El sueño eterno de estar frente al camarada Jaime Guaraca Durán, segundo hombre al mando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) después del comandante Manuel Marulanda Vélez, durante un largo período de la dura lucha revolucionaria armada en Colombia, se vino a cristalizar el pasado 15 de octubre en Cuba, cuando pude hacerle un extenso reportaje que más tarde publicaremos en su totalidad en un folleto para que circule profusamente por el país, muy especialmente por el departamento de Tolima.
Durante más de cuatro horas, el camarada Guaraca contestó los interrogantes haciendo alarde de una memoria prodigiosa y una convicción política y revolucionaria a toda prueba. Su rostro cansado por los años se ilumina cuando evoca el nombre de Colombia y describe con sutiliza su gesta al lado del movimiento guerrillero más antiguo que el año pasado decidió decirle adiós a las armas, en un acuerdo concebido en la Habana y firmado en el teatro Colón de Bogotá en noviembre 24 de 2016.
No fue fácil llegar a él y concretar la entrevista, tampoco fue audacia personal. Un grupo de personas generosas estuvo colaborando directa e indirectamente de una manera desinteresada. Dick Emanuelson, periodista sueco, Juancho y su esposa, el médico Leonides Leonel Peña Pérez, quien no solo me colaboró con el permiso para salir de la clínica Cira García, sino que me facilitó 60 pesos cubanos para el transporte. Por supuesto que el doctor Peña Pérez no sabía el personaje que iba a entrevistar.
Con la ayuda de este selecto grupo en cadena pude llegar hasta su modesta residencia y después de una amplia conversación lo pudimos convencer para que nos concediera el reportaje.
Este reportaje tuvo tres momentos importantes. Durante el primero, escrutamos parte de su infancia y de su vida familiar, su entorno, su economía, sus creencias religiosas, las relaciones con sus padres y sus hermanos, entre otros aspectos; el segundo, se aborda la parte histórica de su lucha revolucionaria, cómo ingresa a la guerrilla, las experiencias, los hechos, sus logros y sus fracasos, etc. Y el tercer momento, tiene relación con sus opiniones sobre el momento político que vive el país y América Latina, especialmente lo relacionado con el proceso de paz y su proceso de implementación.
Convencido de la importancia del camarada Jaime Guaraca Durán y sus opiniones del acontecer nacional e internacional en la actualidad, con todos estos hechos contradictorios y dramáticos que se vienen desarrollando, hemos considerado oportuno presentar a nuestros gentiles lectores una partecita supremamente clara, valiente y esclarecedora sobre la dinámica política que estamos viviendo los colombianos en estos momentos históricos.
La pregunta obvia para comenzar era conocer su opinión sobre el acuerdo de paz concebido en La Habana (Cuba) y firmado en Bogotá, entre las Farc –Ep y el presidente Juan Manuel Santos Calderón.
Responde: “No conocí mucho de las discusiones en la mesa de diálogo. No participe. Ni a mí me preguntó nadie nada de eso”, dice y agrega: “Creo que en realidad es otro momento histórico de Colombia, como los que han ocurrido anteriormente, porque no es la primera vez que se firma por ejemplo un documento tan grande, tan bien discutido, tan bien elaborado donde participaron los compañeros activamente en él”.
“Pero, ahí sí como se dice: Tiene sus peros. Ese documento tan amplio no se ha pensado, por parte del gobierno, parte del sistema, no se ha empezado a resolver, ni a cumplir. Digo a cumplir porque yo miro la historia del pasado, la memoria histórica”.
Recuerda el camarada haber asistido a cuatro amnistías con la presente. La primera con Gustavo Rojas Pinilla, la segunda con Belisario Betancur, la tercera con Andrés Pastrana Arango y la actual con José Manuel Santos Calderón.
En todas destaca un hecho común: El interés de la clase dominante de quitarle las armas a la guerrilla, más que resolver los problemas centrales que dieron origen al alzamiento en armas de un sector del pueblo colombiano durante más de 50 años. “Casi todas tienen el mismo objetivo y tienen un mismo parecido”, señala.
Sobre la actual, advierte: “Se convirtió en ley en diciembre de 2016, firmada por el presidente de la república, publicada en la gaceta oficial y no se ha cumplido. La ley de amnistía cuando se da, es para que salga todos los prisioneros de guerra y presos políticos, salgan de las cárceles. Con esa finalidad se da la ley de amnistía, pero en Colombia, el presidente Santos y compañía, no quieren hacer eso, no quieren cumplir como no han cumplido con muchos acuerdos desde que él es presidente. Es una característica de Colombia y de los presidentes de Colombia: Prometen una cosa y prometen la otra y no cumplen”.
Dice que las Farc silenciaron las armas, pero el gobierno no. Se pregunta: “¿Por qué no silenciar las armas, si Juan Manuel Santos es el presidente? ¿Por qué no adopta medidas de acabar con esas masacres? Como muestra un botón de que el Estado no ha silenciado las armas: Esos nueve campesinos asesinados y no sé cuántos heridos en Nariño. Los mataron armas del estado, armas oficiales del estado, de la policía y del ejército. Entonces, yo me pregunto: ¿Para dónde va esta firma de paz, si el mismo gobierno no cumple, no cumple con el silenciar las armas, mucho menos con otras cosas que debería haber cumplido hace rato?”
En esas condiciones el camarada Jaime Guaraca Durán conmina a la oligarquía a cambiar la cultura de la muerte por la cultura de la vida: “Es necesario que esta gente de la oligarquía olvide la cultura de la violencia, olvide la cultura de la guerra, de la muerte, olvide la cultura del odio, para que haya reconciliación en el país, para que haya un restablecimiento y reconstrucción del país. Se necesita que haya eso. De lo contrario no se puede”.
“¿Fue acierto o error de las Farc haber entregado las armas tan rápidamente?”, le preguntamos. Contestó: “Yo no me atrevo a afirmar nada de eso, porque respeto mucho la opinión de la Dirección que fue la que estuvo en las conversaciones y aceptó. La verdad es que me parece que sí fue muy prematura la entrega de armas”.
Le planteamos una conjetura: “Si el camarada Manuel Marulanda Vélez hubiera estado vivo, ¿Hubiera firmado este acuerdo de paz?” Contestó: “Yo creo que de pronto le hubiera incluido algunas propuestas más en el sentido de que algunas cosas no se hubieran hecho tan prematura, pero a lo mejor lo hubiera firmado sobre esa base. Él era un hombre muy pensador, muy analítico. Yo creo que hubiera sido otro el tema”.
“¿Qué le hubiera agregado?” Responde el camarada Jaime Guaraca Durán: “Creo que de pronto él le hubiera agregado lo que ya estaba diciendo: El retiro de las bases militares gringas, la anulación de la doctrina de la Seguridad Nacional, la salida del país de la cantidad de gringos que estorban en Colombia y prohibición de que en Colombia hayan norteamericanos que cometen un delito y por serio que sea no son llamados a juicio porque tienen inmunidad diplomática. Eso lo hubiera agregado él”.
De todas maneras, el camarada Guaraca exhorta a apoyar el acuerdo, a tener paciencia y unidad para que este se desarrolle y ojalá se concrete en todas sus partes: “Pareciera que hay que tener mucha paciencia para poder sortear esta situación”, subraya.
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