jueves, 13 de noviembre de 2014

Planadas: Cuna de lucha y resistencia popular


La resistencia heroica estuvo a manos de 48 campesinos liderados por Manuel Marulanda Vélez, Joselo Losada, Ciro Trujillo, Carmelo López, Rogelio Díaz, José de Jesús Rojas Rivas
Por Nelson Lombana Silva

La comunidad del municipio de Planadas, Tolima, es una de las más martirizadas por el terrorismo de Estado y la ausencia del gobierno nacional. La violencia es el pan nuestro de cada día, lo mismo la estigmatización y la incomunicación.



En los últimos 60 años los habitantes de esta vasta región no han tenido un minuto de sosiego y de paz. El traqueteo de las ametralladoras, los bombardeos indiscriminados han sido la constante, dejando a miles y miles de campesinos e indígenas asesinados, lisiados, desplazados, viudas, viudos, huérfanos y miedo. Los sobrevivientes de esta brutal violencia tienen sobradas razones para invocar hoy la paz con justicia social, sobre todo la necesidad de apoyar decididamente los diálogos de la Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el gobierno nacional en cabeza del presidente Juan Manuel Santos Calderón. Es una oportunidad de parar el conflicto armado, a partir de cambios estructurales de carácter social, económico, político, ambiental y cultural. La violencia no la generó el pueblo, la generó la oligarquía liberal – conservadora. Es ella la que tiene que mostrar voluntad política para parar este baño de sangre que hoy brota por todos los costados de la lacerada patria colombiana. El deber del pueblo es colocar en práctica tres elementos claves: unidad, organización y politización.



El Partido Comunista Colombiano, consecuente con su línea política, fue el primero en denunciar el monstruoso plan “Latin American Security Operation”, más conocido como “Plan Laso”, en las páginas del semanario Voz Proletaria. El presidente de la república de la época, Guillermo León Valencia no solo negó la denuncia, sino que se ensañó contra el periódico clausurándolo. Sin embargo, el Partido destacó dos cuadros importantes para que recorrieran estas tierras ayudando a organizar a los campesinos: Luis Morantes (Más tarde comandante de las Farc Jacobo Arenas y Hernando González de la Juventud Comunista, Juco. La campaña es llamada: “Defender a Marquetalia”.


A partir de 1962, el parlamentario conservador Álvaro Gómez Hurtado, entre otros, había afirmado irresponsablemente de la existencia de “Repúblicas independientes” organizadas supuestamente por comunistas que colocaban en peligro la unidad del país. Colocando oídos a esta deschavetada versión y caso a los Estados Unidos, el entonces presidente permite la implementación y desarrollo del gigantesco plan de tierra arrasada usando más de 14 mil militares por tierra y aire con la orientación directa marines norteamericanos. Se usa armas bacteriológicas como el Napalm contra humildes familias. La resistencia heroica estuvo a manos de 48 campesinos liderados por Manuel Marulanda Vélez, Joselo Losada, Ciro Trujillo, Carmelo López, Rogelio Díaz, José de Jesús Rojas Rivas (Cartagena), entre otros. De esa lucha de resistencia popular, pero sobre todo campesina e indígena, surge en 1966 el movimiento guerrillero Farc.


Ese plan comenzó a desarrollarse el 18 de mayo de 1964. Ni el gobierno nacional, ni el arzobispo de Bogotá, Luis Concha Córdoba, permitieron que una comisión de alto nivel llegara a esta zona, integrada por los sacerdotes: Germán Guzmán, Camilo Torres Restrepo y las personalidades democráticas: Gerardo Molina, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna. Igualmente, hizo caso omiso el gobierno a un grupo de intelectuales franceses que solicitaron cancelar dicho plan militarista. Entre otros: Jean – Paul Sartre, Jacques Duclos y Simone de Beavoir. Se cumplía así lo dicho por Jorge Eliécer Gaitán de que el gobierno nacional tiene la metralla homicida para el pueblo y una rodilla en tierra ante el oro americano.


Ante esta realidad real, no inventada por el pueblo, la única salida es la política. Por eso debemos apoyar decididamente los diálogos de la Habana y aprobar las constituyentes por la paz. Es el camino.




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