domingo, 21 de febrero de 2016

Plan PaxColombia: Ni un dólar para combatir el Paramilitarismo


Juan Manuel Santos y Barack Obama Plan Colombia, llamado ahora “PaxColombia”.
Por Nelson Lombana Silva

En un acto imperial y arrogante, los Estados Unidos se abrogaron el derecho de definir inconsultamente la continuidad del contrainsurgente Plan Colombia, llamado ahora por el presidente Barack Obama: “PaxColombia”. Todo parece indicar que el presidente Juan Manuel Santos y el ex presidente Pastrana Arango, ni siquiera pudieron insinuar el cambio de una coma. El 10 de febrero de 2016, pasará a la historia como el día de la extrema sumisión, como el día de la extrema subordinación a Washington.



PaxColombia seguramente no será para aclimatar la paz con justicia social como se viene discutiendo en la mesa de la Habana, seguirá siendo seguramente un plan contrainsurgente, un plan imperialista y criminal como ha sido hasta ahora.


Llama poderosamente la atención que en los rubros que señalan cómo se invertiría los 450 millones de dólares, si son aprobados por el Congreso, no se registra un dólar para combatir o desarticular el Paramilitarismo en Colombia.


Es una señal inequívoca de que los Estados Unidos no estarían interesados en que el Paramilitarismo desapareciera de este país sudamericano. El mensaje es doloroso, pero claro e inexorable.


Lo preocupante es que seguramente este no es un olvido desafortunado o fortuito. Por el contrario. Todo parece indicar el interés imperialista de Estados Unidos de  no variar un milímetro la política de la doctrina nacional y la eliminación del enemigo interno a punta de terrorismo de Estado.


Estados Unidos es el verdadero creador de la política sucia paramilitar. Un documento secreto de este país de 3 de 1962, del presidente John F. Kennedy, señala: “Consideramos que (…) debe realizarse un esfuerzo concertado por todo el equipo del país (Colombia) a fin de seleccionar personal civil y militar con miras a un entrenamiento clandestino en operaciones de resistencia, (…) y, en la medida en que sea necesario, ejecutar actividades Paramilitares, de sabotaje y/o terroristas contra partidarios del Comunismo conocidos. Los Estados Unidos deben apoyar esto”.[i]


Por su parte, el documento secreto de la CIA, Santa Fe I, 1980, plantea en la propuesta número 3 la vinculación militar con el entrenamiento y las ayudas técnicas y psicológicas a los militares americanos, especialmente a los oficiales y suboficiales jóvenes.


Dice textualmente: “Reactivar, como el tercer elemento de nuestro sistema hemisférico de seguridad, nuestras tradicionales vinculaciones militares en el entrenamiento militar y ayudar a las fuerzas armadas del continente americano, con un énfasis particular en los oficiales más jóvenes y en los suboficiales. Ofrecer ayuda técnica y psicológica a todos los países de este hemisferio en su lucha contra el terrorismo, independientemente del origen de este último”.[ii]


Así las fuerzas militares colombianas han sido educadas en la escuela de las Américas en la política de la Doctrina nacional inspirada en el enemigo interno. Las cifras son elocuentes: Entre 1998 y 2008, 72 mil militares colombianos son entrenados por militares estadounidenses y 7 mil reciben instrucción directamente en Estados Unidos, señala Renán Vega Cantor.


El apoyo de la CIA y de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos a los grupos paramilitares, fue la herramienta que les permitió consolidarse. Señala Renán Vega Cantor: “Entre 1988 y 2005, el aumento de ayuda militar a Colombia incrementa en un 138 por ciento anual los ataques de paramilitares”.[iii]


Puede entenderse entonces por qué se mueven libremente por las brigadas, cuarteles y el territorio colombiano. En la masacre de Mapiripán presentada en 1997, los paramilitares atraviesan medio país cómodamente en avión, aterrizan en el aeropuerto militar de San José del Guaviare, donde funciona, precisamente, una base antinarcótico de Estados Unidos, sin que les pase absolutamente nada.


Así las cosas, Estados Unidos no es una simple influencia externa, tiene un contenido mayor que hoy lo responsabiliza de la tragedia de violencia que vive este país sudamericano.


Al respecto, señala Renán Vega Cantor: “Estados Unidos no es una mera influencia externa, sino un actor directo del conflicto, debido a su prolongado involucramiento durante gran parte del siglo XX”. Agrega: “La relación Estados Unidos – Colombia es de subordinación al considerarse dotado de una superioridad política, económica, cultural y moral. Es una relación desigual y asimétrica asumiendo un carácter estratégico”.[iv]


Estados Unidos desde 1825 ha asumido que este continente es de su propiedad. Se ha impuesto la política imperialista del presidente gringo, James Monroe de “América para los americanos” (Léase mejor: América para los Estados Unidos).


En el marco de esta política imperialista, dominación absoluta, ha desarrollado actividades ilegales y encubiertas como la guerra sucia contra los pueblos, utilizando entre otras artimañas el Paramilitarismo aprovechando la pusilanimidad de la clase dirigente nacional.


Conociendo estos antecedentes, no es raro, ni fortuito que en el Pla Colombia primero y ahora PaxColombia, Estados Unidos no disponga de un dólar para acabar con este flagelo del Paramilitarismo en Colombia. No es una simple coincidencia, es una terrible e inexorable realidad que el pueblo colombiano debe dimensionar claramente para asumir una postura consecuente con el anhelado sueño de la paz que se viene aireando desde la mesa de la Habana (Cuba). 



[i] VEGA CANTOR, Renán. Conflicto social y rebelión armada en Colombia. Ensayos críticos. Editorial Gentes del común. Bogotá, D. C. Abril de 2015. Página consultada 375.

[ii] Santa Fe IV. En los tiempos del plan Colombia. Colección izquierda viva. Primera edición octubre de 2001. Página consultada 39.

[iii] Op. Cit. VEGA CANTOR, Renán. Página consultada 425.

[iv] Ibíd. Página consultada 375.

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