El continente americano vive un momento histórico, es un volcán en ebullición. Su masa anónima, ignorada, despreciada y explotada irrumpe con decisión y sobradas razones. Tiene claro el enemigo que tiene en frente: El Neoliberalismo. Hay una lucha heroica contra este modelo capitalista. Modelo criminal, asesino e inhumano que hoy se ensaña contra la humanidad y la naturaleza.
La teoría perversa del Francis Fukuyama del fin de la historia se vino abajo sin pena y sin gloria, cayó derrotada por los hechos contundentes y tozudos. Norberto Bobbio, filósofo italiano, le sale al paso con la diada derecha e izquierda y su afirmación categórica sobre que las ideologías reverdecen.
Los resultados electorales presentados en países como Bolivia y Argentina y las grandes movilizaciones en Chile y en Ecuador, son indicativos evidentes del avance unitario y combativo de los pueblos contra este nefasto modelo impuesto por los Estados Unidos.
Hay que sumar la heroica resistencia de la República Bolivariana de Venezuela, Nicaragua y, desde luego, Cuba. Pero, si se trata de ser más concreto, en cada país de este continente los procesos anti neoliberales se vienen fortaleciendo y cada vez la postura de los pueblos resulta más contundente y masiva.
Eso explica la actitud cada día más violenta y agresiva de la burguesía y el imperialismo norteamericano. Pero, a su vez, la capacidad de resistencia de los pueblos.
El capitalismo así resulta cada vez más corrupto y brutal. Coloca los medios masivos a su disposición y crea nuevas formas de agredir a los pueblos, como las denominadas “guerras de cuarta generación”. Destruye valores como la cultura, la soberanía nacional y la libre autodeterminación de los pueblos, cambiando el lenguaje diplomático por el bélico. La CIA no duerme. Disfrazada de ONG llamada USAID, se mete con sutileza en todas partes, presentando el rostro falso de “humanismo”.
Con todo su armamentismo sofisticado e inverosímil los Estados Unidos padecen tremenda crisis estructural, la cual se hace cada vez más profunda e irreversible. Otros imperialismos le vienen pisando sus talones. La lucha de clases es una realidad hoy más que nunca en esta parte del planeta tierra.
En ese contexto, no podemos asumir una posición pasiva y simplemente esperar que los acontecimientos sucedan, hay que asumir una postura activa, orgánica y decidida. Marx dijo: “No se trata de interpretar únicamente el mundo, de lo que se trata es de transformarlo”. Es decir, no es suficiente con profetizar la hecatombe del capitalismo, hay que actuar decididamente en el escenario que nos corresponde con claridad y coraje. La postura no es sentarnos cómodamente a ver pasar el cadáver del capitalismo al cementerio. Hay que actuar con conciencia, claridad y orgánicamente.
Si bien Colombia está un poco quedada del proceso que vive este continente, no es por casualidad, ni porque el pueblo sea cobarde. Las ataduras son muy fuertes, lo mismo la agresividad de la burguesía que en elecciones se disfraza de cordero manso e inocente.
Además, el común del pueblo anestesiado y desinformado, desconoce las gestas de nuestros antepasados comenzando por la comunidad aborigen, la revolución de los comuneros, el grito de independencia, etc. La lucha del Partido Comunista Colombiano fundado el 17 de julio de 1930, el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán Ayala, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Osa, Pizarro León Gómez y miles y miles de luchadores consecuentes con su clase social.
El pueblo sí ha luchado. Lo que sucede es que tenemos una burguesía tramposa, criminal y de mil caretas para el momento oportuno. El pueblo ha utilizado distintas formas de lucha. Luchó y sigue luchando. La lucha electoral es una forma concreta. Una lucha muy desigual, pero se está librando y se seguirá librando. De ahí la importancia de analizar con profundidad los resultados, sobre todo con objetividad y realismo. No es conveniente ni auto flagelarnos ni pretender justificar los errores. Es lo peor que podría hacer la izquierda. Hay que mirar los yerros con espíritu autocrítico y crítico, para simple y llanamente no volverlos a cometer y avanzar.
La lucha sindical, otra forma de enfrentar el modelo y el sistema. El Paro Nacional programado para el 21 de noviembre debe ser contundente y unitario, firme y combativo. Para ello hay que prepararlo desde la barriada, la vereda y el mismo círculo familiar. Ser consecuente y hacer coincidir lo que se dice y se piensa con lo que se hace.
La movilización del 21 de noviembre en Colombia, será nuestro aporte a ese piélago de lucha que se viene generando en todo el continente americano. Por eso, hay que prepararlo con decisión y combatividad. Colombia también debe ser un volcán en ebullición.
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