Por Agamenón
En unas elecciones tan trascendentales para el Pacto Histórico, el gobierno nacional del cambio que lidera Gustavo Petro Urrego y el proceso revolucionario que vive Colombia, los Jaramillo se rajaron de cabo a rabo en el Tolima, como diría el laureado escritor colombiano Gabriel García Márquez.
Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, mal asesorado y haciendo alarde de su personalismo recalcitrante, poco y nada hizo por construir la unidad al interior del Pacto Histórico con fuerzas afines a este proyecto político que espera salir robustecido en estas elecciones en el país el próximo domingo 29 de octubre. Seguramente, se repetirá la historia en este departamento por culpa del actual ministro de salud.
Por su parte, su hermano Mauricio Jaramillo Martínez, irresponsablemente se postula para gobernador del Tolima, a sabiendas que estaba inhabilitado. Impidió fraguar una candidatura unitaria que permitiera hacerle oposición a la candidatura de la extrema derecha. Como dijera el emperador romano Julio Cesar: “La suerte está echada”.
Ante esta compleja situación, la dirección regional del Partido Comunista Colombiano, ha orientado a la militancia votar para gobernación en blanco. Al parecer no hubo tiempo para conversar con otros candidatos como el escritor William Ospina, que también aspira llegar a la gobernación. Este candidato que nunca ha ocultado su admiración por el sanguinario ex presidente Álvaro Uribe Vélez, poca receptividad ha tenido en la comunidad tolimense, según los sondeos de opinión.
Esta campaña electoral pasará a la historia como una campaña repleta de incertidumbre y vaivenes inciertos, donde muchos candidatos del Pacto Histórico no pudieron participar para el concejo o las juntas administradoras locales (Jal), porque el aval no les llegó oportunamente. Todo esto quedará para el balance, el cual deberá ser crítico, autocrítico y propositivo, donde cada quien asuma su grado de responsabilidad.
En esas condiciones, el pueblo tolimense deberá salir masivamente a votar por los candidatos populares, consecuentes con los intereses del pueblo y el proyecto que encarna el Pacto Histórico. Está la candidatura a la asamblea del Tolima, del compañero Enoc Capera Trujillo, marcado en el tarjetón con el número 60. Para votar por él, hay que marcar en el tarjetón Pacto Histórico y el número 60. Por este mismo movimiento está para la alcaldía de Ibagué, el joven Marco Emilio
Por su parte, su hermano Mauricio Jaramillo Martínez, irresponsablemente se postula para gobernador del Tolima, a sabiendas que estaba inhabilitado. Impidió fraguar una candidatura unitaria que permitiera hacerle oposición a la candidatura de la extrema derecha. Como dijera el emperador romano Julio Cesar: “La suerte está echada”.
Ante esta compleja situación, la dirección regional del Partido Comunista Colombiano, ha orientado a la militancia votar para gobernación en blanco. Al parecer no hubo tiempo para conversar con otros candidatos como el escritor William Ospina, que también aspira llegar a la gobernación. Este candidato que nunca ha ocultado su admiración por el sanguinario ex presidente Álvaro Uribe Vélez, poca receptividad ha tenido en la comunidad tolimense, según los sondeos de opinión.
Esta campaña electoral pasará a la historia como una campaña repleta de incertidumbre y vaivenes inciertos, donde muchos candidatos del Pacto Histórico no pudieron participar para el concejo o las juntas administradoras locales (Jal), porque el aval no les llegó oportunamente. Todo esto quedará para el balance, el cual deberá ser crítico, autocrítico y propositivo, donde cada quien asuma su grado de responsabilidad.
En esas condiciones, el pueblo tolimense deberá salir masivamente a votar por los candidatos populares, consecuentes con los intereses del pueblo y el proyecto que encarna el Pacto Histórico. Está la candidatura a la asamblea del Tolima, del compañero Enoc Capera Trujillo, marcado en el tarjetón con el número 60. Para votar por él, hay que marcar en el tarjetón Pacto Histórico y el número 60. Por este mismo movimiento está para la alcaldía de Ibagué, el joven Marco Emilio
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