martes, 9 de julio de 2024

El secreto del éxito en el trabajo en grupo

Gráfica : Otro mundo es posible 

 Por Nelson Lombana Silva

¿Qué hace exitoso el trabajo en grupo? Ha sido una pregunta que siempre me hecho, me hago y, seguramente me seguiré haciendo. No resulta fácil responder por la complejidad que caracteriza al ser humano. El hombre, es una de las especies más complejas que habita el planeta tierra, está pletórico de contradicciones.

Es un ser insatisfecho, todos los días se está haciendo, negando lo logrado hasta ahora y escrutando nuevas perspectivas. Es un ser dialéctico, dinámico, lleno de sueños, defectos y cualidades. Sabe que tiene razón de ser solamente en función social, sin embargo, se empecina en navegar en el mar hirsuto del individualismo, personalismo y egoísmo. Inventa regímenes inhumanos, regímenes que lo convierten en lobo de la misma especie humana, caso concreto:  El sistema capitalista.  

No contento con ello, inventa dioses, religiones y sectas para dividirse; al calor del sistema imperante desarrolla vicios terribles como la envidia o el principio maquiavélico que sostiene que el fin justifica los medios, etc. Hace camino el dicho: “Sálvese quien pueda”.

La economía de mercado (neoliberalismo) impone como religión la competencia. Renato Descartes explicaba su teoría sobre la dualidad, afirmando: “Pienso, luego existo”. El neoliberalismo afirma: “Compito, luego existo”. ¿Y quiénes pueden competir? Los más fuertes, los débiles estamos condenados al naufragio, al fracaso. ¿Habrá competencia entre la riqueza de Carlos Ardila Lule y la riqueza del méndigo del barrio más humilde de las grandes urbes? ¿El primero estará interesado en hablar con el segundo?

¿Cómo alcanzar el éxito?

En este mundo tan confuso y tan real, la pregunta elemental es cómo alcanzar el éxito, cómo salir adelante, cómo ser triunfador. El éxito será real mediante la unidad y el reconocimiento mutuo de la condición antropológica del ser humano. No hay otra alternativa. Implica lucha frontal para combatir la estructura y la superestructura del capitalismo, construyendo un sistema donde el eje central sea el ser humano. Un sistema en cual nos podamos mirar directamente, sin el brillo macabro del interés personalista. Un sistema en el cual brille la capacidad de asombro y el ser humano sea mirado como ser humano y no un simple objeto de uso como sucede en este sistema. Si tiene mil millones de pesos, eso vale: Mil millones de pesos, será un “don” al que hay que venerarlo, no importa que sea un criminal, un inmoral, un lobo del hombre mismo. Si es un nadie a pesar de tener títulos, ética y moralidad a toda prueba, será eso, un “don nadie”.

Romper la ideología de la clase dominante es el camino expedito hacia el éxito. Esto no sucederá cuando un hermano de clase asume un carguito de responsabilidad y sin escrúpulo se avergüence de su clase y se vuelva más dictador que el mismo dictador. Se crezca y desconozca la clase social con la cual se ha comido las verdes y las maduras. Se vuelva tan tirano como el patrón.

También se rompe esa ideología cuando se aprende a trabajar en grupo, respetando la diversidad de criterios. No es que uno ceda ante el otro. De eso no se trata. Se trata que ambas partes respeten sus espacios, exista confianza, buena comunicación, crítica y autocrítica para asumir los errores y corregirlos. La fórmula es clara: Elogiar en público y criticar en privado. Criticar no es flagelar, menos ridiculizar al otro; criticar es reafirmar la condición antropológica del ser humano como ser social, no como individuo.

Tener una especie de reglamento para dirimir las contradicciones, reglamento en el cual se destaquen el argumento, la verdad y el espíritu conciliador, la disciplina y el propósito de mejorar. No desautorizar al otro en público. Fortalecer la disciplina en cualquier empresa por pequeña que sea. La unidad familiar tiene éxito cuando papá y mamá están unidos para orientar a sus hijos. Si el papá dice una cosa y la mamá otra, el fracaso en la crianza es una especie de crónica anunciada. La unidad es el camino. He ahí, el secreto para crecer y conservar la armonía. Si el jefe del grupo tiene “privilegiados” el fracaso es obvio; si no se preocupa por enseñar con el ejemplo, el descalabro es aún mayor. Aclimatar el buen ambiente en una empresa es un compromiso de todos. Sin embargo, algunos tienen más responsabilidades que otros.

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