jueves, 17 de enero de 2019

El terrorismo es práctica propia de la derecha

Por Nelson Lombana Silva

Colombia sigue inmersa en la cruda turbulencia del terrorismo. Del primero de enero de 2.016 hasta el 10 de enero de 2.019, van 556 asesinatos de líderes campesinos, indígenas, sindicales y populares en Colombia[i]. La misma Organización de las Naciones Unidas (ONU), por estos días ha hecho un duro cuestionamiento al gobierno títere de Estados Unidos y Álvaro Uribe Vélez, sobre su incapacidad y completa indiferencia ante esta monstruosa sangría que baña todo el territorio nacional. Ni un solo pronunciamiento. Absoluta indiferencia ante el dolor constante del pueblo colombiano.


Los medios masivos de comunicación que hacen parte directamente de la cruda violencia por su posición abierta a favor de la clase dominante, no han dado una información veraz, oportuna y verídica sobre esta sistemática postura de asesinar y atemorizar al pueblo colombiano en completo estado de indefensión. El silencio cómplice de estos medios masivos es casi que absoluto.

Ahora se presenta el carro bomba en la escuela de policía General Santander en Bogotá, el día inmediatamente anterior, hacia las 9:30 de la mañana. Los medios comienzan a transmitir en vivo y en directo con despliegue espeluznante como cumpliendo cabalmente un libreto. Arman un verdadero show espeluznante aprovechando el dolor de los familiares de las víctimas y de los aturdidos vecinos del escenario de los hechos.

El corrupto Fiscal General de la Nación, seguramente frotándose sus manos, en tiempo récord identifica al supuesto autor material: José Aldemar Rojas Rodríguez. De una vez le arma un prontuario tan parecido a esos montajes que ha solido hacer históricamente este ente investigativo. El presidente de la república, seguramente aconsejado por los asesores de imagen, lo hacen presentar ante las cámaras como “varoncito” y suelta una frase al viento: “Este crimen no quedará en la impunidad, recibirá todo el peso de la ley”.

El atentado es repudiable. No hay discusión. Como tampoco hay discusión de que este viene de la derecha y la extrema derecha colombiana, seguramente con la asesoría de la CIA, para crear un estado propicio que “justifique” acciones criminales contra el pueblo como efectivamente viene sucediendo con el liderazgo del uribismo.

Esta es una práctica vieja de la derecha para tomar medidas antipopulares. Recordemos los auto atentados de Álvaro Uribe Vélez, que bien manejado los efectos en la psiquis del pueblo, precisamente, por los medios de comunicación, le representó dos veces la presidencia, actualmente la senaduría y hasta ahora la gran aureola de impunidad. Se hace intocable, repito hasta ahora.

Jovencitos son inmolados con fines perversos, seguramente siguiendo la filosofía de Nicolás Maquiavelo que dice claramente: “El fin justifica los medios”.

Históricamente, la izquierda siempre ha condenado el terrorismo. No es su práctica y la razón es elemental: La izquierda no persigue el interés personal, persigue el interés común. Por lo tanto, su filosofía no es imponer, sino convencer al pueblo para que se movilice conscientemente a defender sus intereses de clase. La izquierda se fundamenta en el humanismo, en la paz con justicia social y en la equidad social para todos y todas, sin privilegios de ninguna naturaleza.

En cambio la derecha sí tiene como práctica favorita el terrorismo. Incluso, el terrorismo de Estado. Aquí, el interés es personal, no se trata de convencer se trata de imponer. Mire usted, por ejemplo, en su proceso de elección las sumas asombrosas de dinero que utilizan, el cúmulo de mentiras de que se valen y las continuas amenazas. Iván Duque Márquez, dijo en campaña que mejoraría los salarios de los obreros y bajaría los impuestos. Y qué hizo. Exactamente lo contrario. Juan Manuel Santos Calderón dijo lo mismo, que podía firmar en piedra de mármol que no subiría los impuestos.

Y, para que el pueblo no reclame, entonces desarrollan el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones. Tratan de justificar la represión y las peores medidas antidemocráticas en su supuesta lucha contra el terrorismo, cuando en realidad son ellos, los autores intelectuales de esta infeliz práctica.

Este hecho es un duro golpe a la paz distante que divisamos hoy en Colombia entre las nubes. Ya no está las FARC – EP para responsabilizarla, seguramente arremeterán contra el ELN como le hace decir Uribe a Duque Márquez durante la campaña y contra el mismo Acuerdo de Paz firmado en Bogotá. Este es ni más ni menos un hecho sangriento para legitimar el poder ilegítimo de la clase dirigente en Colombia. Tratar de convencer a la comunidad internacional y generar cierta solidaridad nacional para seguir desarrollando su plan siniestro contra el pueblo colombiano y sus vecinos.

Las consecuencias de este burdo montaje que bien podría terminar siendo un nuevo falso positivo, serán seguramente dolorosas para el pueblo. En ese sentido, la izquierda y los sectores democráticos, deben hacer causa común en defensa de la paz con justicia social y la convivencia en medio de la diversidad y pluralidad. La movilización debe ser factor determinante para contrarrestar esta infame política del establecimiento que tantas lágrimas y dolor han generado al interior del pueblo colombiano. La salida no es apoyando al gobierno descompuesto por la corrupción que lidera Iván Duque Márquez, es apoyando la resistencia civil, al pueblo en general, del cual hacemos parte. Es fortaleciendo la paz con justicia social. 

[i] Semanario VOZ La verdad del pueblo. Edición número  2964, primer plano.

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