La protesta nacional que comenzó el pasado 28 de abril en Colombia, se ha ido fortaleciendo porque nuevos sectores están decididos a pelear por sus derechos conculcados por este régimen oligárquico que destila pus de corrupción por todos sus poros.
Un periodista “lamebotas” del establecimiento le preguntó a un dirigente indígena que en dónde estaba el cacareado Paro Nacional, una vez terminada con éxito total la primera jornada. El dirigente indígena sin perder la calma, respondió categóricamente que hasta ahora estaba comenzando la protesta en todo el país.
El Paro Nacional se fortalece en distintas regiones del país. El sector indígena, ha anunciado su activa participación, de igual manera, los camioneros. Por su parte, los campesinos han salido y seguirán saliendo con la firme convicción de que la pelea es peleando.
No es un prurito del pueblo salir a protestar, como suele decir cínicamente el gobierno nacional y su patota. Hay razones profundas y de fondo que ha lanzado al pueblo a la calle. Un gobierno indolente que deja a su pueblo al garete en la pandemia, que brinda todo su apoyo a las multinacionales y transnacionales, se la juega a fondo por el gran sector financiero bancario y permite la quiebra de miles y miles de microempresas, ahora pretende rematar a ese pueblo humilde y trabajador con una Reforma Tributaria criminal, asesina. Un gobierno que fomenta el terrorismo de estado con los rezagos de la mal llamada “seguridad democrática”, que hace añicos el acuerdo de paz de la Habana, que presta su territorio para montar trincheras y agredir al hermano país bolivariano de Venezuela, convirtiendo a la nación en un peligroso polvorín, un gobierno que trata de ocultar su incapacidad criticando la gestión revolucionaria del gobierno venezolano, un gobierno que fue elegido con dinero del narcotráfico, un gobierno sin dignidad, sin talante de jefe de estado, no puede tener autoridad moral y política para decir que el pueblo no deba protestar.
La pelea va en ascenso. Un caso particular e histórico en el Tolima, por ejemplo, es la movilización en casi todos los municipios de este departamento. A Ibagué llegaron diez importantes delegaciones de igual número de municipios. En el sur y norte de este departamento la protesta se ha venido sintiendo con fuerza. En la línea, entre los departamentos de Quindío y Tolima y en territorio del municipio de Cajamarca, cientos de campesinos, obreros, hombres y mujeres, están protestando a pesar de la criminal presencia del Esmad.
En el norte de este departamento “corazón de Colombia”, también las acciones han sido contundentes. El dirigente comunista Jorge Iván Sierra, señala que en el Líbano se desarrolló una imponente movilización acompañada por delegaciones de los municipios aledaños y que hoy nuevamente, estará el pueblo en la calle, con el mismo vigor y combatividad. Dijo también que, en municipios como Armero Guayabal, Mariquita, Fresno y Honda, el pueblo se movilizó.
El gobierno nacional tiene como armas la violencia, la mentira y la desinformación. Las hordas del paramilitarismo y el Esmad, las fuerzas militares, son sus principales aliados en el empeño de detener la protesta válida y urgente del pueblo colombiano. De igual manera, ha puesto a sus medios de comunicación a decir que el aumento de la Covid-19 es por culpa de la protesta. Imbécil. ¿Y cuando ordenó los días sin IVA? Bien dijo el dirigente sindical nacional, Carlos García Marulanda, el dilema del pueblo está entre que lo “mate el virus o el hambre”. Ese es el crudo dilema que nos ofrece el corrupto y descompuesto gobierno de Iván Duque Márquez.
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