martes, 15 de agosto de 2023

¿Para qué leemos?


 Por Nelson Lombana Silva

En Colombia poco se lee, hay una concepción de la lectura superficial, banal, superflua y muchos creen que es simple negligencia de la persona, que no ha podido descubrir su importancia, su valor.

“La manera de mi padre castigarme era mandándome para la biblioteca  o poniéndome a leer un libro voluminoso de ciencia, con unos términos rebuscados que desconocía su significado. Me ponía a recitar trozos y ahí, que no respondiera, se ponía furioso recorriendo la casona lanzando improperios”, comenta Luis de profesión médica y agrega: “Realmente, no sé cómo no mató la vocación por la lectura que desarrollé terminando el bachillerato y durante la vida universitaria”.

Nohora, agente de seguridad, comenta: “No me fue fácil comprender la importancia de la lectura, la consideraba una mamadera de gallo y una pérdida de tiempo. Los que leen son “cocacolos”, perezosos y sin oficio”, pensaba.

La lectura ha tenido muchos enemigos, pero hay uno fundamental, central y definitivo: El sistema capitalista. En este sistema hay dos clases sociales bien definidas: La clase dominante y la clase dominada. La primera es minoría pero, gracias al poder económico y político, define el futuro de la segunda. Ésta impone su cultura, sus costumbres a la fuerza, su ideología. La segunda, repite maquinalmente y acoge como dogma la imposición. Cuando decide romper con ese dominio asfixiante se hace a través de una revolución, toda vez que revolución significa cambio, rebeldía, libertad y justicia social.

Esa clase dominante, no está interesada en que la clase dominada lea, se instruya y se quite la venda de sus ojos. La prefiere analfabeta, porque así, resulta más fácil de manipular, engañar y explotar. Una mentira cala más fácil en una persona “ciega”, es decir, sin conocimientos. Eso es lo que ha hecho el uribismo para sostenerse en el poder: Analfabetismo, mentira y miedo. En el analfabeta fácilmente cunde el miedo, es más crédulo, no tiene capacidad de análisis crítico. Como dijo un líder campesino de Anzoátegui (Tolima): “Se come el hilo y la carreta sin ningún problema”.

La gran sospecha entonces, es que hay una clase social empecinada en que la otra no lea, para así poder imponer su dominio imperial y hacer que esa clase no piense, ni proteste, permanezca de espaldas a la realidad y que toda su aguda problemática sea considerada como simple designio sobrenatural. Los obstáculos son muchos, pero ya sospechamos, son a propósito de alguien que manipula hábilmente desde la penumbra.

Leemos entonces para aprender, mejorar la vida individual y social, ser más persona, ser portador de conocimientos, aprender a resolver las dificultades, ser feliz y humano; también a vivir en comunidad, recuperar la capacidad de asombro, sentir como propio el dolor ajeno, hacer brillar la solidaridad y el internacionalismo proletario. Leemos para ser diferentes, humanos y seguros del futuro en comunión, para ser libres…  

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