viernes, 7 de julio de 2017

Afirma delegado internacional al XXI Congreso PCC: “Necesitamos un Partido Moderno”

Camarada Víctor Ascencio Salazar con su hijo mientras concedía este reportaje. Fotos Nelosi
 Por Nelson Lombana Silva

 Después de 18 años de exilio forzoso, ha regresado a Colombia el compañero chaparraluno Víctor Ascencio Salazar, quien viene investido además, como delegado internacional al XXII Congreso Nacional del Partido Comunista Colombiano que se desarrollará en Bogotá por estos días.


Tiene inmensas expectativas alrededor de este congreso, teniendo en cuenta los hechos que se vienen sucediendo en el país y en el mundo, en donde renace la posibilidad de un planeta diverso, con muchas miradas progresistas y democráticas. Por eso dice sin rodeos: “Este congreso tiene que partir y desarrollarse con inteligencia para sacar un partido moderno”.

El camarada Ascencio Salazar entiende el partido moderno como un partido lo suficientemente maduro para superar sus errores y ponerse a todo con el momento histórico, con la realidad histórica que vive la humanidad. Mirar con grandeza y creatividad la diversidad. Eso implica “superar esas situaciones de que nosotros los comunistas somos la vanguardia”.

“Este partido tiene que adaptarse al momento histórico que estamos viviendo”, señala y agrega: “Es una tontada que sigamos pensando como pensábamos hace 50 años, como en la época de la Unión Soviética. Este partido tiene que renacer de todas esas entrañas, de toda esa sangre que ha botado. Este partido tiene que ser moderno”.

En este breve reportaje, el camarada Víctor relata a groso modo la experiencia cruel del exilio, las maromas que hay que hacer para seguir luchando por la vida y unos ideales. También su regreso al país después de 18 años de ausencia. Nota con indignación que todo sigue igual, los ricos más ricos a través de los hipermercados y los pobres más pobres. “Siempre he llevado a Colombia en mi corazón”, señala con cierta nostalgia.

Comenta que los asilados en Suecia al principio miraron el proceso de paz con las guerrillas con mucha apatía porque consideraban que era un intento más, hoy las opiniones son divididas, más proclives a la paz. “Pero, día a día, se ha visto que vale la pena apostarle a la paz”, indica.

Sentados en un escaño del parque Manuel Murillo Toro, de la ciudad musical de Colombia, Ibagué, logramos ayer este importante reportaje con el camarada Víctor Ascencio Salazar. Trabajo periodístico exclusivo de la página web: www.pacocol.org:    

-          Camarada Víctor Ascencio Salazar, bienvenido nuevamente a su patria Colombia. ¿Cómo la ha encontrado 18 años después de su larga ausencia?



Camarada Víctor Ascencio Salazar. Fotos Nelosi

Uno llega y encuentra muchas cosas sofisticadas, muchos centros comerciales. Pero uno va a los barrios marginados, las partes donde uno han vivido y ve las necesidades de siempre. Uno no ve progreso sino en eso. Parece que llegan de afuera las grandes corporaciones y hacen sus grandes almacenes para seguir explotando el pueblo, que cotidianamente se gana míseros salarios. Esa parte es la que más me ha dolido, porque uno llega y ve las calles que hace 20 años caminó todavía sin repavimentar y con más huecos quizás.

En realidad, uno se siente triste por eso, un poco impotente, pero si hay esto que está pasando en Colombia, como los acuerdos de paz que hay entre las Farc y el Gobierno, añora que todo ese mundo de plata sea invertido en estas necesidades básicas, como una buena infraestructura para que la gente se pueda movilizar bien, para que haya un mejor progreso.

Uno no puede estar ciego ante tantas situaciones que a diario se dan en este país, país tan lleno de riquezas, es un país donde la naturaleza por sí sola es un tesoro, pero que los mismos colombianos no pueden disfrutar esas maravillas, esas riquezas.

-          18 años después regresa usted también a su patria chica, Chaparral (Tolima), ¿Cómo la encontró?

Las calles casi son iguales. Hay una buena infraestructura de las carreteras que van de un municipio a otro. Por ejemplo, Ibagué – Ortega y así por el estilo. Pero me doy a la idea que es solo para sacar los productos, porque en realidad las calles, las casas, casi son iguales. Digamos que el progreso es muy poco. Claro, veo una que otra casa bonita, pero será de pronto de mil una y de cien ninguna como dice el dicho. Será de algún adinerado o mafioso, uno no sabe, pero la gran mayoría no veo las casas con gran progreso. De pronto un monumento. Pero cosas como un hospital bonito o una escuela, realmente no lo veo para ser 20 años que salí de allí.

Uno ve en los países europeos que las estaciones de los buses – por ejemplo – son renovadas casi cada diez años más o menos y ve estaciones de trenes que ahora son suntuosas y son para el pueblo. En estos países los ricos van mejor en colectivos, pero aquí esa gente anda más suave en sus coches privados, en sus limosinas.

Lo otro es la inseguridad. Uno no sabe si de pronto va a ver por ahí algún necesitado o algún delincuente que le vaya a jalar la maleta o cosas así por el estilo.

-          ¿Cómo lo recibieron en el municipio de Chaparral  (Tolima)? ¿Encontró sus amigos de hace 20 años?

Los amigos de la época en 20 años ya son muy pocos los que quedan. Una gran mayoría se ha ido del país, otros se han ido  para otras partes  del mismo país. Se pierde esa comunicación con ese grupo de esa época. Sin embargo, encontramos uno que otro. Me sentí bien recibido por la familia, mis hermanos, mis parientes, ellos sabían, que hacía mucho tiempo no estaba con ellos. El círculo de amigos en 20 años se pierde.

-          ¿Qué lo motivó a salir del país? ¿Cuándo lo hizo?

Los motivos: La situación del país. Un país lleno de conflictos, el conflicto armado, el conflicto social. En Colombia – por ejemplo – no hay seguridad social, no puede uno darse el lujo de quedarse sin empleo porque se puede morir de hambre, en este país no puede uno darse el lujo de protestar mucho porque se es perseguido, incluso, se es asesinado, tener una creencia que las cosas no están funcionando bien. A mí me motivó eso.

A pesar que siempre he llevado mi país en mi corazón en cualquier parte del mundo donde he estado, porque es mi país, voy a colocar mi granito de arena para cuando pueda regresar  sí es posible, llegar y contribuir con la experiencia que trae uno de esos países que ya están más avanzados en el aspecto humano, en el aspecto social; contribuir con esas ideas que uno ve por allá que sirven para la humanidad.

-          ¿Cómo fue el proceso de adaptación en estos países europeos donde usted ha estado residenciado?

El proceso de adaptación en un país europeo no es tan fácil, pueda que España sea un país donde uno se adapte más fácilmente porque es casi la misma cultura, fueron los colonizadores y nos llenaron de esos mismos sentimientos culturales que tenemos acá.   

Pero los países donde usted no tiene el mismo idioma, usted se siente como si fuera llegado a comenzar, usted tiene dos alternativas: O lucha para quedarse o se devuelve. Primero que todo tiene que aprender el idioma, aprender a desenvolverse con la sociedad de ese país para que le puedan dar su trabajo y vean que usted es una persona que quiere trabajar y poder adaptarse a ella.

Las personas que salen de estos países y creen que van por el sueño europeo o el sueño americano como muchos les dicen, eso es mentira. Por allá, lo que hay es que luchar, llenarse de valentía. Yo no cambio mi país por todo ese oro de más que de pronto pueda uno conseguir por allá. No puede llenarse uno de orgullo tonto y pensar que por allá es mejor. Sí, es un país donde uno puede estar más estable, son países modernos, hay una política más tolerante, la gente puede hablar de sus sentimientos religiosos, políticos, culturales y no tiene las repercusiones que usted tiene en estos países, sobre todo cuando usted exige sus derechos. En esos países hay que luchar mucho.

Se trata de hacer su círculo con la colonia latinoamericana, pero también con la colonia colombiana y todo lo que tenga que ver con Latinoamérica. Nos damos cuenta que realmente somos un solo país, no podemos decir allá que Colombia es un país y Chile otro, todos los países realmente somos uno solo, por eso los latinos nos buscamos allá, hacemos actividades, algunos seguimos luchando por nuestro país, por nuestro terruño, ya criticando, diciendo en el idioma que ya entendemos cómo son estos países, que estos países vienen siendo saqueados por los países ricos, diciendo que estos países son más ricos que los mismos países considerados ricos, pero el problema es que aquí, no hay una riqueza industrial, una riqueza donde nosotros podamos desarrollar nuestros propios recursos, sino que nuestras riquezas son naturales y que tenemos que aprender en estos países que son más ricos si nosotros luchamos por desarrollar nuestras propias ideas y convertirlos en potencia como son los países que hay allá en Europa. Los países europeos no son ricos sino en industria y en tecnología, en cambio estos países latinoamericanos son ricos en recursos humanos, en la naturaleza.

-          Para destacar: Según usted en Europa no estigmatizan ni matan a la persona por disentir o pensar diferente. Sabemos que en Colombia, por ejemplo, matan a la gente por pensar diferente al Estado capitalista. ¿Cómo es esa experiencia?

Esa experiencia, es de las experiencias más importantes. Claro, uno no anda diciendo allá que es liberal, conservador, comunista, que es de derecha o de izquierda, simplemente usted habla y exige sus derechos. Lo único que uno puede ver en Europa es que hay un sector supremamente patriotero que es el nacionalismo, el nazismo, es lo único que es un poco temeroso por su ideología racista, pero eso es controlado, los países europeos conocen y saben que eso no lleva a ninguna parte. Ellos tuvieron dos guerras mundiales, pasaron por eso y se han dado cuenta que los millones de muertos que pusieron los europeos no les sirvió para acabar con las otras razas, que tenemos que tolerarnos los unos con los otros, que tal que existiera solamente una sola raza humana, un solo color, esto no se desarrollaría como tal.

Es decir, el unanimismo no saca adelante a nadie, el desarrollo se viene es porque hay diferentes aptitudes, diferentes razas, diferentes opiniones y diferentes sentimientos, porque el sueco, el europeo, en general, es por lo general, frío, pero llega un latino, por ejemplo, que tiene ese brío, esa chispa y le da vida a eso. Eso es lo importante. Ellos consideran que los latinos, los colombianos, nos distinguimos porque somos personas muy alegres, echamos para adelante a pesar de las dificultades, tal vez digo yo, por la misma experiencia que hemos tenido en Latinoamérica.

-          ¿Hay muchos comunistas colombianos en Suecia?

Hay de todos los partidos. Claro, hay una gran parte de comunistas, de Unión Patriótica, que llegaron allí por el genocidio en este país, hay gente de las Farc. Incluso, gente de los paramilitares. Ellos también sufrieron la guerra. La guerra no solamente la sufre un partido de izquierda o un partido democrático, sino que también los que están con los partidos de derecha, porque los que van a la guerra no son los hijos de los ricos, sino los hijos de los pobres campesinos que los involucran en una guerra, que no han comprado, sino que los someten prácticamente en una guerra que nunca han querido desarrollar; de pronto por necesidad, porque ellos han dicho que le pagan o porque en un momento dado pensaron mal, pero que realmente es una situación bastante difícil para ellos.

A veces nos encontramos con esa realidad. No todos somos colombianos. Vemos que llega el exiliado porque lo iban a matar porque era de izquierda o de derecha, pero allá, todos somos colombianos y somos la misma cosa. Es como si al fin nos diéramos cuenta por qué estábamos peleando, si los que se están quedando con el dinero y con las riquezas son otros que están en Colombia y que constituyen la gran élite.

-          Desde Europa, ¿Cómo ven los exiliados colombianos el proceso de implementación de paz con las Farc-Ep y próximamente con el ELN?

Al comienzo había mucha apatía. Pero, día a día, se ha visto que vale la pena apostarle a la paz. Hay mucha gente que quiere que haya paz, hay gente que quiere regresar al país, hay gente que no quiere más muertos de ninguna parte. Eso sería lo más importante para todos. Hay unos que dicen que la guerrilla se entregó, otros que dicen que el gobierno solamente está tratando de que las guerrillas se desarmen. Eso hay las dos partes. Esa es la situación que hay. Unos dicen que esto puede ser bueno, otros dicen que puede ser malo, pero en el último período la gente se ha venido dando cuenta que se puede llegar en Colombia a cambios y pensar en la paz, que se puede llegar a tener un país democrático, donde todos podamos vivir en paz, salir y dar la vuelta por la esquina sin temor que le van a quitar el reloj, sin temor que le van a quitar ninguna prenda de la que usted tenga o lo poco que tiene.

Eso es lo que más o menos se ve en Europa. Hay una esperanza, mucha gente está esperanzada, aunque también hay apatía en algunos, tanto de una parte como la otra. Eso es así y me parece natural que haya esas opiniones tan contrarias, pues se han dado procesos ya con anterioridad de paz en Colombia y realmente no han surtido mucho efecto. Así resulta natural que haya alguna apatía en un sector de refugiados colombianos en este continente europeo. 

-          Usted es delegado al XXII congreso del Partido comunista colombiano. ¿Cuáles son sus expectativas?

Las expectativas que yo tengo de lo poco que hay de este Partido, porque con tanto, tanto sacrificio que deja el Partido en estos últimos 50 y más años de guerra y que fue el que puso más muertos, sus mejores hijos, fueron acribillados por sus ideas, pienso que ese Partido tiene que adaptarse al momento histórico que estamos viviendo, ese partido tiene que llegar a pensar en el momento que estamos viviendo, porque es una tontada que sigamos pensando como pensábamos hace 50 años, como en la época de la Unión Soviética, nosotros estamos viviendo otra historia, otra situación. Nosotros tenemos que aprender a vivir en una situación difícil, porque nos tocó un país de muchas diferencias, no somos como un país europeo, en nuestro país tenemos diferentes razas, creencias religiosas, tenemos una cantidad de pugnas que realmente, son pugnas por la misma situación, que todos queremos aparecer, todos queremos tener la razón, pero que en realidad somos personas que vamos por el mismo objetivo, vamos por la misma tarea que tenemos que hacer y que no es otra que hacer de Colombia un país en paz, un país que no tenga los alcances de la guerra, que no sea un país que vaya a sacrificar más a sus hijos, ese partido que tiene que renacer de todas esas entrañas de toda esa sangre que ha botado; este partido tiene que ser moderno, un partido que piense como piensa todo el mundo, pero que lo convenza que tenemos que cambiar a este país, no nos podemos quedar con el cuento que nosotros somos los únicos que tenemos la idea y que los otros no. Tenemos que entre los diferentes pensamientos, las diferentes ideas, todos nos acercamos en un momento dado. Entonces, este congreso tiene que partir y desarrollarse con inteligencia para sacar un Partido moderno, Partido que sea capaz de cumplir sus desafíos, capaz de unir en vez de esparcir a los demás movimientos políticos que hay, que sea un Partido que sea capaz de crear ese otro movimiento o ese otro Partido que es el que va a llegar a gobernar a Colombia y va a conseguir que se hagan los cambios que necesita el país para comenzar a abrir las puertas de la democracia en nuestro país.

-          ¿Quiere decir usted superar los “famosos” vanguardismos?

Sí, superar esas situaciones de que nosotros los comunistas somos la vanguardia. No podemos seguir pensando así. Si vemos la historia de otros países que han superado estas situaciones, no han sido propiamente los partidos comunistas, han sido partidos revolucionarios de alguna forma, democráticos. Veamos solamente a Ecuador, Venezuela. Miremos esos dos ejemplos por ponerlos.

Entonces nosotros no nos podemos quedarnos con el cuento que solo nosotros tenemos la idea y que somos los mejores. Eso es una cuestión tonta, es una idea revolucionaria infantil. Pienso de que el Partido tiene tiempo para madurar, tiene tiempo para echar para adelante con mucha inteligencia todas las demás fuerzas que quieren sacar a este país adelante. Es decir, así no seamos los comunistas los que estemos en la vanguardia, otros que tengan la razón y los veamos que quieren hacer cosas buenas por el país para sacarlo de este atolladero que venimos viviendo tantos años y que por fin digan nuestros abuelos: Al fin la izquierda se ha puesto de acuerdo para sacar adelante el país y ahora estamos viviendo mucho mejor, no tenemos que ir a estudiar sin zapatos y menos rotos, tenemos quien nos atienda en el hospital, cosas así por el estilo. Tenemos que echar adelante a la gente que tenga humanismo, que tenga esa idea de que somos humanos, que tenemos que echar para adelante, la idea de que los seres humanos somos capaces de sacar adelante las cosas sin necesitad de matarnos, simplemente actuar con inteligencia.

-          ¿Qué hacer para que la izquierda colombiana deje de ser simple oposición y se convierta en opción de poder?

Personalmente lo veo así: Para ser opción de poder hay que ponerse en los zapatos del otro. De los otros partidos, de los otros movimientos, nosotros no podemos ser opción de poder sin entender por ejemplo la necesidad de un empresario. No podemos llegar a hacer una revolución democrática sin entender la necesidad que tienen los empresarios igual de la que tienen los obreros, nosotros tenemos que entender qué es lo que el empresario por ejemplo en un momento dado, ellos por qué ponen una empresa. Ellos no ponen una empresa simplemente porque les dio por colocar una empresa, colocaron una empresa porque buscan una unas ganancias, pero entonces hay que decirles esas ganancias cómo la van a repartir. Lógico, él pone el capital, pero hay que sacarle lo bueno que tiene el empresario a favor de nosotros, del obrero, del estudiante, del ama de casa, de los campesinos.

Nosotros tenemos que ponernos en los zapatos de la gente que es pudiente en este país, porque si nosotros no entendemos cómo piensa esa gente, si no le insinuamos que es mejor tener educación para que no haya tanta delincuencia, que sea mejor que él pueda salir a la calle sin escoltas, impulsar la idea que haya conciencia de defender las ideas de cada uno.

Pienso que para ser opción de poder hay que confrontar ideas, pero también hay ponernos en los zapatos del otro, nosotros no podemos decir esto lo vamos a cambiar tumbándolo todo y después sembramos la otra mata, no eso no se puede hacer así. Dentro de los escombros que tenemos, dentro de las dificultades, de las falencias que tenemos, debemos entendernos nosotros mismos para poder desarrollar el país. No podemos decir que vamos a hacer una revolución como la hicieron, por ejemplo, Lenin o el mismo Fidel Castro. Son diferentes  historias, esas historias son las que hay que leer. Por qué se han hecho revoluciones en otras partes, quizás no tan importantes pero ahí están, por ejemplo el pueblo ecuatoriano. Me parece que es una buena forma de ver un pueblo que le lleva años ya de avance a la misma Colombia que es un país casi más rico que Ecuador y mucho más grande. Esta parte es la que tenemos que entender nosotros.   



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