Por Agamenón
El cruce de comunicados a la opinión pública con un acento bastante ofensivo y descalificante, entre un sector del Pacto Histórico y de los miembros del Partido Verde, ciertamente no contribuyen al ansiado proceso unitario que exige clamorosamente no solo el pueblo ibaguereño, sino tolimense y colombiano.
Por el contrario. Alimenta los apetitos y las posibilidades electorales de los que siempre han venido robando el erario público durante años en este departamento. Una actitud de esta naturaleza genera suspicacia, como si su misión fuera dividir las fuerzas democráticas para garantizar el triunfo de la derecha y extrema derecha una vez más en la ciudad y en el departamento.
Demuestra la cruda realidad que no hemos entrado todavía a un escenario civilizado de sana disputa, nos seguimos portando como aves carroñeras en donde todo vale con tal de satisfacer los apetitos personalistas.
La verdad es un espectáculo grotesco. ¿Qué nos diferencia de la extrema derecha? Al parecer nada, pues utilizamos las mismas prácticas tan criticables y repudiables.
Ofendiéndonos, desconociendo los pactos y responsabilizando al otro de los errores, no será condición para encontrar la unidad y hacer la diferencia en el ejercicio político.
Ojalá, no sea demasiado tarde para hacer un alto en el camino, una reflexión política, entendiendo ésta como ciencia y arte, para corregir lo que haya que corregir, sanar las suturas y asumir el momento histórico con grandeza. Hay que ser críticos, pero también autocríticos, tenemos que aprender de los errores, de lo contrario, estamos condenados a otros cien años de corrupción, mentira y engaño en este departamento, corazón de Colombia.
¡Qué vergüenza! Mientras el Gobierno del Cambio, se juega su propio pellejo, su prestigio político, por sentar las bases de un cambio de verdad en Colombia, los tolimenses parecemos gatos y perros enfrentados despellejándonos sin piedad alguna. El síndrome del personalismo otoñal no cede sin importar que todo dé al traste y el departamento político sea el hazmerreír en el ámbito nacional. ¡Qué horror!
El llamado es a la serenidad, a la sensatez y a la cordura. No más sátiras, directas e indirectas, no más comunicados hirientes, eso no nos conduce a nada, ni siquiera a vencidos y vencedores, porque la verdad sea dicha, de no haber un acuerdo político ni una tendencia ni la otra podrá cantar victoria. Por el contrario. Tendrá que ver con los adversos resultados, generando en el pueblo humilde de Ibagué y del Tolima una nueva frustración. Ambos tendrán la culpa, ante la incapacidad de dirimir las contradicciones en el marco civilizado y unitario como lo exigen estos tiempos históricos que estamos viviendo.
El Pacto Histórico, solo no gana la alcaldía de Ibagué, tampoco el Partido Verde; la posibilidad de victoria está en la unidad y en el proyecto del Frente Amplio. La mafia no se derrota con avemarías o con rimbombantes declaraciones, se derrota con unidad, organización y formación política. Líderes y lideresas, políticos y políticas de izquierda, sectores democráticos y progresistas del Tolima: ¡Grandeza, unidad!
El cruce de comunicados a la opinión pública con un acento bastante ofensivo y descalificante, entre un sector del Pacto Histórico y de los miembros del Partido Verde, ciertamente no contribuyen al ansiado proceso unitario que exige clamorosamente no solo el pueblo ibaguereño, sino tolimense y colombiano.
Por el contrario. Alimenta los apetitos y las posibilidades electorales de los que siempre han venido robando el erario público durante años en este departamento. Una actitud de esta naturaleza genera suspicacia, como si su misión fuera dividir las fuerzas democráticas para garantizar el triunfo de la derecha y extrema derecha una vez más en la ciudad y en el departamento.
Demuestra la cruda realidad que no hemos entrado todavía a un escenario civilizado de sana disputa, nos seguimos portando como aves carroñeras en donde todo vale con tal de satisfacer los apetitos personalistas.
La verdad es un espectáculo grotesco. ¿Qué nos diferencia de la extrema derecha? Al parecer nada, pues utilizamos las mismas prácticas tan criticables y repudiables.
Ofendiéndonos, desconociendo los pactos y responsabilizando al otro de los errores, no será condición para encontrar la unidad y hacer la diferencia en el ejercicio político.
Ojalá, no sea demasiado tarde para hacer un alto en el camino, una reflexión política, entendiendo ésta como ciencia y arte, para corregir lo que haya que corregir, sanar las suturas y asumir el momento histórico con grandeza. Hay que ser críticos, pero también autocríticos, tenemos que aprender de los errores, de lo contrario, estamos condenados a otros cien años de corrupción, mentira y engaño en este departamento, corazón de Colombia.
¡Qué vergüenza! Mientras el Gobierno del Cambio, se juega su propio pellejo, su prestigio político, por sentar las bases de un cambio de verdad en Colombia, los tolimenses parecemos gatos y perros enfrentados despellejándonos sin piedad alguna. El síndrome del personalismo otoñal no cede sin importar que todo dé al traste y el departamento político sea el hazmerreír en el ámbito nacional. ¡Qué horror!
El llamado es a la serenidad, a la sensatez y a la cordura. No más sátiras, directas e indirectas, no más comunicados hirientes, eso no nos conduce a nada, ni siquiera a vencidos y vencedores, porque la verdad sea dicha, de no haber un acuerdo político ni una tendencia ni la otra podrá cantar victoria. Por el contrario. Tendrá que ver con los adversos resultados, generando en el pueblo humilde de Ibagué y del Tolima una nueva frustración. Ambos tendrán la culpa, ante la incapacidad de dirimir las contradicciones en el marco civilizado y unitario como lo exigen estos tiempos históricos que estamos viviendo.
El Pacto Histórico, solo no gana la alcaldía de Ibagué, tampoco el Partido Verde; la posibilidad de victoria está en la unidad y en el proyecto del Frente Amplio. La mafia no se derrota con avemarías o con rimbombantes declaraciones, se derrota con unidad, organización y formación política. Líderes y lideresas, políticos y políticas de izquierda, sectores democráticos y progresistas del Tolima: ¡Grandeza, unidad!
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