domingo, 9 de mayo de 2021

Paro Nacional versus medios de comunicaciones

 


Por Nelson Lombana Silva    

La protesta es un derecho del pueblo consagrado en la constitución nacional vigente de 1991, que el gobierno neofascista de Iván Duque Márquez ha desconocido y en vez de buscar un diálogo generoso con el pueblo indignado, ha utilizado el terrorismo de estado, vándalos del mismo estado como la policía Esmad y el ejército nacional, para silenciar violentamente el clamor popular que hoy brota a torrentes en todos los rincones de Colombia.

Para afianzar su poder terrorista, el gobierno nacional ha venido utilizando los medios masivos de comunicación de una manera absurda y deliberada. Lejos de ser medios de información, éstos se han convertido en caja de resonancia del Centro Democrático y la postura fascistoide del gobierno nacional.

La desinformación, las verdades a medias y la incomunicación, han sido las prácticas recurrentes de dichos medios de comunicación durante este histórico y heroico Paro Nacional que se viene desarrollando en toda Colombia desde el 28 de abril.

Mientras en Cali (Valle del Cauca), por ejemplo, las hordas del militarismo y la policía Esmad, masacraban a los marchantes en los barrios populares, incomunicándolos totalmente, de una manera descarada y deshonesta dichos medios decían que la ciudad había retornado a la calma.

Ahora se pretende hacer creer que los violentos son los manifestantes y los hacedores de paz son los esbirros del establecimiento, cuando se ha venido demostrando con los vídeos que los vándalos son los miembros policiales y militares. Los hemos visto asesinando a sangre fría a los jóvenes marchantes, saqueando y destruyendo locales, disparando indiscriminadamente. Sin embargo, estos medios masivos siguen con el sonsonete afirmando que los vándalos son los manifestantes. Es más: Hay numerosos vídeos que registran la salida de estos vándalos de las estaciones de policía, disfrazados de manifestantes con cualquier cantidad de piedra para sembrar el caos y después justificar el accionar cobarde y desproporcionado de la fuerza bruta de la represión.

El país ha sido militarizado. Algo supremamente grave para una nación que presume ser la “democracia” más antigua del continente. Sin embargo, los medios de comunicación presentan este desacierto como un acierto “histórico” del sub presidente Duque.

El pueblo desde antes del Paro, ha pedido diálogo directo con el gobierno y éste se ha negado reiteradamente. Ahora, dichos medios de comunicación, sin sonrojarse presentan la versión al revés dando a entender que el gobierno quiere dialogar y los manifestantes no.

Combinando todas estas bellaquerías, la idea del Gobierno Nacional es hacerle creer a la masa analfabeta y desinformada que los victimarios son las masas enardecidas e indignadas y las víctimas la gran oligarquía representada por el títere del matarife y narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez. Para esta infame trapisonda resulta fundamental el poder mediático.

El Paro es nacional y sigue

Afortunadamente, los medios alternativos de comunicación y el valor del pueblo movilizado, especialmente la juventud, el paro ha sido total y contundente en todos los rincones del país. Es más: Continúa con gran vitalidad.

En el caso particular del Tolima – por ejemplo – municipios distantes de la mano del gobierno están protestando y con qué valor. Incluso, pueblos tradicionalmente uribistas están en la calle exigiendo que el presidente Duque renuncie. Eso es sintomático. No se puede subvalorar e ignorar.

El 5 de mayo, Roncesvalles desarrolló una vistosa y combativa protesta, de la cual hicieron parte líderes comunales, campesinos, ambientalistas, concejales, hombres y mujeres. Lo mismo ocurrió en Planadas, San Antonio, Rioblanco, Chaparral, Ortega, Coyaima, Natagaima, Dolores, Melgar, Cajamarca, Anzoátegui, Líbano, Mariquita, Honda, Fresno, etc.

La carretera panamericana todavía está bloqueada en varios sitios. El peaje hacia el Líbano fue incinerado. Hay barricadas en la cabecera del llano hacia la cordillera de Anzoátegui. En fin, el pueblo continúa firme en la protesta.

En el caso de Ibagué, ya se habla de desabastecimiento de alimentos e incluso, medicamentos, entre ellos oxígeno en algunas clínicas. Los acaparadores hacen su “agosto”. Una libra de papa al parecer está costando hasta $8000 pesos y difícilmente se encuentra en las tiendas de barrio. ¿Quién es el responsable? Claro, los medios masivos de comunicación casi al unísono señalan a los marchantes. Pero, la realidad es que el único responsable es el gobierno. Por eso, hay que intensificar la protesta nacional. No queda otro camino.

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