viernes, 6 de marzo de 2015

La estrategia de los enemigos de la paz en Colombia


Por Nelson Lombana Silva

La emisora Ondas de Ibagué nos invitó ayer a un debate sobre el tema de la paz y los diálogos de la Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el gobierno del presidente Juan Manuel Santos Calderón. El programa fue conducido por el periodista René Rodríguez. Alternaron con nosotros dos pesos pesados del Centro Democrático en el Tolima: El ex parlamentario Gustavo Ramos Arjona y el pre candidato a la alcaldía de Ibagué por esta corriente de extrema derecha, Emmanuel Arango.



Varias cosas salen a flote después del agrio debate que se prolongó por sesenta minutos en horario de gran audiencia, según los entendidos. De un lado, la forma cicatera como los medios masivos vienen informando sobre el proceso de paz; vienen más desinformando que informando, tomando abiertamente partida a favor de los intereses de la clase dominante. Solo circula por allí, realmente una sola versión.


Desde ese punto de vista, resulta meritorio el interés que ha mostrado el periodista René Rodríguez en su programa por debatir el proceso más importante del momento no solo para Colombia sino para Latinoamérica.


Sin lugar a dudas el uribismo no tiene otro discurso que el belicismo y así haya moderado su discurso en su forma de plantearlo, la esencia es la misma. Los uribistas repiten maquinalmente el discurso del pequeño Hitler, sin quitarle una coma. No admiten la tozudez de los acontecimientos, ni las torpezas anacrónicas del senador del Ubérrimo.


Ha modificado la estrategia. Ya no se va directamente lanza en ristre contra el proceso de paz ni los diálogos de la Habana, ahora finge estar de acuerdo con la paz bajo una serie de condicionamientos que raya en la estupidez. Su actitud es cantinflesca: “Paz sí, pero no; no pero sí”. Una especie de sofista de pueblo para engañar incautos y desinformados.


Trata por todos los medios de sembrar la duda con el mismo sonsonete de que la guerrilla debe entregar las armas sin contraprestación alguna. No admite que hay un acuerdo firmado que habla de dejación de armas. Admite a regañadientes el avance del proceso y trata de presentarse  diferente a Santos.


Gustavo Ramos Arjona – por ejemplo – tuvo el cinismo de decir que Uribe tenía la guerrilla derrotada y Santos la ha oxigenado. Al respecto, hicimos algunas precisiones: Santos y Uribe son caras de una misma moneda. Si fuera cierto que Uribe tenía derrotada la guerrilla, ¿Por qué dedicó los últimos meses de su nefasta administración a coquetearles? En segundo lugar, si fuera cierto que era inminente su derrota el gobierno Santos no se hubiera embarcado en esa empresa de paz que avanza a pesar de la inmensa debilidad del presidente de la república. Nadie hace pacto con otro que está derrotado, sencillamente lo somete.


Emmanuel Arango, hijo de Enrique Arango ex militante del M – 19, se fue por la parte jurídica y anotó jugosa información sobre el estatuto de roma. Según su parecer, es un exabrupto supremamente peligroso la afirmación de la guerrilla de que no pagaría un día de cárcel. Según él, aquello es un desafío contra el orden institucional y la misma norma internacional.


Es decir, un tema que es político convertirlo en tema jurídico. Como dice el dicho: Por más que se disfrace la mona, mona se queda. Por más que hable el uribismo de paz de dientes para afuera, su esencia casi que “natural” es la conflictividad, la violencia. Le dijimos que Uribe estaba acorralado. Ni siquiera el sanguinario George W. Bush quiso recibirlo en su reciente fracasada gira, en cambio el presidente Barack Obama como respuesta nombra a su representante para monitorear de cerca estos diálogos. “No se quiere admitir – dijimos – que Uribe le fue en su gira belicosa por Estados Unidos más mal que los perros en misa”.


Uribe y su patota tratan de disfrazarse de pacifistas para engañar a la opinión pública, pero ni ellos mismos internamente se creen ese cuento. El uribismo no sabe hablar de paz. Es torpe. Solo sabe hablar de guerra, de violencia.


Planteamos que Santos no puede matar el tigre y asustarse con el cuero, debe hacer gestos mínimos de paz, salirle al paso a los enemigos del proceso dentro y fuera del gobierno, dentro y fuera del país, ahora que el pueblo colombiano, a pesar de la terrible incomunicación, ha venido entendiendo que la paz con justicia social es lo más importante. “Nosotros como pueblo – dijimos – no buscamos la pax romana, la paz de los sepulcros o paz de los vencidos, que es la paz que concibe la oligarquía, nosotros propugnamos por la paz con justicia social, es decir, la paz con reformas profundas y concretas”.


“¿Quién blinda este proceso? Este proceso lo blinda el pueblo con la movilización, la organización y la presentación de propuestas. A nuestro criterio consideramos que todavía no se podría hablar de irreversibilidad, pero sí es un proceso que viene avanzando sustancialmente”, agregamos como síntesis.


Hay que socializar el proceso, los puntos de acuerdo, las divergencias. Es el único camino para echar para atrás a esos charlatanes que siendo lobos de la guerra se disfrazan de ovejas dóciles para engañar incautos. Hay que desenmascarar a esos personajes de marras como el señor Uribe y su patota.



Así aprovechamos el espacio para dejar inquietudes.




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