevención, pero siempre con espíritu crítico y propositivo. Vale la pena leer: “La ciencia me llevó a Dios”.

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