viernes, 17 de diciembre de 2021

Santos Salinas Sánchez un Comunista hormonal

 


Por Agamenón

Santos Salinas Sánchez, natural de Somondoco (Boyacá), fue asesinado en la vereda Marquetalia, municipio de Planadas (Tolima), según relata su hijo, el camarada Gilberto Salinas Novoa. Su cuerpo fue rescatado y sepultado en el cementerio San Bonifacio de Ibagué. No hay fecha exacta ni de su nacimiento, ni de su muerte.



El relato crudo que hace el dirigente agrario y de derechos humanos, permite auscultar la historia de los vencidos, esa historia que la gran burguesía ha ocultado celosamente. Posiblemente está cargada de subjetivismo. Sin embargo, deja abierto un resquicio importante para entrar a conocer la verdadera historia, puntal fundamental para comprender el momento y proyectar el futuro.

Ciertamente, es un relato desbocado, dramático y conmovedor. Un resumen es el siguiente:

“Mi padre se vino para el Tolima huyendo a la persecución del estado. A él lo iban a matar en Somondoco, porque el papá de él y el papá de mi mamá, ellos lucharon al lado de Simón Bolívar. Ellos están en la historia de Colombia. Él llamaba: Concepción Salinas Sánchez y el papá de mi mamá, llamaba: Camilo Pinto. Mi papá estuvo preso en la cárcel de Tunja cuatro años. Él salió del penal y se vino para el Tolima. Conoció a mi mamá: Evidalia Novoa Pinto, natural de Coyaima (Tolima)”.


Camarada Gilberto Salinas Novo

“Mi padre era un viejo muy trabajador. Fue dirigente agrario durante la violencia bipartidista Liberal – Conservadora, que se desató en el país con la muerte de Jorge Eliécer Gaitán”.

“Con la muerte del líder liberal,  comienza la era más dura. Se genera la persecución de los conservadores en el poder contra los liberales. A él lo tildaban de Bolchevique. Fue pionero del Partido Comunista en Ibagué. Fundó una de las primeras células del partido en esta ciudad. De ella, hacían parte los compañeros: El esposo de María Luisa Camelo, Misael Vidal, Ángel Polo, José Adán Torres y la compañera de nombre Abigail. Ellos fueron los que conformaron esta célula”.

“Mi padre vivía en el barrio Alaska. Las primeras reuniones eran en los cafetales, eran sitios clandestinos, porque la persecución era muy terrible. Los curas en las misas decían que había que matar a los comunistas, no era pecado. Según los curas, los comunistas eran los seres más peligrosos que había sobre la tierra. Persona que se identificaba como comunista, la muerte era segura”.

“Yo era muy niño. Sin embargo, recuerdo a personajes como  Juan Marulanda Vélez, luchador viviendista, Pedro Villamarín, doña Jesús, José Neira. Mis hermanos ingresaron a la Juventud Comunista. Yo era pionero”.

“Conocí a Jacobo Arenas. Él llegaba donde María Luisa Camelo, donde Marco Díaz. En cierta oportunidad se trasladó hasta la finca de mi papá, donde tenían reuniones. Hacían la propaganda en un aparato llamado: Mimeógrafo. Eso parecía moliendo maíz o pelando café”.

“Nosotros la llevábamos la propaganda en la mochila a la escuela para ser entregadas a otras células y compañeros, como José Neira, Pedro Ignacio Villamarín. Más tarde, conocí a Álvarez, a Chucho Peña, el zapatero, al compañero que acabó de morir: Pedro Muñoz. En esa época conocí, prácticamente,  a todo el Partido”.

“El mimeógrafo estaba en la finca de mí papá, en Alaska. La finca se llamaba: El Aljibe”.

“El Partido se fue creciendo. Se hacía unas fiestas muy buenas en la Casa del Pueblo, ubicada en la calle 17, entre cuarta y quinta en Ibagué”.   

“Pero vino la violencia de estado. Comenzaron a matar los compañeros, la situación se puso muy dura. Entonces, mi padre fue obligado a enmontarse. A él lo perseguía mucho la inteligencia militar. En el páramo del Tolima nos mataron familia. Eso fue una masacre de la chulavita. En esa masacre asesinaron a catorce campesinos, entre ellos, a mi hermano, el mayor llamado: Pablo. Eso fue cerca de la laguna el Encanto. Es un paisaje muy hermoso, parece una mesa de billar. Estaban comiendo y los asesinaron a todos la Chulavita. Además, quemaron la casa”.

“A mi hermano lo amarraron en el botalón. Le preguntaban por mi papá. Él no quiso decir. Lo ahorcaron y lo decapitaron y tiraron la cabeza para un lado y el resto del cuerpo para el otro lado. Primero, le dieron un planazo en la cara y se la reventaron con la punta de la peinilla”.

“Yo estaba con mi hermano José. Estaba muy pequeño. Nos metimos en una mata de mora cimarrona y desde allí, vimos todo. Creo que para la época tenía unos cinco o seis añitos”.

“El resto de familia nos trasladamos para la finca Alaska. Allí, crecí y conocí a muchos revolucionarios. Recuerdo ahora a Álvaro Vásquez. Él se ponía la ruana de mi papá, yo sacaba la cabeza por el hueco de la ruana y él tocaba en una pandereta. Cantaba: “Si Laureano no le gusta la rumba, la rumba pa”. Yo estaba pequeño.

“Álvaro venía a ayudar a desarrollar el Partido en el Tolima. Se reunía con mi papá. Ahí fue donde se organizó la primera célula comunista”.

“Se fundó un pequeño periódico para hacer propaganda. En él salieron una serie de documentos. No recuerdo el nombre del periódico. No era muy grande la hoja. Era como tipo tamaño carta. Eran como cuatro o seis hojas o páginas”.

“Cuando fue asesinado el doctor Gaitán, ya mi papá estaba en el Tolima. En medio de la violencia, mi padre se hizo conocer bastante. Después de fundar la primera célula comunista en Ibagué, viene la persecución contra el Partido y contra él porque él ayudó a parcelar una hacienda inmensa que estaba casi en toda la vereda de Alaska. Era propiedad de un señor cuyo nombre no recuerdo ahora. Mi papá tomó un lote. La gente se organizó y obligó al rico a parcelar esa hacienda, que llegaba hasta lo que hoy es el barrio Santa Bárbara y los demás. El barrio Santa Bárbara era de mi tío Belisario Salinas. Era el hermano de mi papá”.

“Mi papá tuvo siete hijos: Cinco hombres y dos mujeres. De los cinco hombres, tres estuvieron en la lucha guerrillera y él también le toco irse porque corría peligro en la ciudad. Conocí al comandante “Faensa”, pero también a Desquite, Sangrenegra, Efraín González. Tipos famosos por su grado de criminalidad durante la violencia. Mi padre marchó con destino al sur donde se organizó”.

“Mi mamá y mi hermano mayor, José, se dieron cuenta que lo habían matado, lo rescataron y lo enterraron en el cementerio San Bonifacio de Ibagué. No se sabe con exactitud cómo fue su muerte. Se dice que en un enfrentamiento le tocó botarse por un abismo. Al parecer iba herido. Así murió”.

“Quedamos huérfanos. Mi hermano José se fue para Europa, exactamente para Rusia a estudiar. Regresó y se incorporó a la lucha armada, lucha de la cual ya hacía parte mi otro hermano llamado Francisco. José se mantuvo en las filas, se retiró por quebrantos de salud y al siguiente año se firmó el proceso de paz en la Habana (Cuba)”.

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