“Hoy cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta”. Carta encíclica Laudato Si del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común. Página 45.
Tesis: El tema de la paz como el tema minero – energético están cruzados por la dictadura del modelo neoliberal, la dictadura del mercado y la lucha de clases. Las posiciones son opuestas, el quid está en saberse ubicar en su campo al cual pertenece socialmente.
Síntesis: La paz con la cual sueña el pueblo colombiano constituye una quimera, quizás una utopía de difícil realización por cuanto está cruzada por la lucha de clases. Hay de por medio intereses muy fuertes y contrarios que hay que superar con conocimiento científico y con praxis revolucionaria. La razón es elemental: La paz no es algo abstracto o subjetivo, la paz es algo concreto, objetivo. La paz es producto.
Así las cosas, para tener una dimensión más amplia de la paz, necesariamente hay que relacionarla con el sistema económico imperante, el sistema capitalista. Cuáles son sus características, cuál es su naturaleza y cuáles son sus fines. La idea no es teorizar sobre la paz en el aire, lo correcto es teorizar sobre hechos concretos.
Si entendemos fácilmente que el sistema capitalista se inspira en el capital, en el dinero y su naturaleza es la existencia de dos clases sociales antagónicas, resultaría mucho más fácil comprender el significado real de la paz para cada una de esas clases sociales. La idea es mirar la paz no desde la concepción meramente idealista, se trata mirar la paz desde la concepción materialista, es decir, científica.
Si usted le pregunta a un oligarca que si quiere la paz, con seguridad que le va a contestar “honradamente” que sí, si esa misma pregunta se la formula a un pobre, un proletario, también le irá a contestar afirmativamente.
Ambas respuestas son válidas o lógicas desde clases sociales antagónicas. Varía sus concepciones. El rico entenderá la paz como la libertad para hacerse más rico, sin ningún tipo de oposición. Mientras el pobre, el humilde, el pueblo, concebirá la paz como producto de cambios de orden social, económico, político, ambiental, cultural e ideológico. En síntesis: La clase oligarca querrá una pax romana, una paz fruto de la rendición a cambio de nada, mientras que la clase proletaria querrá una paz con justicia social.
El otro aspecto a considerar tiene que ver con la locomotora minero – energética. Esta política depredadora del medio ambiente es la política imperialista de los Estados Unidos impuesta a través del Plan Colombia, los Tratados de Libre Comercio y los medios masivos de comunicación.
Para poder comprender claramente la política minero – energética del presidente Santos, es pertinente conocer con precisión la nueva configuración del capitalismo altamente desarrollado y transnacionalizado. Hay que conocer a fondo la esencia y naturaleza del neoliberalismo y su fundamento central: La dictadura del mercado. Como el rey Midas que todo lo que cogía en sus manos lo convertía en oro, el neoliberalismo todo lo ha convertido en mercancía.
“Nuestra casa común”, dice el Santo Padre, es decir, la tierra también gracias al neoliberalismo ha sido convertida en vulgar mercancía. ¿Quién compra una mercancía? El que tiene dinero. Y, ¿Quiénes tienen dinero en el sistema capitalista? Pues los capitalistas, es decir, los ricos.
¿Qué se deduce de lo dicho anteriormente? Que la megaminería a cielo abierto, o sea, la locomotora minero – energética de Juan Manuel Santos es un negocio de los ricos, en detrimento de los pobres, en detrimento de la naturaleza y en detrimento de la esperanza de vida de la humanidad en su conjunto.
Muchos de los que hoy están al frente de las multinacionales y transnacionales, antes fueron funcionarios del gobierno nacional y gracias a sus influencias la legislación fue concebida justo a sus intereses particulares. No es gratuito que Santos hable de minería legal y de minería ilegal. ¿Cuál es la legal, según el gobierno? Pues la que ejercen las multinacionales y transnacionales. ¿La ilegal? Pues la artesanal que ejerce el pueblo para sobrevivir.
Por eso, los comunistas decimos que los principales enemigos de la paz son el presidente Santos, el ex presidente Uribe, el Procurador Ordóñez, los medios masivos de comunicación y el comando sur de los Estados Unidos, principalmente. Una cosa dice el presidente y otro bien diferente hace. Los hechos así lo demuestran. Vale decir que la supuesta diferencia con el señor Uribe no es más que un sofisma de distracción, ambos pertenecen a la misma clase social.
¿Quién salva el proceso de paz de la Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el gobierno Santos? El pueblo en su conjunto, pero debidamente organizado, politizado, educado y en acción, en movimiento. Solo la movilización y pronunciamientos como los que estamos desarrollando, pueden impedir que los enemigos de la paz dinamiten la mesa de diálogo que se desarrolla en la república socialista de Cuba. Y una forma correcta de actuar es rechazando la locomotora minero – energética de la región, rechazando la presencia en la zona de la monstruosa Anglo Gold Ashanti y demás multinacionales y transnacionales. Además, globalizando la lucha, uniéndonos como pueblo. Es decir, asumiendo una postura crítica, consecuente y revolucionaria. Exigiendo la democratización de los medios masivos de comunicación. Solo así será posible una paz con justicia social, una paz que satisfaga los intereses del pueblo secularmente engañado, ignorado y explotado. No actuar ahora, es condenar a Colombia a otros cien años de soledad como diría Gabriel García Márquez.
[i] Hoy 28 de agosto de 2015, se realiza en Ibagué encuentro departamental de paz en el marco de la II asamblea nacional de paz que se realizará los días 19 y 20 de noviembre en Bogotá. El Partido Comunista Colombiano, local Ibagué participa con esta ponencia.
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