El trabajo activo, permanente y silencioso que vienen desarrollando las bibliotecas públicas de la ciudad musical de Colombia, Ibagué, organizadas en la Red Municipal de Bibliotecas Públicas de esta ciudad capital tolimense, va dejando sus frutos, pero también profundas satisfacciones en quienes tenemos el privilegio de desarrollar esta noble e importante actividad, tanto en la parte urbana como rural.
La tarea no es fácil. Es dispendiosa, pero muy emocionante. Acercar el lector al libro en los actuales momentos con el aspaviento mediático y la deshumanización reinante propia del modelo neoliberal, que cosifica al ser humano, exige mucha fortaleza, insistencia y persistencia.
Hay la necesidad de armar estrategias para cumplir con este cometido. En eso la Red ha sido sabia, porque ha entendido que esta misión, será fructífera en la medida en que tenga un plan bien definido y unas formas convincentes de llegarle al potencial lector, porque la idea no es imponer, sino convencer. Yo siempre le digo a los que visitan la biblioteca Cañón del Combeima, ubicada en el corregimiento de Villa Restrepo: “Aquí, hay plena libertad, siéntase libre como el viento”.
El trabajo que viene desarrollando el grupo de bibliotecarios es extraordinario, quizás no da para titulares de primera plana de los periódicos y radio periódicos que viven del sensacionalismo, pero sí da buenos réditos en la lucha por la construcción de una nueva sociedad fundamentada en los valores humanos, en la convivencia y en la paz.
Ayer, que tuvimos el privilegio de trabajar con la compañera Nayi Carolina Molina, directora de la biblioteca Combayma del corregimiento de Juntas, Cañón del Combeima, en la hermosa escuela Olaya Herrera de la vereda Llanitos, con los niños y niñas de primero, tuvimos un cúmulo de sorpresas maravillosas: Una niña de seis añitos, nos recibe con una flor y un abrazo. Durante la lectura del cuento, que trataba de los animales, un niño de siete años, se pone en pie y dice con qué seguridad: “Yo no estoy de acuerdo con matar los animales”.
¡Carajo!, una afirmación de esta naturaleza, eriza la piel, como suele decir cierto personaje de la farándula. El día anterior, desarrollando esta misma actividad, en la escuela Nicolás Esguerra, vereda Pastales, y el grupo en su totalidad, dice: “Profesor, no queremos que usted nos lea el cuento, lo queremos leer nosotros”. Fue algo sorprendente en niños de tercero.
Pero, volviendo a la actividad de ayer en la escuela Olaya Herrera, la profesora destaca la actividad, no solo la lectura en dúo que hicimos con la colega Nayi Carolina Molina, sino la participación activa de los niños en esta actividad y en la manualidad con plastilina que desarrollamos en este espació. “Muchas gracias – dijo la docente – las puertas están abiertas para estas actividades tan bonitas”. Los pequeñitos no se quedaron atrás. Un sonoro aplauso y la pregunta acuciosa: “¿Cuándo vuelven?”
Como dijimos al principio: La tarea es dispendiosa, pero vale la pena, por cuanto estamos silenciosamente contribuyendo en la construcción de una sociedad crítica, autónoma y propietaria de su propio destino. La persona que no lee es ciega, no sabe de dónde viene, cuál es sumisión y para dónde va. En cambio, una persona que lee es alegre, segura, humana, progresista, optimista, democrática, participativa y pacífica. Entiende perfectamente que somos diversos y que hay que vivir en comunidad, respetando las diferencias, los distintos puntos de vista.
Los bibliotecarios y las bibliotecarias no estamos haciendo poca cosa, porque estamos comprometidos con el presente y con el futuro. He ahí, el gran interés que nos anima que los padres de familias, los líderes y lideresas populares, ayuden a fomentar el amor por la lectura. El libro es el mejor amigo del ser humano, no miente, ni engaña, enseña la superación y el cambio hacia un mundo posible. Así, pues, sigamos en la tarea, superemos las dificultades, corrijamos lo que haya que corregir y avancemos, aprovechemos que la red es una red, quizás una de las más capacitadas a nivel nacional, con unas ganas inmensas de hacer las cosas bien hechas.
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