Por: Nelson Lombana Silva
Es fundamento revolucionario hacer uso
correcto del lenguaje, por cuanto fortalece la comunicación y hace más
claro el mensaje. Por lo tanto, no resulta de poca monta el estudio
permanente del lenguaje, es decir, del idioma.
Sobre el particular hay quienes
sostienen que uno de los idiomas más complejos para asimilar
correctamente es precisamente el español por la variedad de giros
gramaticales, adjetivos, verbos, antónimos, sinónimos, etc. Es diciente,
por ejemplo, el error de Gabriel García Márquez en su obra cumbre Cien
años de soledad.
Este error está al comienzo de su singular
obra literaria: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento,
el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en
que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Según los expertos en la
materia estaría mal usado el verbo había, lo correcto sería habría.
No
es fácil hacer uso correcto del lenguaje, hay la necesidad de estarlo
perfeccionando permanentemente a través de la praxis. Sobre todo si
tenemos en cuenta que el lenguaje no es solamente verbal y escrito, es
también gestual. Es decir, no nos comunicamos únicamente hablando y
escribiendo, también nos comunicamos a través de los gestos, como la
mirada, la presentación personal, la piel, etc.
Si hacemos
uso correcto del lenguaje, seguramente la comunicación será correcta y
el mensaje que transmitimos hará un mejor efecto, sería más claro y
productivo. El manejo del lenguaje es vital para desarrollar la batalla
ideológica y política, la lucha revolucionaria. Nos permite con más
facilidad convencer a través del argumento. Y de paso, el uso correcto
del lenguaje nos humaniza, nos hace más revolucionarios, porque nos
entendemos nosotros mejor, entendemos la problemática de los demás y
tenemos más perspectivas para plantear soluciones y orientar procesos.
Dice
el poeta tolimense Miguel Ángel Gallardo que en el caso del lenguaje
poético, no es más que “el tránsito a lo humano pasando por lo bello”.
Por su parte, Ana María Otero, según este escritor, “la palabra hablada o
escrita es la expresión más perfecta de nuestro pensamiento”.[i]
Quienes
dicen que tiene la razón los que más gritan, hieran, insultan y
agravian, están equivocados de cabo a rabo, como diría Gabriel García
Márquez, por cuanto la razón política está ante todo en el argumento. No
se trata de imponer, se trata de convencer. Ese es el desafío de los
Comunistas: Utilizar de la mejor manera el lenguaje en todas sus formas y
manifestaciones, con una diáfana y concreta finalidad: Convencer. No en
vano dijo el filólogo Rufino José Cuervo: “La lengua es la patria”.[ii]
El
correcto uso del lenguaje, permite llegar a la masa con claridad y
precisión. En cierta oportunidad al líder agrario Juan de la Cruz Varela
le correspondió explicar a un número de campesinos iletrados el
contenido de la unidad. Se paró frente al auditorio llevando una
cantidad de bejucos y sin usar muchas palabras, cogió el primer bejuco y
lo reventó fácil, después cogió dos a la vez y ya tuvo un poquito de
dificultad para reventarlos, finalmente cogió muchos y a pesar de
utilizar todas sus energías no fue capaz de reventar el manojo junto de
bejucos. “Esa es la importancia de la unidad: Nos hace invencible”,
dijo. Observemos el lenguaje que utilizó para explicar un tema tan
sensible e importante como es la teoría de la unidad.
Hay
otro aspecto básico a destacar: El lenguaje no está hecho de una vez y
para siempre. Dice Margarita Enciso de Rangel, licenciada en educación,
historia y geografía de la universidad de Tolima y Magister en
educación y filosofía latinoamericana de la universidad Santo Tomás de
Bogotá, autora de varios libros, entre otros: Estudio del Folclor un
proyecto de identidad regional: “El ser humano desde los albores de su
existencia sintió la necesidad de comunicarse y lo hizo inicialmente por
medio de gestos, sonidos, balbuceos, gritos, gemidos…manifestaciones
que se fueron transformando en actividad intelectual que le permitió
comprender y crear y que los evolucionistas señalaron como la
característica esencial del ser racional que posteriormente se expresó
en palabras y luego ascendió al logos de la filosofía”.[iii]
Eso
quiere decir que el lenguaje se hace permanentemente, todos los días.
La comunicación se desarrolla, se articula y se complejiza, igualmente,
todos los días. Por eso resulta vital rechazar esos viejos y metafísicos
conceptos de que “me las sé todas”, “Soy así desde siempre y así
moriré”, “Loro viejo no aprende”, etc. Estas formas de pensar no tienen
nada que ver ni con el materialismo histórico – dialéctico, ni con el
marxismo – leninismo, ni con comunismo. Hay que entender que no somos
estáticos, somos movimiento.
Al mejorar el lenguaje entre
los comunistas y los comunistas con las masas, el proceso revolucionario
se hace más expedito, cada vez más real. El mensaje resultará más
plausible de ser asimilado y masificado. Sí podemos mejorar el lenguaje y
al hacerlo estamos mejorando las relaciones humanas, nos estamos
haciendo más fuertes y estamos sumando en este duro pero emocionante
proceso revolucionario. Vale la pena mejorar el lenguaje…
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[i] Revista Letras de la academia tolimense de la lengua. Diciembre 2013 – 2014 No. 1. Página consultada 21,
[ii] Ibíd. Página consultada 27.
[iii] Ibíd. Página consultada 23.
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