viernes, 27 de marzo de 2015

“Muero fiel a la causa revolucionaria”: Alfonso Tavera Valencia

Alfonso Tavera Valencia (Foto Nelosi)
Por Nelson Lombana Silva

Resulta de vital importancia conocer el pasado por cuanto es la única forma correcta de entender el presente y proyectar el futuro. Dimensionar el proceso revolucionario y proyectar acciones más audaces en la denodada lucha que libramos contra el sistema capitalista e inspirado en la utopía de construir el socialismo.



Recoger el testimonio de nuestros mayores debe ser prioridad en los jóvenes revolucionarios que hoy asumen con donaire y coraje el reto de avanzar en el proceso orgánico y formativo del pueblo colombiano, acosado por el analfabetismo político y la cruda desigualdad socio – económica.


Por supuesto que no se trata de una repetición mecánica y ahistórica. Se hace para extraer de esta historia lo mejor que nos ayude a asumir el momento con más claridad y convicción revolucionaria. La historia nos permite asumir la realidad del presente y del futuro. ¿Vamos avanzando? ¿Estamos estancados? ¿Estamos retrocediendo? Para poder responder acertadamente estos interrogantes hay que conocer el pasado, de lo contrario, resultaría muy difícil dar respuesta científica, surgiría posiblemente una respuesta subjetiva o emotiva, seguramente carente de cientificidad.


El camarada Alfonso Tavera Valencia, prácticamente abandonado a su tragedia, no así por el camarada Juanito Rojas González quien al lado de su esposa hoy le brinda solidaridad, en la dura enfermedad renal y en un período histórico donde dicho sea paso la solidaridad se encuentra en vía de extinción, encarna toda una lucha revolucionaria, toda una convicción en el socialismo y toda una admiración hacia el Partido Comunista Colombiano, fundado el 17 de julio de 1930. A pesar de sus duros quebrantos de salud, las afujías económicas, el rastro marcado de las torturas del régimen capitalista y sus 63 años de edad, se muestra decidido y optimista.


La página web: www.pacocol.org en exclusiva pudo dialogar con el camarada Alfonso Tavera Valencia. Su testimonio se convierte en una verdadera lección para los presentes y futuros luchadores revolucionarios en Colombia y en distintas partes del mundo donde hoy se lucha contra el neocolonialismo y la inhumana explotación del hombre por el hombre en el marco del neoliberalismo. Es un ejemplo de lealtad y compromiso con su pueblo y la lucha revolucionaria, un ejemplo de sencillez y de grandeza a su vez. Que nadie se equivoque con menospreciar o irrespetar a los viejos y abnegados revolucionarios que se esconden bajo el sombrero, en las condiciones más precarias y vergonzantes, como el camarada Tavera Valencia y muchos revolucionarios y revolucionarias más.


-         ¿En dónde nació?


Yo nací en el municipio de Líbano (Tolima) el 16 de noviembre de 1951, acabo de completar 63 años.


-         ¿Quiénes eran sus padres?


Mi padre se llamaba Abel Tavera y mi madre Roselia Valencia, la que vive todavía en el municipio de Cartagena del Chairá (Caquetá), tiene unos 84 años más o menos. Damnificada de las guerras. De niño nos tocó mirar los cazabombarderos, las avionetas de cola y de ala roja, que tiraban bombas sin compasión alguna. Sin embargo, todavía sigo siendo víctima de la violencia de Estado. Nací en medio de la guerra, me crié en medio de la guerra y en mi vejez vivo en medio de la guerra.


-         ¿Cuántos hijos tiene?


He tenido dos hogares. Tengo tres hijos mayores de edad en Bogotá pero ellos no me ayudan para nada y los que estoy criando ahoritica, son cuatro: Dos niñas y dos varoncitos, todos menores de edad. Ninguno pasa de los doce años.


-         ¿Cómo llega a conocer la lucha del Partido Comunista?


Yo llegué a conocer el Partido Comunista a la edad de diez años, al escuchar leer el semanario Voz; no sabía leer pero deliraba por saber leer para leerla. Escuchaba a la gente que la leía en voz alta los relatos sobre la forma como el gobierno a través de los militares torturaba y martirizaba a los campesinos, lo cual me producía indignación y eso me fue llevando a encariñarme de la revolución. A mi padrastro lo invitaban a las reuniones, no asistía, me mandaba a mí, aprendiendo el significado de la lucha revolucionaria.


Después, siendo joven hacia 1970, entré a hacer parte de la Juventud Comunista (Juco), nos tocaba leer por obligación las revistas, los periódicos y todos los demás documentos del Partido Comunista y presentar informes a nuestros dirigentes. Ese conocimiento que fui adquiriendo con este ejercicio me permitió conocer el Partido y comprender el sentido de la Revolución. Eso me fue encariñando más y más. Jamás he sido conservador, jamás he sido liberal, toda mi vida he sido fiel a la causa revolucionaria.


-         ¿Quién lo reclutó para el Partido Comunista?


A mí me reclutaron unos compañeros de la misma vereda, me recomendaron ante los dirigentes superiores que en este momento no me acuerdo, recuerdo escasamente al compañero Manuel Rojas. Los compañeros del campo me recomendaron a mí y a otro hermano, decían que nosotros podíamos salir buenos dirigentes porque es que vienen de sangre, son muchachos excelentes, no roban, no hacen daño, son muy trabajadores. Nos invitaron a las reuniones y nos plantearon cómo debíamos organizarnos y nos hablaron de la Juco. Todo eso fue motivo de encariñamiento, encariñamiento que me permite estar todavía en el Partido y en la lucha revolucionaria.


-         ¿Si hizo parte de alguna célula del Partido Comunista?


He hecho parte no solo de una célula de Partido Comunista, sino de varias. En 1974 me fui para el departamento de Caquetá y allí fui organizador de células por decisión del regional de Florencia (Caquetá). Duré allí más de diez años, arriesgándome, pasando miles de riesgos, mirando caer bombas, mirando helicópteros militares y fantasmas, mientras recorría veredas organizando células del Partido Comunista.


En este departamento dejé un trabajo y me vine nuevamente para el sur oriente del departamento de Tolima, manteniéndome cercano y firme en la lucha revolucionaria.


-         ¿Ha sido amenazado de muerte por ser Comunista?


Distintas veces he sido amenazado, torturado y desplazado, porque para poder defender mi vida me ha tocado que desplazarme varias veces. Me desplacé en 1985 del departamento de Caquetá, me desplacé para el departamento de Tolima, dejando abandonada mis tierras por la guerra. Después me tocó venderlas forzadamente y muy baratas. Seguir en el sur oriente de Tolima donde sigo siendo amenazado. En casi todos los gobiernos he sido amenazado desde que me hice adulto y comunista. A pesar de eso, no he abandonado la causa, sigo firme y optimista en el futuro del país.


-         ¿Cuántas veces ha sido amenazado hasta ahora?


He sido amenazado, así que yo recuerde ahora, tres veces. La primera amenaza fue cuando el desarrollo de la Unión Patriótica. Fuimos amenazados en el área de Montoso, jurisdicción del municipio de Prado (Tolima). La consigna era que tenían que ser asesinados Alfonso Tavera Valencia y la familia Camacho, la que a la postre fue asesinada prácticamente toda. En esas condiciones me tocó que desplazarme para la Mesa (Cundinamarca) durante un tiempo.


-         ¿Quién lo amenazó?


A mí me amenazó el ejército nacional directamente. Siempre he sido amenazado por el ejército nacional. Después, no solamente me amenazaba el ejército nacional, sino paramilitares a través de hojas volantes. En ese primer listado el primer nombre que encabeza la lista negra de 66 personas declaradas objetivo militar, mi nombre iba en primer lugar. Era catalogado comandante de los demás amenazados, que éramos todos campesinos luchadores, defensores de nuestros derechos.


-         ¿Eso fue cuándo?



Esas amenazas principiaron en 1988, al principio de 2001 y ahorita último en el mandato de Álvaro Uribe Vélez, no solamente fui amenazado, sino que me tocó volarme para que no me matara la móvil 8 bajo el mando del entonces mayor del ejército nacional de apellido Suárez (Al parecer actualmente ya es coronel). Me tocó volarme para evitar ser asesinado, ya habían matado a un compañero cerquita a mi casa, lo asesinaron como a las once de la noche y a esa hora también me llegaron a mí y aclarando el día me les volé, me fui para el Cañón de las Hermosas en el municipio de Chaparral (Tolima) y allá, volví a ser amenazado, fui cruelmente torturado, supuestamente me desbarataron los riñones, hoy me siento sin riñones a consecuencia de las patadas que recibí de unos oficiales de la móvil 8.


-         ¿Cómo lo torturaron?


A mí me capturaron a las tres de la tarde, el 28 de noviembre de 2005, me pusieron las manos atrás y esperaron que fuera de noche, entonces me llevaron a una parte oscura, unos rastrojos oscuros, a una cañada y comenzaron a investigarme, diciéndome que si colaboraba con ellos no me hacían nada. Me dijeron: De aquí esta noche no se nos vuela. Tiene plazo una hora para que decida, tiene una hora de vida, tiene una hora para que se defienda, haga lo que pueda porque no tiene más tiempo. Diga si quiere seguir viviendo o se quiere condenar a la muerte. Una hora y no más.


Si no colabora lo llevamos para las autodefensas, eso me decían los mismos militares. Más adelante me pusieron en cuclillas con las manos en el cuello y me recogían a patadas; esos puntapiés los recibía en mis riñones, por eso es que estoy enfermo de los riñones. Una vez me daban patadas me decían: Vamos a evitar la muerte si colabora con nosotros, sino colabora con nosotros, no solamente le vamos a hacer lo que le estamos haciendo, sino que es a matar, cuenta con los últimos minutos. Decida.


Me daban un receso, un descanso para haber que decía. Yo les decía: No puedo hacer más nada, porque nada sé de lo que ustedes me acusan. No soy guerrillero, no soy miliciano, soy un hombre trabajador, estoy recién llegado a esta tierra, no vine en busca de la guerrilla, me vine en busca de futuro, de un porvenir, de unas tierras para yo trabajar y ver por esta familia que tengo.


Luego, me dieron más patadas, me pusieron una bomba al pie de la boca y amenazaban con reventarla, después me pusieron un fusil en la frente, después me hicieron poner las dos manos contra un barranco para dizque colocarme un tiro en la cabeza y colocaban el fusil contra mi cabeza.


Como vieron que no cantaba nada a pesar de todas esas torturas, se dieron cuenta que no consiguieron nada de mí, me dijeron: De esta se libra pero más adelante, en cualquier retén que nosotros tengamos en la carretera, ahí tiene que caer usted y ahí lo desaparecemos.


En vista de eso, no pude volver a salir a Chaparral durante tres meses me quedé quieto para evitar esa mala suerte. Luego, me hicieron firmar un papel donde yo decía que me habían tratado bien. Decía: Yo fulano de tal identificado con la cédula de ciudadanía número tal hago constar que he tenido buen trato por parte de la fuerza pública (Ejército Nacional). Firmé de miedo porque tenían un fusil apuntándome. Pensé: Negarme no tiene sentido, estos bandidos me matan. Diré que me tocó firmar a la fuerza para que no me mataran. Si no hubiera firmado me matan esa noche porque yo estaba solo en mano de ellos.


Luego, me dijeron que me fuera para la casa. Les dije: No me voy solo porque ustedes me hacen un tiro por detrás y sacan el cuento que fue que yo arranqué a correr. Así como me trajeron de la casa, así mismo me llevan y me dejan donde mi familia. De lo contrario, de aquí no me voy. Entonces, me mandaron con dos soldados para que me llevaran a la casa.


El ejército nacional estuvo ocho días supuestamente guardiándome; se presentaron combates en la zona y aproveché para desplazarme de la región. Entonces comenzaron a amenazar a mi mujer diciéndole que la iban a matar con hijos y todo, sino decía dónde estaba yo. Me tocó retirarme y enviarle economía a ella y a mis hijos. Lo hice para evitar ser asesinado.


-         ¿Por qué cree usted que lo perseguían con tanta fiereza esos militares?


Esa persecución comenzó desde una movilización que hicimos en el municipio de Icononzo (Tolima). De ahí para acá, el sargento  Mateus me montó la persecución yendo hasta el cañón de las Hermosas en el municipio de Chaparral.


-         ¿De qué lo acusaban los militares?


Me acusaban de guerrillero y después de miliciano. Jamás he sido guerrillero, jamás he sido miliciano. He sido es un político, un sindicalista defensor de la clase trabajadora.


-         ¿Dispuesto a morir siendo revolucionario?


Siento esa firmeza. No me cambio por nada, porque vale más mi pueblo y yo no traiciono a mi pueblo, no traiciono los intereses de mi pueblo, de los campesinos. Eso me duele quizás tener que cambiar, mentir o hacer matar o ayudar a matar o ayudar a torturar a campesinos. No lo hago, no lo haré, mi conciencia no es para eso, así muera pobre, pero muero fiel a la causa revolucionaria, sino les puedo ayudar, no les hago mal.


-         ¿Qué piensa usted del Partido Comunista Colombiano?


Pienso del Partido Comunista que es la única fuente de organización que orienta los cambios de las estructuras económicas, políticas y sociales de nuestro país y es el único que defiende los intereses de todas las clases trabajadoras y del pueblo colombiano y orienta la paz que nosotros tenemos que tener en nuestro país.


-         Finalmente, ¿Cuál es su opinión sobre los diálogos de la Habana entre las Farc – Ep y el gobierno Santos?


Pues yo lo que opino es que las cosas parecen no tener un buen resultado, porque el gobierno de Santos no está haciendo lo que tiene que hacer; el gobierno de Santos debería de pautar una tregua bilateral, donde esté comprometido el mismo gobierno, donde esté comprometida la fuerza pública a cesar el fuego y a cesar la guerra, porque esta paz no es solamente de la guerrilla, es que no es solamente la guerrilla la que debe de cesar la guerra, es el gobierno colombiano y son las mismas fuerzas armadas del Estado las que también deben parar la guerra, porque la guerra no es solamente militar, es una confrontación ideológica, política y militar, la que se está dando y se está desarrollando  en nuestro país. 

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