Entre los deberes básicos del comunista están la solidaridad, el internacionalismo proletario y la integración de los pueblos con entera libertad e independencia. Hay que ser solidarios con los pueblos que luchan contra el capitalismo, el racismo, la xenofobia, el machismo y los privilegios. No debe interesar la distancia.
Uno de esos países que ha luchado por la preservación de los derechos humanos y la dignidad del pueblo, ha sido la república socialista de Cuba. Desde el primero de enero de 1959, el pueblo se prodigó a fondo en la defensa de la vida, la libertad y la autonomía del pueblo en su conjunto, gracias al liderazgo férreo, consecuente y valiente de sus principales dirigentes, dirigidos por el carismático comandante Fidel Castro Ruz.
A 90 millas del régimen más criminal que ha conocido la humanidad, se mantiene en pie de lucha con toda la dignidad del mundo, a pesar del acabose de la entonces Unión Soviética y la caída estrepitosa del muro de Berlín en Alemania. Esto se da porque la Revolución Socialista en esta isla antillana no fue materializada en el aire, ni en el frágil arenal, se desarrolló en la roca sólida de un pueblo consecuente, digno y valiente.
Nadie podrá destruirla, a excepción de su propio pueblo, dijo el comandante Fidel, al analizar ciertos comportamientos no dignos de la revolución y del pueblo cubano.
El pentágono ha hecho hasta lo imposible por hacer fracasar esta revolución, utilizando los métodos más innobles, como pretender incendiar la economía azucarera, dejar caer lluvia de microorganismos para acabar con los cultivos, asesinar a los principales dirigentes de la revolución y desatar enfermiza campaña mediática para denigrar, acusar y desinformar a la comunidad internacional acerca del proceso revolucionario.
Pero, no contento con eso, desarrolla Estados Unidos el más brutal e inhumano bloqueo económico, comercial y financiero contra el pueblo cubano. Pretender rendir a este pueblo a punta de hambre, en el siglo XXI, siglo de la civilización pura, resulta ser lo más aberrante que se le pueda ocurrir a un régimen criminal e infame. Solo se le puede ocurrir a Estados Unidos.
Hace más de 60 años se viene cometiendo este atroz crimen de lesa humanidad, crimen que ha sido rechazado categóricamente en múltiples oportunidades por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), distintos foros internacionales y pueblos del mundo. Sin embargo, Estados Unidos persiste en esta infeliz práctica.
Por el contrario. Ha intensificado el cerco con el demente presidente Donald Trump, unos de los presidentes más vulgares que ha tenido este país imperialista. La ley Helms Burton continúa profundizándose sin piedad alguna contra este heroico pueblo. Con palabras certeras el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, ha dicho que son medidas genocidas las que ha venido tomando el gobierno de Donald Trump.
El mundo civilizado se debe pronunciar de una manera clara y contundente, rechazando tajantemente siniestra medida gringa. Exigiendo respeto por la libre autodeterminación de los pueblos.
La pérdida del pueblo cubano es inmensa en estos 60 años de bloqueo. Según el camarada Alberto Acevedo, la cifra dejada de percibir asciende a 922.630 millones de dólares y, desde abril de 2018 a marzo del presente año, la cifra supera los cuatro mil millones de dólares, de los cuales 1.383 millones son pérdidas en el turismo.[i]
Ante estos hechos y la decisión férrea, consecuente y revolucionaria de Cuba de seguir desarrollando el Socialismo, los pueblos del mundo no se pueden quedar cruzados de brazos, se deben pronunciar y decididamente exigiendo el levantamiento del brutal bloqueo y la respectiva indemnización a que tiene derecho este heroico y educado pueblo cubano. Cuba no está sola, míster Donald Trump.
[i] Semanario VOZ La verdad del pueblo. Edición número 3001. Página consultada 17.
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