domingo, 12 de agosto de 2018

Dice salvadoreño radicado en Canadá: La biblioteca es centro cultural de intercambio de conocimiento”.

Por Nelson Lombana Silva

Entrevista con Álvaro Moreno, ingeniero agrónomo y sociólogo

El cañón del Combeima es visitado constantemente por turistas locales, regionales, nacionales e internacionales. Sus bellezas naturales y el calor humano de sus habitantes, les permiten descansar respirando aire puro y fresco venido del nevado del Tolima.


Ayer, nos visitó Álvaro Moreno, ingeniero agrónomo y sociólogo de nacionalidad salvadoreña, quien se encuentra actualmente radicado en Canadá. Estuvo acompañado de su esposa Diana de Moreno, quien se mostró interesada en mejorar los conocimientos sobre el idioma español.

Permaneció un buen rato en la biblioteca Cañón del Combeima, espacio que utilizamos para intercambiar conocimientos. Muy interesado en conocer la cultura y la vida social de Colombia, sobre todo la historia. Le sigue los pasos a la cacique Dulima, indígena llevada a la hoguera por los ibéricos acusada de bruja.

Tiene un elevado concepto de la biblioteca. Según afirma, no es simplemente un lugar para agrupar o coleccionar libros. “Las bibliotecas son centros culturales de intercambio de conocimiento”, señala

Mientras la señora Diana de Moreno, lee, conversamos brevemente con el doctor Álvaro Moreno. Son sus declaraciones concedidas a la página web: www.pacocol.org

-         Bienvenidos al cañón del Combeima, a la biblioteca pública de Villa Restrepo…

Nos gusta mucho. Llevamos ya un mes en Ibagué buscando dónde vivir, porque voy a estar trabajando en esta ciudad un año. No habíamos tenido la oportunidad de ver el campo, los alrededores de la ciudad. Ya necesitábamos un poco de aire libre y sol radiante. Estamos muy contentos de conocer este paraje hermoso.

-         Es usted de origen salvadoreño, ¿Verdad?

Sí, soy salvadoreño de nacimiento.

-         Pero, actualmente está radicado en Canadá. ¿Cómo es la historia?

Correcto.

-         ¿Cuál es su experiencia en Canadá?

Es una experiencia buena. Yo salí de El Salvador como refugiado y Canadá me acogió, teniendo la oportunidad de construir una nueva vida. Tengo una buena experiencia de Canadá.

-         ¿En qué condiciones sale usted de su patria El Salvador?

Trabajaba en El Salvador organizando cooperativas agrícolas en barrios pobres, en regiones pobres de este país centroamericano. Mi trabajo fue catalogado no deseable, entonces me amenazaron de muerte y tuve que salir y Canadá me recibió, en 1985.

-         ¿Cómo fueron sus primeros días en Canadá?

Muy difíciles. No hablaba nada de inglés. Sin el idioma es totalmente imposible sobrevivir en ninguna parte. La gente que no habla tiene que desarrollar diversas formas de comunicarse, por señas, por otro tipo de lenguaje, que yo carecía totalmente. Fueron dos años muy difíciles, durante los cuales aprendí el idioma, la cultura y el proceso de adaptación al estilo de vida canadiense.

-         Ha durado harto tiempo usted en este país. ¿Por qué?

Hice familia. Tengo una hija que nació en la ciudad de Victoria hace 24 años. Eso lo hace echar raíces en cualquier lugar. Pero, estoy en Colombia, viendo cómo puedo contribuir con mi experiencia en desarrollo comunitario, con el fin de mejorar las condiciones de vida de algunas comunidades.

-         En el Salvador era agrónomo y en Canadá hizo otra carrera profesional. ¿Cómo es la historia?

Yo era ingeniero agrónomo en El Salvador. Cuando trabajaba en esa ingeniería me di cuenta que en realidad lo que necesitaba nuestro agro, era un mayor enfoque en el área social, de lo que es el desarrollo comunitario.

Me dije: La parte técnica es más simple de comunicar porque son parámetros ya específicos, mediciones exactas, etc, pero la parte social y comunitaria es más complicada. Entonces, decidí cambiar de profesión para aprender a combinar tanto la ingeniería agronómica y la sociología, para buscar un bienestar comunitario a nivel rural.

-         ¿Cómo ha sido esta experiencia?

Ha sido una experiencia muy rica, porque he aprendido mucho de los países donde he podido trabajar. Es un aprendizaje constante. Para mí, es importante respetar el conocimiento local y partir de ahí, para que la gente misma vaya empoderándose de su propio conocimiento.

No estoy muy de acuerdo en traer tecnologías foráneas o metodologías extranjeras. Es mejor construir con base en lo que se tiene y, aprender haciendo.

-         ¿Qué lo anima a permanecer en Ibagué durante un año?

Vine con un contrato con una organización canadiense. Ellos contratan profesionales para ubicarlos en diferentes sectores del mundo, donde tienen una relación con la parte local para transmitir capacidad organizativa. Esa será mi función en esta ciudad.

-         ¿Dónde va a trabajar en Ibagué?

Voy a estar trabajando con una organización, empresa local, que se llama Fruto de los Andes, ellos trabajan en deshidratar frutos orgánicos y los comercializa usando metodologías de comercio justo. Mi rol, es cómo combinar estas dos filosofías de producción orgánica y comercio justo, logramos elaborar un sistema de trabajo que les permita a ellos mantener una sostenibilidad a largo plazo.

-         ¿Qué más busca usted con esta iniciativa?

Aprender mucho. No sé nada de la producción de frutos en deshidratados orgánicos, conocer a Colombia, es la primera vez que vengo. Vengo dispuesto a aprender de todo, es mi principal objetivo. Mi segundo objetivo, es ver en qué puedo contribuir para que la empresa local logre mejorar su forma de trabajo.

-         Tanto tiempo por fuera de su país, ¿Qué siente hoy por El Salvador?

Todavía me considero salvadoreño. Esa identidad nunca la voy a perder. Tenía 28 años cuando salí. Sin embargo, cuando voy a El Salvador, me siento canadiense.

Incluso, mi familia, mis amigos, me dicen: “Ya tú no actúas como salvadoreño, ya no hablas como salvadoreño. Tú eres canadiense. Es un poco complicada la experiencia.

-         ¿Qué lo anima estar en el cañón del Combeima hoy bajo en un día tan soleado?

Bueno, a conocer gente como usted. Donde quiera que vayamos buscamos locales interesantes, cafés, sitios culturales, bibliotecas. Eso fue lo que nos atrajo hoy por acá.

Nos llama la atención la historia indígena, nos llama mucho la atención conocer sobre la historia de los antepasados. Queremos saber de Dulima, la gran sacerdotisa, la cacique Dulima Pijao. Nos gusta conocer esta historia.

-         ¿Qué concepto tiene usted sobre el papel de las bibliotecas públicas?

Son centros culturales de intercambio de conocimiento, ofrece oportunidades a las comunidades locales para convivir y desarrollar conocimiento propio. Son escenarios muy importantes.

Creo que las bibliotecas son más de un simple lugar donde se guardan libros, es ante todo, un centro de intercambio de cultura y social, que permita contribuir a la educación de las comunidades en su conjunto. La biblioteca no es solamente para los niños, es también para ancianos, adultos, mujeres…hasta los perritos pueden venir a la biblioteca. 

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