lunes, 1 de febrero de 2016

Cumbre política para analizar su rol en la transformación de la sociedad

Por Nelson Lombana Silva

 Los partidos políticos de izquierda deberían hacer un alto en el camino y realizar un encuentro para analizar su rol en la transformación de la sociedad. Una forma de fortalecerse y detallar su misión frente al movimiento social popular, campesino, indígena, afro, LGTB, ambientalistas, etc, que en su dinámica de ser sujeto político se viene desarrollando con distintos niveles que de todas maneras hay que considerar y dimensionar.



Se trata de determinar la misión de los Partidos de izquierda, su desarrollo interno y las posibilidades de acuerdos y alianzas programáticas de cara a los retos que están al frente en un proceso de paz con las insurgencias que avanza y a criterio de personalidades versadas en la materia hoy por hoy, resulta irreversible dicho proceso, lo cual prende las alarmas en el sentido de asumir creativamente (dialécticamente) el momento concreto.


Sin lugar a dudas el momento gira alrededor del movimiento social, lo cual es importante; lo preocupante es el interés de distanciar lo social de lo político. Para muchas organizaciones sociales, lo social es lo único, es lo que tiene valor y sentido; lo político carece de valor, no es relevante. Como consecuencia de esa forma de pensar aparece el sectarismo y la reducción de la lucha solamente al terreno de la reivindicación, al economicismo.


Como el neoliberalismo ha permeado fuertemente el terreno ideológico y la lucha social, la tendencia es a “avanzar” sin ideología. Recordamos ahora un incidente bien curioso presentado en el paro agrario, campesino e indígena de 2013, en el municipio de Rovira (Tolima), cuando un cuadro comunista le explicaba a los campesinos las razones fundamentales del paro y llega supuestamente el dirigente de esta comunidad y violentamente le rapa el micrófono tildándolo de “politiquero”. La comunidad se indigna. Exige que el micrófono le sea devuelto. ¿Qué dijo la comunidad? “Él no nos está hablando de política, nos está explicando por qué estamos en paro”.


Está a flor de piel la conducta del líder, totalmente despolitizado, asumiendo una postura sectaria, reaccionaria, confusa e incierta. Pero también está la respuesta de la comunidad. De alguna manera es un rechazo a la política como algo perverso y denigrante. En síntesis, un distanciamiento entre lo social y lo político. Se confunde la política con la politiquería y así se enseña.


A más de un evento hemos asistido y en muchos de ellos, para no decir que en todos, siempre hemos encontrado la misma sugerencia: “Es mejor presentarlo como de Asoprensa (periodista) que como secretario político del Partido Comunista”. No solamente por parte de quienes no comparten el Comunismo, sino también por muchos que dicen profesarlo. La tendencia del momento es a invisibilizar a los Partidos Políticos, sobre todo de izquierda. Eso es lo preocupante.


El abismo es bastante notorio y eso debe llamar poderosamente la atención, porque la política es como la brújula, el norte, la verdadera razón de la lucha de masas. No asumir la política en ese contexto es como ir a la movilización con los ojos cerrados, vendados.


Evo Morales dijo algo importante, indicaba un líder que participo recientemente de la cumbre regional por la paz en Ibagué. “Hacíamos movilizaciones, tumbábamos presidentes, pero todo seguía lo mismo. Hasta que nos dimos cuenta que teníamos que pensarnos el Poder popular (Es decir, el poder político)”.


No se puede separar el poder político del poder social. Al lado de la lucha reivindicativa, economicista debe estar la lucha política, es decir, la lucha por el poder popular. Eso es lo que deben analizar los Partido políticos de izquierda en la cumbre que estamos proponiendo. Ojalá, comenzando por las cumbres municipales, departamentales, regionales para llegar a la cumbre nacional.


Hay que crear mecanismos concretos para convencer a los que mecánicamente, casi por instinto, se identifican solamente con lo social y nada con lo político.


Ejemplos hay a granel. La Marcha Carnaval – por ejemplo – mueve en promedio más de 30 mil personas por la defensa del medio ambiente cada año. Se protesta, se rechaza la presencia de las multinacionales y transnacionales, como Anglo Gold Ashanti, pero llegan las elecciones y la mayoría vota por los verdaderos enemigos del medio ambiente, la clase politiquera oligarca.  ¿Desconocen que la locomotora minero – energética es producto de decisiones políticas de la clase dominante? Es posible que muchos desconozcan esta cruda realidad, pero también es posible que el sectarismo o el personalismo sean más fuertes.  La realidad señala que un pueblo débil ideológicamente es pasto fácil de la ideología dominante, en esta oportunidad, la ideología capitalista.


Todos estos temas debería abordar un encuentro político en Colombia desde la perspectiva de izquierda, de lo contrario, la unidad resulta aún más complicada de concretar. Hay que entender que la política es la médula espinal, el centro, el poder que tanto añoramos. Hablemos de lo social, pero también de lo político.



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